Argentina desclasifica archivos sobre las torturas en la Guerra de Malvinas
Los documentos confirman que militares argentinos atormentaban a sus soldados
Por si hac¨ªa falta algo m¨¢s que el testimonio que hab¨ªan dado ya los excombatientes de Argentina de la Guerra de Malvinas (1982) sobre las torturas que sufrieron de sus superiores, ahora tambi¨¦n est¨¢n disponibles los propios archivos de las Fuerzas Armadas de este pa¨ªs que las ratifican. En 2007, algunos veteranos del conflicto b¨¦lico contra Reino Unido por aquellas islas del Atl¨¢ntico Sur hab¨ªan iniciado una denuncia judicial contra quienes los hab¨ªan sometido a tormentos. Pero en febrero pasado, la Corte Suprema de Argentina declar¨® prescriptos esos delitos ocurridos hace 33 a?os.
La presidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kichner, enfrentada al m¨¢ximo tribunal de su pa¨ªs, reaccion¨® entonces con una orden de que las Fuerzas Armadas desclasificaran los archivos sobre el asunto. La Direcci¨®n de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa se encarg¨® de analizarlos y este fin de semana los public¨® en el sitio www.archivosabiertos.com. Estos documentos servir¨¢n a los excombatientes en su apelaci¨®n del fallo del tribunal supremo de Argentina ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En los documentos una mayor¨ªa de soldados cuenta al regresar de la guerra su estado f¨ªsico y reconoce que hab¨ªa sido sometido a torturas como el llamado ¡®pie de trinchera¡¯ (congelamiento de los pies por la humedad y el fr¨ªo del terreno), la falta de suministro de allimentos, el estaqueamiento y el enterramiento en fosas como castigos por escaparse de sus puestos para ir a buscar comida, un bien escaso en las trincheras argentinas en las g¨¦lidas Malvinas. As¨ª deb¨ªan combatir a las poderosas tropas de mar y aire a las ¨®rdenes de la entonces primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher. Muchos de los uniformados argentinos estaban cumpliendo con el servicio militar. Aquella era la aventura del dictador Leopoldo Galtieri (1981-1982) con la qued¨® herido de muerte el r¨¦gimen m¨¢s cruel de la historia de Argentina, que hab¨ªa comenzado en 1976.
Una carta de un exjefe del Ej¨¦rcito ped¨ªa a sus subordinados reserva sobre los tormentos
Un uniformado cont¨® que lo ataron ¡°de pies y manos a la espalda, coloc¨¢ndolo de cara al suelo, en la arena mojada de la playa, desde las 9 hasta las 17 horas¡±. Otro relat¨® que recibi¨® una ¡°patada en los test¨ªculos¡± y por eso debi¨® ¡°ser operado¡±.
El Gobierno tambi¨¦n desclasific¨® una carta secreta en la que el entonces jefe del Ej¨¦rcito argentino, Cristino Nicolaides, ordenaba en diciembre de 1982, seis meses despu¨¦s de la rendici¨®n ante el Reino Unido y de la renuncia de Galtieri, que se consideraran aquellas torturas como ¡°faltas disciplinarias¡±. Solo en casos graves se le deb¨ªa informar del hecho. ¡°En los casos en que se acreditare alguna infracci¨®n, las respectivas resoluciones no exceder¨¢n el ¨¢mbito disciplinario, dentro de pautas de mesura, guardando la adecuada reserva¡±, escribi¨® Nicolaides en tiempos en que la presi¨®n social contra los militares les resultaba insostenible. El pueblo argentino demandaba democracia y verdad sobre el destino de decenas de miles de desaparecidos en la feroz represi¨®n desatada desde 1976. En abril de 1983 el entonces dictador Reynaldo Bignone, actualmente condenado por delitos de lesa humanidad, convoc¨® a las elecciones para octubre de ese a?o y orden¨® la quema de todos los archivos sobre las desapariciones. Pero los de los tormentos de Malvinas quedaron guardados hasta ahora.
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