Turmstrasse 21, la direcci¨®n m¨¢s buscada de Europa
Cientos de personas esperan d¨ªas ante la oficina de asilo en Berl¨ªn para iniciar un tr¨¢mite
Zoran, su esposa y sus dos hijas abandonaron Serbia hace una semana. Gracias al dinero ahorrado y pagado a un traficante que les ayud¨® a llegar a Berl¨ªn, llevan casi 48 horas esperando turno para ser inscritos como peticionarios de asilo. Mientras aguarda la vez, la familia de Zoran duerme, come y sue?a en un rinc¨®n del jard¨ªn que rodea una famosa dependencia oficial.
En un alem¨¢n primitivo, Zoran cuenta que lleg¨® a la Oficina Estatal de Salud y Asuntos Sociales de Berl¨ªn (Lageso, en sus siglas en alem¨¢n) gracias a la informaci¨®n que recibi¨® de unos amigos que viven en la ciudad. ¡°Es la direcci¨®n m¨¢s famosa en Serbia y creo que en toda Europa¡±, dice Zoran. Cada d¨ªa 500 personas llegan hasta Turmstrasse 21, en el barrio de Moabit.
En la tarde del mi¨¦rcoles, unas 400 personas esperaban su turno para obtener un documento que les d¨¦ derecho a vivir en un centro de acogida. En promedio el tr¨¢mite del asilo dura algo m¨¢s de un a?o.
¡°Los funcionarios de Lageso en la Turmstrasse ya no dan abasto¡±, se?ala una funcionaria del organismo. ¡°Pero en breve recibiremos la ayuda de m¨¢s de 200 funcionarios de otras dependencias de Berl¨ªn que se ofrecieron voluntariamente para ayudar a registrar a los refugiados¡±.
La falta de personal y la llegada de unos 500 refugiados todos los d¨ªas convirti¨® la dependencia y los jardines que rodean el edificio principal en un campamento donde viven, duermen y comen los extranjeros. Un peque?o ej¨¦rcito de voluntarios reparte fruta, agua, leche, chocolate y emparedados. Una vez al d¨ªa se distribuye una colaci¨®n caliente, y enfermeras y un par de m¨¦dicos se preocupan por la salud de quienes aguardan su turno.
¡°El trabajo con los ayudantes voluntarios funciona muy bien y gracias a ellos se ha evitado el caos¡±, se?ala Kristina Tschenett, portavoz de Vivantes, un grupo de cl¨ªnicas privadas que se ha hecho cargo del reparto de la comida para los refugiados.
¡°Cualquier d¨ªa puede pasar aqu¨ª algo grave¡±, dice un joven robusto que luce la palabra Security en el pecho de su camiseta. ¡°El martes se produjo un tumulto cuando unas 200 personas intentaron entrar al edificio, y el mi¨¦rcoles nos atacaron con botellas vac¨ªas. La gente est¨¢ cansada de esperar¡±.
La vida en los jardines de la dependencia m¨¢s famosa de Berl¨ªn es tediosa pero tambi¨¦n peligrosa. La larga espera, la m¨ªnima higiene y la total ausencia de privacidad han despertado la rabia entre los refugiados. ¡°Sobre todo est¨¢n muy inquietos los padres de familia¡±, dice una trabajadora de C¨¢ritas que se ocupa de ayudar a madres y peque?os y de repartir pa?ales. ¡°Esta situaci¨®n no es digna para los refugiados, pero tampoco habla bien de los m¨¢ximos responsables de la ciudad¡±, a?ade.
Mohamed no tiene prisa. El joven estudiante, que decidi¨® huir de Afganist¨¢n para buscar un futuro mejor en Berl¨ªn, tard¨® dos meses en llegar. El viaje le llev¨® a Ir¨¢n, Turqu¨ªa y Grecia hasta alcanzar Austria a trav¨¦s de la famosa Ruta de los Balcanes. "Pagu¨¦ en total 8.000 euros", dice el joven de 23 a?os en buen ingl¨¦s. Mohamed ten¨ªa memorizada la direcci¨®n Turmstrasse 21 en su celular. ¡°Desde hace dos d¨ªas duermo aqu¨ª en el parque y no he pasado hambre. Ya me tocar¨¢ mi turno y podr¨¦ quedarme en Berl¨ªn¡±, a?ade con una sonrisa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.