As¨ª es la Am¨¦rica real
C¨®mo la pujanza latina transforma la sociedad, la pol¨ªtica y la cultura de Estados Unidos
1. La noticia de la d¨¦cada
Llam¨¦mosle la revoluci¨®n latina. O el vuelco hispano. O el se¨ªsmo demogr¨¢fico. No existe el t¨¦rmino que designe este fen¨®meno: la transformaci¨®n de Estados Unidos en un pa¨ªs donde los blancos de origen europeo dejar¨¢n de ser mayoritarios y donde la minor¨ªa de origen latinoamericano cambiar¨¢ para siempre la sociedad, la cultura y la pol¨ªtica. Paul Taylor, director de la organizaci¨®n Pew Research Center, titul¨® La pr¨®xima Am¨¦rica su libro sobre esta revoluci¨®n. El dem¨®grafo William Frey titula el suyo La explosi¨®n de la diversidad. El libro de Frey arranca con una fecha clave y un dato: 2011, el a?o que, por primera vez en la historia, en Estados Unidos nacieron m¨¢s ni?os de minor¨ªas (hispana, asi¨¢tica, afroamericana) que blancos de origen europeo.
Cuando dentro de 50 o 100 a?os se escriba la historia de los a?os del presidente Barack Obama, los historiadores mencionar¨¢n la aprobaci¨®n de la reforma sanitaria, que ampli¨® la cobertura a millones de personas sin seguro m¨¦dico. Explicar¨¢n que la primera econom¨ªa mundial sali¨® de la mayor recesi¨®n en d¨¦cadas pero la recuperaci¨®n fue precaria y dej¨® un pa¨ªs donde los ricos eran m¨¢s ricos y a las clases medias le costaba prosperar. Analizar¨¢n el papel de las pol¨ªticas de Obama en la inestabilidad de Oriente Pr¨®ximo. Y relatar¨¢n c¨®mo el deshielo con Cuba y el acuerdo nuclear con Ir¨¢n alteraron unos equilibrios geopol¨ªticos, en Am¨¦rica Latina y en Oriente Pr¨®ximo, heredados de la Guerra Fr¨ªa. Si este fuera el resumen, se olvidar¨ªan de un hecho clave.
Porque una de las mayores noticias de estos a?os es la ¡°explosi¨®n de la diversidad¡± de la que habla el dem¨®grafo Frey. Nada ser¨¢ lo mismo despu¨¦s de esta transformaci¨®n, que se ha acelerado y que obliga a revisar muchas ideas preconcebidas sobre Estados Unidos. En 1970 viv¨ªan 9,6 millones de hispanos en este pa¨ªs. En 1980, eran 15 millones. En 1990, 22. En el a?o 2000, 35. En 2010, 50. En 2014, 55, un 17,4% de la poblaci¨®n estadounidense. Seg¨²n las proyecciones, en 2060 ser¨¢ 119 millones, un 28,6% de la poblaci¨®n. Por entonces los blancos no hispanos, el ¨²nico grupo cultural o ¨¦tnico en retroceso, representar¨¢n menos del 50% de la poblaci¨®n. Ser¨¢ la minor¨ªa m¨¢s cuantiosa, pero ya no ser¨¢ la mayor¨ªa.
2. El laboratorio de Langley Park
Los Estados Unidos de 2040 ¡ªcuando, seg¨²n las previsiones, los blancos no hispanos dejar¨¢n de ser mayor¨ªa¡ª son una realidad en los estados m¨¢s poblados del pa¨ªs, California y Texas, y en ciudades como Nueva York y Miami. Langley Park, una barriada en las afueras de Washington, es otro laboratorio. Aqu¨ª ocho de cada diez residentes son hispanos. La inmigraci¨®n es sobre todo centroamericana. El centro del barrio es La Uni¨®n Mall, un centro comercial que alberga tiendas y restaurantes latinos. ¡°Abogado guatemalteco y salvadore?o¡±, se anuncia un cartel. ¡°Ak¨ª express. Env¨ªos semanales. Guatemala y M¨¦xico¡±, dice otro. En el ventanal de la panader¨ªa La Chapina cuelga la foto borrosa de un hombre y el siguiente texto: ¡°Ladr¨®n: si lo ve rep¨®rtelo a la polic¨ªa¡±.
En la barra de La Chapina, dentr¨¢s del ventanal, hay un ordenador, carpetas y formularios. Dos hombres se sientan en la barra. Son H¨¦ctor Agust¨ªn y Jorge Sactic, ambos guatemaltecos. Agust¨ªn, de 40 a?os, es obrero de la construcci¨®n. El 20 de febrero de 2014 cay¨® de un techo de 5 metros en un edificio de una base militar. Reclama una compensaci¨®n, pero con su ingl¨¦s precario tiene dif¨ªcil realizar los tr¨¢mites necesarios. ¡°Yo no s¨¦ mucho escribir ingl¨¦s ni leerlo¡±. Sactic le ayuda. Sactic, de 52 a?os, lleg¨® cruzando el r¨ªo Bravo (o r¨ªo Grande, como se llama en Estados Unidos) por la frontera de Matamoros y Brownsville en 1985. Es el propietario de La Chapina. Y mucho m¨¢s. Echa una mano a los reci¨¦n llegados, asesora a los vecinos y se involucra en el activismo comunitario. Los pol¨ªticos buscan su opini¨®n. Le llaman ¡°El Alcalde¡±.
