Estados Unidos quiere reforzarse en el ?rtico ante el empuje ruso
Obama insta al Congreso a aprobar la construcci¨®n de nuevos rompehielos
Estados Unidos quiere recuperar el terreno perdido ante Rusia en el ?rtico. El presidente Barack Obama aprovech¨® este martes una visita a Alaska para pedir al Congreso la construcci¨®n de barcos rompehielo, necesarios para garantizar la presencia estadounidense en la regi¨®n. EE UU tiene dos rompehielos operativos; Rusia, 40. Los pa¨ªses de la regi¨®n buscan el control de la soberan¨ªa y los recursos naturales. El cambio clim¨¢tico reduce la superficie helada y abre m¨¢s rutas. El ?rtico se ha convertido en el escenario de la tensi¨®n geopol¨ªtica.
Obama es el primer presidente estadounidense en visitar el ?rtico de EE UU, que engloba una parte de Alaska. El primer presidente en viajar a Alaska fue William G. Harding, en 1923.
¡°Lleg¨® aqu¨ª en respuesta a un declive alarmante de los recursos pesqueros¡±, dice por tel¨¦fono Michael Hawfield, profesor de historia en la Universidad de Alaska-Anchorage. La agenda de Harding era similar a la del actual presidente: el medioambiente. Si a Harding le preocupaba la pesca, el objetivo de Obama es llamar la atenci¨®n sobre el cambio clim¨¢tico.
Uno de los efectos de ¨¦ste es el deshielo de las aguas polares. El deshielo facilita el tr¨¢nsito mar¨ªtimo y realza el inter¨¦s comercial y geopol¨ªtico en una zona cerrada hasta hace poco al tr¨¢fico y lejos de las prioridades de la pol¨ªtica exterior de la primera potencia.
Donde confluyen Rusia y Am¨¦rica
Alaska, con 736.000 habitantes, es el mayor Estado de EE?UU y el m¨¢s cercano a Rusia: 4 kil¨®metros separan una isla rusa y otra estadounidense en el estrecho de Bering.
EE UU compr¨® Alaska a Rusia en 1867 por 7,2 millones de d¨®lares. En 1959 se convirti¨® en Estado, el n¨²mero 49. Le sigui¨® Haw¨¢i, donde naci¨® Barack Obama.
Alaska depende del petr¨®leo y la pesca. Tambi¨¦n de los subsidios federales. La visita de Obama realza su papel en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y su posici¨®n geoestrat¨¦gica.
En 2013, la Casa Blanca public¨® su Estrategia nacional para la regi¨®n del ?rtico. El documento establece como prioridades la ¡°promoci¨®n de los intereses de seguridad de Estados Unidos¡±. Esto incluye el apoyo a actividades cient¨ªficas y de seguridad y la defensa nacional.
Desde el final de la Guerra Fr¨ªa, el esp¨ªritu de cooperaci¨®n ha prevalecido entre los pa¨ªses de la regi¨®n, agrupados como miembros permanentes del Consejo del ?rtico: EE UU, Canad¨¢, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia.
Pero el deterioro de las relaciones a ra¨ªz del conflicto en Ucrania que se vive entre EE UU y la UE, por un lado, y Rusia, de otro, ha sembrado la desconfianza. Los socios occidentales han impuesto sanciones a Rusia y la mayor¨ªa ha suspendido las relaciones militares. En los ¨²ltimos meses se han producido desplantes en algunas reuniones del grupo.
Expresiones como ¡°la Guerra Fr¨ªa del ?rtico¡± se escuchan en Washington. El nuevo tel¨®n de hielo ¡ªjuego de palabras con el metaf¨®rico tel¨®n de acero que dividi¨® Europa durante la Guerra Fr¨ªa¡ª es el t¨ªtulo de un informe del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos e Internacionales (CSIS, en sus iniciales inglesas), un referente en materia de seguridad nacional. El informe compara la militarizaci¨®n del ?rtico impulsada por el presidente ruso Vlad¨ªmir Putin con el ?rtico rojo, la exploraci¨®n del norte ruso durante los a?os treinta en la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Stalin.
