Aumenta el n¨²mero de v¨ªctimas sepultadas por un alud en Guatemala

Con medidas de precauci¨®n extremas, los cuerpos de socorro han continuado este martes con el rescate de las v¨ªctimas del alud que la noche del jueves pasado sepult¨® la aldea El Cambray II, a 15 kil¨®metros de la capital guatemalteca. Durante toda la jornada de trabajo, los rescatistas han extra¨ªdo 180 cad¨¢veres de entre los escombros, donde tambi¨¦n se han encontrado extremidades aisladas de cuerpos, lo que dificulta tanto su identificaci¨®n como el censo de difuntos.?

"Es muy dif¨ªcil que alguien haya podido sobrevivir bajo las toneladas de piedra y lodo que sepultaron sus viviendas", se?al¨® un portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducci¨®n de Desastres (Conred).?No obstante, a?adi¨® que los rescatistas, apoyados por expertos mexicanos, continuar¨¢n con su labor de b¨²squeda.

Las lluvias de las ¨²ltimas horas, sumadas a la extracci¨®n por maquinaria pesada de miles de metros c¨²bicos de tierra, han convertido el lugar en un sitio de alto riesgo, por lo que el acceso permanece vedado, con la excepci¨®n de peque?os grupos de rescate (dos cuadrillas de 20 hombres) que se turnan cada dos horas.

Mientras tanto, las autoridades de la Conred intentan convencer a vecinos de lugares cercanos al ¨¢rea afectada a que abandonen sus viviendas, ante el riesgo inminente de nuevos deslizamientos de tierra. No se sabe el n¨²mero de personas que permanecen en esa zona, aunque muchos de ellos se niegan a salir. El Estado no tiene poder de coerci¨®n para obligarlos ya que la Constituci¨®n garantiza la libertad para elegir el lugar de residencia, con la ¨²nica excepci¨®n de que se declare el estado de excepci¨®n. As¨ª lo confirm¨® el secretario ejecutivo de la Conred, Alejandro Maldonado, hijo del presidente de Guatemala.

El funcionario estim¨® que las labores de descombro pueden prolongarse hasta tres o cuatro semanas, "dependiendo de las inclemencias del tiempo, porque la prioridad absoluta es proteger la vida de los rescatistas".

Mientras tanto, los vecinos de Santa Catarina Pinula, a cuya jurisdicci¨®n pertenece El Cambray II, son testigos de constantes procesiones de sobrevivientes que llevan en hombros los ata¨²des de las v¨ªctimas, en medio de un silencio que solo es interrumpido por los murmullos de dolor y, de vez en cuando, alg¨²n grito de impotencia y desesperanza.