¡°Lo que ayuda, primero, es aprender la lengua. Y un oficio¡±, dice Sactic. ¡°Esto te va a dar cierta estabilidad econ¨®mica. Cuando consigues estas cosas, empiezas a ganar m¨¢s¡±. La Uni¨®n Mall, en Langley Park, es un buen lugar para asomarse al futuro de este pa¨ªs: un m¨¢quina de tiempo para entender hacia d¨®nde va la primera potencia mundial. La m¨¢quina del tiempo funciona hacia el pasado. La experiencia de los guatemaltecos o salvadore?os que llegan a Langley Park desorientados, sin conocer la lengua y dispuestos a trabajar de sol a sol, se parece a los de los irlandeses, italianos, jud¨ªos europeos que llegaron entre mediados del siglo XIX y mediados del XX. ¡°Los que vinieron mayores piensan en regresar [a su pa¨ªs]¡±, dice Sactic. El Alcalde habla de los centroamericanos pero podr¨ªa hablar de centroeuropeos de hace un siglo. ¡°Los que crecieron ac¨¢ es muy dif¨ªcil que regresen¡±.
3. La revoluci¨®n latina
De los 55 millones de latinos, 38 hablan espa?ol en casa. El uso del espa?ol se reduce con el paso de las generaciones. El 95% de los latinos nacidos en el extranjero lo hablan en casa y s¨®lo el 60% de los nacidos en Estados Unidos. Aspirantes a la Casa Blanca como el republicano Jeb Bush, casado con una mujer nacida en M¨¦xico, usan el espa?ol en sus m¨ªtines. Otros, como Juli¨¢n Castro, secretario de Vivienda, promesa del Partido Dem¨®crata y de ascendencia mexicana, se identifican como latinos pero no hablan espa?ol. ¡°En algunas partes del pa¨ªs [el espa?ol] sobrevivir¨¢ durante un tiempo. Sin duda en Miami o en Los ?ngeles o en partes de Texas¡±, dice por tel¨¦fono Frey, adscrito al laboratorio de ideas Brookings Institution. ¡°Mis abuelos hablaban alem¨¢n entre ellos. Quiz¨¢ eran la tercera o cuarta generaci¨®n [de la familia] en Estados Unidos¡±.
En 2004 el polit¨®logo Samuel Huntington public¨® Who we are? (?Qui¨¦nes somos?). El libro era un grito de alerta. Dec¨ªa que los inmigrantes latinos no se estaban adaptando a la cultura dominante, como hab¨ªan hecho las oleadas de inmigrantes anteriores, y no parec¨ªan dispuestos a renunciar a su lengua y cultura. Esto supon¨ªa un riesgo para la identidad de Estados Unidos y la cohesi¨®n nacional. ¡°Sin un debate nacional y sin una decisi¨®n consciente¡±, escrib¨ªa Huntington, ¡°Am¨¦rica se est¨¢ transformando en algo que podr¨ªa ser una sociedad muy distinta de lo que ha sido¡±. ¡°Una Am¨¦rica bifurcada en dos lenguas y dos culturas¡±, a?ad¨ªa unas p¨¢ginas despu¨¦s, ¡°ser¨¢ fundamentalmente distinta de la Am¨¦rica con una lengua y una cultura nuclear anglo-protestante que ha existido durante m¨¢s de tres siglos¡±.
Se escuchan ecos del apocal¨ªptico Huntington en el discurso contrario a la inmigraci¨®n del aspirante republicano a la Casa Blanca Donald Trump. ¡°Hay una parte de la poblaci¨®n que tiene miedo de este cambio¡±, dice Frey. ¡°Quieren creer que estamos de nuevo en los a?os 50, en los que no ten¨ªamos mucha inmigraci¨®n y ¨¦ramos una potencia industrial. Pero no es posible recrear esto de nuevo¡±. Frey cree que, con los hispanos, se repite el patr¨®n de otras olas de inmigrantes. Tambi¨¦n a los irlandeses o italianos se les recibi¨® con sospechas. Algunos tambi¨¦n hablaban otras lenguas, como los ancestros de Frey. Estados Unidos les cambi¨®. Y ellos cambiaron Estados Unidos. ¡°Tras una generaci¨®n o dos", dice, "pasaron a formar parte del pa¨ªs y ayudaron a construir el pa¨ªs y lo que creemos que es la Am¨¦rica real¡±.
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