?Deber¨ªan poder ser depuestos los pol¨ªticos reos de mentiras graves?
La posibilidad de obligar a perder el mandato a un gobernante por mentir gravemente podr¨ªa ser objeto de un proyecto de ley popular
Antes de llegar a la Presidencia de la Rep¨²blica, el entonces sindicalista Lula da Silva lleg¨® a defender que la ¡°salvaci¨®n del pa¨ªs¡±, ser¨ªa la posibilidad de que el pueblo que eleg¨ªa a un pol¨ªtico ¡°pudiera destituirlo¡± si no cumpl¨ªa con lo que hab¨ªa prometido.
Hoy, la sociedad se pregunta tambi¨¦n, como entonces Lula, por qu¨¦ las mentiras graves y comprobadas de los pol¨ªticos no deber¨ªan poder tener efectos legales que les obligaran a abandonar el mandato que le concedieron los electores con su voto.
Mentira pol¨ªtica no es s¨®lo el presentar como verdad lo que se sabe que es falso, sino tambi¨¦n prometer algo a sabiendas que no podr¨¢ ser cumplido
La posibilidad de tener que dejar el cargo ¡°por mentir¡± podr¨ªa ser objeto, por ejemplo, de un proyecto de ley popular, como la de la Ficha Limpia.
Las mentiras en pol¨ªtica no pueden ser hoy castigadas, a pesar de que resulten peligrosas para la sociedad y la democracia.
Y sin embargo, el uso de mentir para enga?ar, y con ello ganar, por ejemplo, elecciones, puede da?ar gravemente el futuro del pa¨ªs. Hoy se exalta una especie de sacralizaci¨®n del voto conquistado en las urnas, sin que los que lo emitieron puedan revocarlo, aunque el elegido se haya hecho moralmente indigno de ¨¦l.
Mentira pol¨ªtica no es s¨®lo el presentar como verdad lo que se sabe que es falso, sino tambi¨¦n prometer algo a sabiendas que no podr¨¢ ser cumplido; dibujar un pa¨ªs pr¨®spero cuando se sabe que est¨¢ quebrado, o prometer la realizaci¨®n de programas que se sabe de antemano que nunca ser¨¢n realizados as¨ª como estigmatizar al adversario pol¨ªtico con acusaciones graves a sabiendas que son falsas.
En las grandes religiones la mentira est¨¢ considerada como la ant¨ªtesis de Dios. En los evangelios cristianos, a Satan¨¢s se le apellida ¡°padre de la mentira¡±. Lo que salva es s¨®lo la verdad.
Existe, sin embargo la impresi¨®n, entre muchos ciudadanos, que la mentira es connatural a los pol¨ªticos. Ellos lo saben y la usan con desenvoltura.
Ha llegado, sin embargo, la hora en la que los ciudadanos empiezan a cansarse de ese pasaporte de impunidad que les permite mentir a los pol¨ªticos sin consecuencias jur¨ªdicas.
Quiz¨¢s por ello, la sociedad parece cada vez m¨¢s dispuesta a exigir que cuando los pol¨ªticos mienten, probado su pecado, puedan pagar su pecado.
Cuando se habla de reforma pol¨ªtica, ?por qu¨¦ no se podr¨ªa introducir algo que ya existe en parte en algunos pa¨ªses, como el que las personas que dieron su voto a un candidato puedan retirarle su confianza cuando est¨¦ a¨²n en el ejercicio del cargo, si se comprueba que fue gravemente infiel a lo que hab¨ªa prometido para elegirse?
En Brasil, fue el entonces sindicalista, Lula da Silva, quien defendi¨® que los ciudadanos pudieran revocar el voto al pol¨ªtico cogido en mentira flagrante, con estas palabras textuales que aparecen en un video de la ¨¦poca: ¡°Nosotros defendemos que en la hora en que el pueblo vota en un pol¨ªtico, si despu¨¦s de un determinado tiempo, no est¨¢ cumpliendo aquello que prometi¨® en el programa de la campa?a, los mismos que lo eligieron puedan destituirlo¡±. Y a?ade: ¡°Si consigui¨¦semos eso, ser¨ªa la salvaci¨®n de Brasil¡±. Lula estaba entonces en la oposici¨®n, no hab¨ªa llegado a¨²n al poder.
?No podr¨ªa ser ese uno de los temas de la reforma electoral propuesto por los diversos movimientos de protesta popular?
Si las mentiras, desde las del Presidente de la Rep¨²blica hasta las del ¨²ltimo alcalde, tuvieran consecuencias legales que permitieran a los que le eligieron apearle de su cargo, los candidatos estar¨ªan m¨¢s atentos a la hora de hacer sus promesas electorales.
La pol¨ªtica, hoy tan denigrada, pero que es un arte indispensable para asegurar la democracia y la organizaci¨®n de la vida social, se ver¨ªa menos estigmatizada y los j¨®venes sobre todo podr¨ªan volver a apasionarse por ella.
Muchos j¨®venes a los que la desilusi¨®n o el contagio de los mayores a¨²n no les han envejecido precozmente aman los desaf¨ªos y la novedad. Ellos son creativos y capaces a¨²n de concebir ideales desinteresados. Lo han demostrado los casi diez mil j¨®venes que d¨ªas atr¨¢s enloquecieron de entusiasmo en R¨ªo de Janeiro con las palabras del ¡°abuelo¡±, Jos¨¦ M¨²jica, expresidente de Uruguay, s¨®lo porque les dijo que ¡°qui¨¦n desee enriquecerse no debe entrar en la pol¨ªtica¡±, o que los pol¨ªticos ¡°deben vivir como la mayor¨ªa de la gente y no como ricos¡±.
Los j¨®venes son m¨¢s sensibles a la autenticidad que nosotros los adultos. M¨¢s intransigentes. Y tienen raz¨®n, porque son ellos las primeras v¨ªctimas de nuestras mentiras que comprometen el futuro que les tocar¨¢ vivir y sufrir.
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