En la competici¨®n por el nuevo ?rtico, Washington se siente en desventaja. Los nuevos rompehielos de la Guardia Costera no cambiar¨¢n los equilibrios, pero permitir¨¢n que EE UU act¨²e durante todo el a?o en el Oc¨¦ano ?rtico. Obama pide dinero al Congreso para adelantar la construcci¨®n de un barco de 2022 a 2020 y construir otros nuevos.
¡°Ni siquiera jugamos en la misma liga que Rusia. No estamos jugando el mismo juego¡±, dijo hace unos meses el almirante Paul Zukunft, comandante de la Guardia Costera.
¡°Es el mayor refuerzo militar ruso desde la Guerra Fr¨ªa¡±, dijo a los periodistas el gobernador de Alaska, Bill Walker, que el lunes viaj¨® desde Washington con Obama en el Air Force One. ¡°Est¨¢n reabriendo diez bases y construyendo cuatro m¨¢s, y aqu¨ª estamos nosotros, en medio del charco, y nos sentimos un poco inc¨®modos¡±.
Obama exhorta en Alaska a luchar contra el cambio clim¨¢tico
Alaska, el Estado m¨¢s grande de EE UU, es por unos d¨ªas un gran plat¨®, el marco visual que el presidente Barack Obama ha elegido para lanzar a su pa¨ªs y al mundo un mensaje de urgencia: si no se act¨²a r¨¢pido contra el cambio clim¨¢tico, cuyos efectos son especialmente visibles en esta regi¨®n, ser¨¢ demasiado tarde.
Obama concluye el mi¨¦rcoles una visita de tres d¨ªas que le ha llevado a glaciares, pueblos ind¨ªgenas castigados por la erosi¨®n, puertos pesqueros e incluso a un programa de supervivencia en televisi¨®n. A tres meses de la conferencia de Par¨ªs sobre el cambio clim¨¢tico, el presidente de EE?UU ha admitido la responsabilidad de su pa¨ªs en el calentamiento del planeta, ha explicado los compromisos de EE UU para reducir las emisiones contaminantes y ha instado al resto de pa¨ªses a unirse en ¡°un desaf¨ªo que definir¨¢, de forma m¨¢s dram¨¢tica que ning¨²n otro, los contornos de este siglo¡±.
¡°El cambio clim¨¢tico ya no es un problema lejano. Est¨¢ ocurriendo aqu¨ª. Est¨¢ ocurriendo ahora¡±, dijo en Anchorage, la principal ciudad del Estado y primera escala del viaje. Desde 1979, dijo Obama, el hielo mar¨ªtimo de verano ha retrocedido m¨¢s de un 40% y las temperaturas del ?rtico crecen dos veces m¨¢s r¨¢pido que la media global.
El presidente dibuj¨® un paisaje apocal¨ªptico. ¡°Si las tendencias contin¨²an, no habr¨¢ ninguna naci¨®n de la Tierra que no sienta el impacto negativo¡±, dijo. ¡°La gente sufrir¨¢. La econom¨ªa sufrir¨¢. Naciones enteras tendr¨¢n problemas severos. M¨¢s sequ¨ªa, m¨¢s inundaciones, niveles del agua crecientes, grandes migraciones, m¨¢s refugiados, m¨¢s escasez, m¨¢s conflicto¡±. Pero en Estados Unidos las pol¨ªticas medioambientales topan con resistencias y algunos l¨ªderes del Partido Republicano cuestionan el papel humano en el cambio clim¨¢tico. Y en Alaska, que depende del petr¨®leo, una fuente de energ¨ªa contaminante, el presidente afronta algunos dilemas.
?C¨®mo combatir el calentamiento sin destruir la fuente de prosperidad del Estado? La respuesta de la Casa Blanca es ambivalente y ha suscitado cr¨ªticas de los ecologistas.
Obama ha fijado objetivos ambiciosos para reducir las emisiones, hasta un 28% en 2025 respecto a los niveles de 2005. Pero tambi¨¦n ha aprobado el permiso a la petrolera Royal Dutch Shell para que perfore en aguas de Alaska.
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