Los refugiados de paso ahogan Hungr¨ªa
Cinco centros les acoger¨¢n hasta que sus peticiones de asilo sean respondidas
El principal centro de registro de migrantes de Hungr¨ªa estaba ayer ¡°desbordado¡±, seg¨²n ACNUR, la agencia de la ONU de ayuda a los refugiados. El campo, que tiene capacidad para unas 1.000 personas, hab¨ªa superado ya las 3.000, tras la llegada masiva de los ¨²ltimos d¨ªas, sobre todo de refugiados sirios. Las autoridades h¨²ngaras han inundado el recinto con unas 200 tiendas de campa?a militares ¡ªcaracter¨ªsticas por sus dimensiones y su color verde¡ª con capacidad para 10 camas cada una. En ellas, los reci¨¦n llegados que soliciten asilo no podr¨¢n pasar, por ley, m¨¢s de 36 horas antes de ser trasladados a cinco campos de refugiados repartidos por todo el pa¨ªs. All¨ª esperar¨¢n a que la Administraci¨®n h¨²ngara conteste a sus peticiones de asilo.
En la tarde de ayer, 10 camiones del Ej¨¦rcito ya hab¨ªan llegado a la zona fronteriza entre Hungr¨ªa y Serbia por donde hab¨ªa entrado horas antes centenares de migrantes, cerca de la localidad de R?szke. Se sumaban a los agentes de polic¨ªa que, con la ayuda de un helic¨®ptero, tratan de sellar el paso. Una valla, repleta de cuchillas y de metro y medio de alto, est¨¢ desplegada a lo largo de los 175 kil¨®metros de frontera con Serbia, pero a¨²n existen reductos, como el de R?szke, que permanecen abiertos por obst¨¢culos como las v¨ªas del tren. El Gobierno del ultraconservador V¨ªktor Orban, no obstante, quiere acelerar la construcci¨®n y cerrar la frontera completamente a final de semana.
El sol apretaba ayer fuerte en esta estepa fronteriza rodeada de los campos de ma¨ªz que est¨¢n dando de comer estos d¨ªas a los migrantes. Muchos de ellos, una vez han conseguido dar el salto desde Serbia, tuvieron que esperar durante horas bajo ese sol abrasador antes de ser trasladados al centro de registro. Sin agua y sin comida, ancianos y beb¨¦s se refugiaban bajo unos r¨²sticos toldos improvisados con palos, ramas secas y pa?uelos de mujer.
Traslados en tren
¡°?Cu¨¢ndo viene la polic¨ªa?¡±, chillaba sin cesar una joven siria. Estaba tumbada en el suelo, a la sombra de uno de los coches de la prensa internacional. ¡°Mi pierna ya no se mueve, llevo caminando m¨¢s de 24 horas¡±, lamentaba entre llantos de desesperaci¨®n. Las l¨¢grimas quedaban marcadas en su cara por el barro y el polvo acumulado despu¨¦s de m¨¢s de un mes de traves¨ªa. ¡°En 10 minutos vendr¨¢ el autob¨²s¡±, contestaba impasible uno de los pocos agentes que vigilaba la zona. El autocar tard¨® m¨¢s de tres horas.
Ya a las afueras del centro de registro de R?szke, donde no cab¨ªa ni un alfiler, una ciudadana alemana que prefiere no dar su nombre ¡ª¡°por seguridad¡±¡ª esperaba a un amigo sirio. ¡°Hace dos d¨ªas que no s¨¦ nada de ¨¦l y he decidido venir conduciendo [desde Alemania] para llev¨¢rmelo conmigo¡±, explicaba. Ayer no le dejaron entrar al centro.
Unas 700 personas que durante las ¨²ltimas 36 horas han cruzado ilegalmente la frontera con Serbia?fueron trasladadas ayer desde el centro de registro hasta la estaci¨®n de tren de Szeged, a 15 kil¨®metros de distancia. All¨ª, las autoridades magiares fletaron un tren de refugiados que ser¨¢n repartidos por los cinco centros antes citados. ¡°All¨ª esperar¨¢n al asilo, cuando lo obtengan, se podr¨¢n ir donde quieran¡±, explica la voluntaria Petra Pom¨¢zi. Muchos de ellos, sin embargo, creen que el per¨ªodo de espera se alargar¨¢ durante m¨¢s de un a?o y no est¨¢n dispuestos a esperar.
Justo antes de entrar al tren, una veintena de voluntarios de una ONG local repart¨ªan un sandwich y una botella de agua por persona. La organizaci¨®n tambi¨¦n ha levantado una caba?a de madera donde los inmigrantes y refugiados pueden acceder a Internet y cargar sus m¨®viles. Como M., que no quiere dar su nombre completo para que en su siguiente destino no le reconozcan. Es de Bangladesh y, aunque tiene 30 a?os, a la polic¨ªa le ha dicho que naci¨® en 1998. Ha dejado a sus ocho hermanos en el pa¨ªs asi¨¢tico y, tras ocho meses de tr¨¢nsito por Ir¨¢n, Turqu¨ªa, Grecia, Macedonia y Serbia, al fin ha llegado a la Uni¨®n Europea. Ayer por la ma?ana se sent¨ªa ¡°muy contento¡±, no solo porque por fin pudo asearse en unas fuentes m¨®viles que los voluntarios han instalado fuera de la estaci¨®n de Szeged, sino porque su m¨®vil ha conseguido conectarse por primera vez a Internet y piensa que ¡°pronto¡± podr¨¢ comunicarse con sus amigos. ¡°Me esperan en N¨¢poles¡±, dijo.
Recelos de los lugare?os
La masiva llegada de inmigrantes y refugiados tambi¨¦n despierta recelos entre los h¨²ngaros. ¡°Estoy de acuerdo en que busquen una mejor vida, pero no aqu¨ª, no de esta manera¡±, declaraba Erika, de 28 a?os y trabajadora en una cafeter¨ªa cercana a la estaci¨®n. Los sirios que huyen de la guerra son mejor aceptados en general que los llegados de Eritrea, Somalia, Sud¨¢n, Irak, Pakist¨¢n, Bangladesh o, incluso, Afganist¨¢n. ¡°En esos sitios no hay guerra. Vienen a quitarnos nuestra seguridad social¡±, afirmaba Zsolt Dobi, de 42 a?os, rapado y de ojos azules, miembro de Jobbik, partido ultraderechista y socio de Gobierno del primer ministro V¨ªktor Orban. Un grupo de afganos insist¨ªa: ¡°Huimos de los talibanes. No son buenos¡±.
Dobi dijo sentirse ¡°un turista¡± en su propio pa¨ªs. ¡°Europa es cristiana y al final nos invaden los musulmanes¡±, sentenci¨®. ¡°?Por qu¨¦ tienen que venir por aqu¨ª? La valla de espino deber¨ªa ser mejor y mucho m¨¢s grande¡±, a?ad¨ªa. ¡°Hay que sacar al Ejercito y llevar a gente armada para que amenacen, sin disparar, a todo el que quiera entrar en Hungr¨ªa¡±, susurraba en una esquina de la estaci¨®n.
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