Dimite el presidente de Guatemala, implicado en un caso de corrupci¨®n
Una ola de indignaci¨®n popular fuerza la ca¨ªda del general Otto P¨¦rez Molina
La presidencia del general Otto P¨¦rez Molina ya es pasado. Tras una desesperada lucha por aferrarse al poder, el mandatario guatemalteco ha presentado esta madrugada su renuncia acosado por un imparable esc¨¢ndalo de corrupci¨®n. Sus enfebrecidos intentos para evitar su procesamiento, pese a las evidencias de que particip¨® en una gigantesca red de fraude aduanero, chocaron con un basti¨®n a¨²n m¨¢s poderoso: el repudio ciudadano. Una primavera popular que forz¨® al Congreso a retirarle la inmunidad y dar v¨ªa libre a la orden de captura dictada por un juez. Con su ca¨ªda, a tres d¨ªas de las elecciones presidenciales, Guatemala respira mejor y pone punto final al mandato de un hombre que pasar¨¢ a la historia por haber situado a un pa¨ªs entero en su contra.?
Durante las ¨²ltimas semanas, en un forcejeo ins¨®lito, el antiguo general de brigada ha dado la espalda al enorme clamor que sacude a la naci¨®n centroamericana, a las peticiones de la Fiscal¨ªa y la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad, y hasta a los ruegos de la Iglesia cat¨®lica. No le ha importado que la Corte Suprema avalar¨¢ su juicio pol¨ªtico, que su vicepresidenta fuese encarcelada o que seis ministros abandonasen su gabinete espantados por la podredumbre. A fuerza de mantenerse desesperadamente en el cargo, Molina, de 64 a?os, arrastr¨® a Guatemala a la mayor crisis pol¨ªtica en d¨¦cadas y se convirti¨®, con un 88% de rechazo en las encuestas, en el presidente m¨¢s repudiado de su historia democr¨¢tica. ¡°Su desafuero fue un golpe a la impunidad, pero tambi¨¦n a la ceguera y terquedad del presidente¡±, se?ala el analista Manfredo Marroqu¨ªn.
El torbellino ha tenido como punto de partida la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Las investigaciones de este organismo independiente, una suerte de fiscal¨ªa especial creada en 2006 con apoyo de la ONU, han quebrado el espinazo a un buen n¨²mero de estructuras mafiosas incrustadas en el aparato estatal. Uno de los ¨²ltimos esc¨¢ndalos correspondi¨® al Instituto Guatemalteco de la Seguridad Social, donde las autoridades, previamente sobornadas, adjudicaron los tratamientos de hemodi¨¢lisis a una empresa que incumpl¨ªa los requisitos. El resultado fueron una veintena de muertos y m¨¢s de un centenar de afectados graves. Toda la c¨²pula del organismo p¨²blico fue detenida, incluido el presidente del banco central de Guatemala. A esta sacudida le acompa?¨® otra a¨²n mayor en los servicios aduaneros. El CICIG y la Fiscal¨ªa destaparon en abril una gigantesca estructura paralela, conocida como La L¨ªnea, que, a cambio de fuertes pagos, permit¨ªa importar bienes burlando el pago de impuestos. Poco a poco emergi¨® que a la cabeza de la trama se encontraban, seg¨²n los investigadores, la vicepresidenta y antigua aspirante a Miss Guatemala, Roxana Baldetti, y por encima, el propio presidente. La bomba hab¨ªa estallado.
Bajo una enorme presi¨®n popular, la vicepresidenta renunci¨®, y la semana pasada ingres¨® en prisi¨®n por cohecho, fraude y estafa. Pero su encarcelamiento no logr¨® aplacar la indignaci¨®n ciudadana. Faltaba P¨¦rez Molina. Su figura, amarrada al m¨¢stil del poder, sufri¨® una erosi¨®n acelerada. En esta deriva, el presidente que un d¨ªa se present¨® como el hombre destinado a salvar un Estado fallido, se convirti¨® en su principal quebradero de cabeza. Hab¨ªa quemado todo su cr¨¦dito. A su alrededor ya s¨®lo revoloteaban los espectros de la corrupci¨®n y lo que es peor, de los a?os del genocidio, cuando bajo el nombre de mayor Tito Arias, dirig¨ªa un destacamento en el salvaje tri¨¢ngulo Ixil, en la provincia de Quich¨¦. El presidente, a la vista de todo un pa¨ªs, era el hombre a derribar. El Congreso, el mi¨¦rcoles pasado, no hizo m¨¢s que darle la puntilla. Luego sigui¨® su orden de captura y ya de noche su carta de renuncia dirigida al presidente del Congreso. Por la ma?ana, el general se dirigi¨® al juzgado a prestar declaraci¨®n. La posibilidad de que fuera encarcelado estaba sobre la mesa.?Sentado en el banquillo, con gesto duro, escuchaba las grabaciones telef¨®nicas presentadas como prueba incriminatoria contra ¨¦l. La sesi¨®n, transmitida al pa¨ªs por televisi¨®n, era la demostraci¨®n de una victoria, la de una ciudadan¨ªa indignada.
Los efectos de su derrota a¨²n est¨¢n por evaluar. Mientras el Ej¨¦rcito, esa eterna espada que pende sobre Guatemala, ha guardado silencio sobre su antiguo compa?ero de armas, en la calle se respiran momentos hist¨®ricos. El movimiento de protesta, entroncado gen¨¦ticamente con las revoluciones juveniles que han sacudido otros puntos del planeta, festeja como un triunfo la ca¨ªda del presidente. ¡°La gente se ha dado cuenta de que tiene derechos y puede exigir¡±, explica el analista H¨¦ctor Rosada.
En este ambiente, incluso las desprestigiadas elecciones presidenciales del domingo han recobrado inter¨¦s. En un pa¨ªs con un 25% de la poblaci¨®n en pobreza extrema y una tasa de homicidios 50 veces superior a la espa?ola, se vuelve a vislumbrar un h¨¢lito de esperanza.¡°Pero el descontento va m¨¢s all¨¢ del presidente. La oferta electoral es d¨¦bil y la protesta se puede reactivar en cualquier momento¡±, indica Marroqu¨ªn.
Los pr¨®ximos cap¨ªtulos de la historia son una inc¨®gnita. Los expertos consideran segura la apertura de juicio contra Molina. Y las elecciones del domingo, en primera vuelta, dar¨¢n los nombres de sus posibles sucesores. La toma de poder no se materializar¨¢ hasta el 14 de enero de 2016. Entretanto, el mando recaer¨¢ interinamente en el actual vicepresidente, Alejandro Maldonado, que ayer por la tarde prest¨® juramento ante el Congreso. A corto plazo, se abrir¨¢ un periodo de inestabilidad. Pero sea cual sea el desenlace del interinato, la ca¨ªda de P¨¦rez Molina ya no tiene vuelta atr¨¢s. Guatemala, en un gesto hist¨®rico, ha derribado a su propio presidente. Una nueva etapa se ha abierto.
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