¡°Cuando tiembla siento miedo. No supero el haber estado enterrada viva¡±
El edificio donde viv¨ªa la gallega Sara Blanco en 1985 sepult¨® a su familia. Ella, que ten¨ªa entonces 16 a?os, sobrevivi¨®
Estuvo en posici¨®n fetal durante mucho tiempo mientras intentaba descubrir si estaba viva o muerta. No escuchaba ni ve¨ªa nada. Sobre ella, se acababa de derrumbar la Ciudad de M¨¦xico. Ten¨ªa 16 a?os y hac¨ªa solo ocho d¨ªas que hab¨ªa llegado al pa¨ªs con su familia. El edificio donde viv¨ªan se desplom¨® mientras se vest¨ªa para ir a la escuela. Sara Blanco, nacida en Ourense (Galicia) en 1969 sobrevivi¨®. Este 19 de septiembre recuerda la tragedia que hace 30 a?os asol¨® a la capital mexicana.
Pod¨ªa respirar, pero era un aire h¨²medo, lleno de polvo. No se movi¨® hasta que volvi¨® a hacerlo la tierra. En ese momento, decidi¨® que ten¨ªa que salir de ah¨ª como fuera. Y comenz¨® a subir hacia la claridad que atisbaba entre los escombros. Sab¨ªa que estaba subiendo porque le costaba mucho esfuerzo. Se agarraba de restos del edificio, de cad¨¢veres que usaba como palanca, de coches. Consigui¨® sacar medio cuerpo por un peque?o hoyo. No sab¨ªa si hab¨ªa sido un terremoto o se encontraba en medio de una guerra. ¡°Cuando estaba fuera pens¨¦ que se hab¨ªa acabado la ciudad, que todos esos escombros era toda la Ciudad de M¨¦xico¡±.
Horas antes se dispon¨ªa a empezar su nueva vida en una ciudad diferente. Hab¨ªa llegado con su familia a vivir a M¨¦xico por los negocios de su padre. Estaban felices de poder vivir juntos y el m¨¢ximo miedo de Sara era c¨®mo se iba adaptar en la escuela. La ma?ana del 19 de septiembre solo estaban despiertas su madre y ella, que en el momento del terremoto llevaba puesto la mitad del uniforme. Su padre y su hermano estaban en la cama. Eran las siete de la ma?ana. Sus padres, que ya hab¨ªan vivido en M¨¦xico, no se asustaron en un principio cuando notaron que todo bajo sus pies se estaba moviendo. Hasta que una de las paredes que comunicaban con el piso de al lado se desplom¨®. El padre de Sara le dio las llaves para que abriera la puerta. Ella sali¨® primero, desde el descansillo del piso de abajo logr¨® ver por ¨²ltima vez a su familia. ¡°Entonces, se derrumb¨® todo¡±.
Se agarraba de escombros, de cad¨¢veres que usaba como palanca
Ten¨ªa 16 a?os y estaba sola en un pa¨ªs que no era el suyo. No conoc¨ªa a nadie, no sab¨ªa a qui¨¦n pod¨ªa localizar. Y comenz¨® a caminar desesperadamente por la ciudad destruida con la esperanza de que alguien la reconociera. ¡°Camin¨¦ much¨ªsimo. En todo ese trayecto la gente me miraba raro, espantados. Nadie me ayud¨®. No se lo tomar¨¦ nunca mal, todo el mundo estaba en p¨¢nico, su objetivo era huir¡±. Ella en ese momento no lo sab¨ªa, pero ten¨ªa la clav¨ªcula y una pierna rota. Y estaba sangrando. Cuando se dio cuenta de que no ten¨ªa forma de comunicarse con nadie regres¨®, convencida de que estar¨ªan todos fuera a su vuelta. Si ella hab¨ªa podido salir, su familia tambi¨¦n lo habr¨ªa logrado.
Pero all¨ª no hab¨ªa nadie. ¡°El Gobierno habl¨® entonces de unos 3.000 muertos. Estoy segura de que solo en mi colonia [barrio] muri¨® esa cantidad¡±. Sara recuerda con dolor el lado m¨¢s oscuro de esa tragedia. ¡°Hab¨ªa una rapi?a tan asquerosa, tan fea, era un abuso lo que hac¨ªa la gente. Incluso los mismos polic¨ªas. De ah¨ª no sal¨ªan ni vivos ni muertos, pero sal¨ªa ropa, estufas, todo les serv¨ªa¡±. Hac¨ªa fr¨ªo y alguien le ofreci¨® una manta: ¡°Son 8.000 pesos¡±. La abri¨® y se cay¨® un papelito que rezaba: ¡°Para los damnificados¡±.
El padre de Sara le dio las llaves para que abriera la puerta. Ella sali¨® primero, desde el descansillo del piso de abajo logr¨® ver por ¨²ltima vez a su familia.?
La misma noche del terremoto un grupo de rescate que surgi¨® de manera espont¨¢nea conocido como Los Topos logr¨® sacar a su madre con vida. ¡°Eran unos muchachos muy j¨®venes que hac¨ªan mucho m¨¢s que las m¨¢quinas. Los vi trabajar unidos, sin quedarse con nada, su ¨²nica meta era sacar gente con la esperanza de que estuviera viva¡±. Su padre y su hermano permanecieron muertos bajo los restos del edificio hasta que el 30 de septiembre Sara pudo reconocerlos.
Consiguieron enterrarlos con la ayuda de unos amigos de la familia. No obtuvieron el permiso de Sanidad para llevar los cuerpos a Espa?a. Y entonces Sara y su madre se vieron en la calle, sin documentos. ¡°Aunque salieron noticias en Espa?a sobre nuestro caso, la embajada espa?ola jam¨¢s vino a preguntar por nosotras¡±.
Ten¨ªa 16 a?os y estaba sola en un pa¨ªs que no era el suyo. No conoc¨ªa a nadie, no sab¨ªa a qui¨¦n pod¨ªa localizar
Tras varios a?os de burocracia, consiguieron recuperar su nacionalidad espa?ola. Las dos se quedaron en el pa¨ªs donde enterraron a sus familiares y continuaron con su vida. La madre falleci¨® hace dos a?os. Sara est¨¢ casada y vive en M¨¦xico. Cada vez que tiembla siente miedo. ¡°Tengo que salir de donde estoy. No supero el trauma de haber estado enterrada viva¡±.
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