Estados Unidos suspende el programa de formaci¨®n de rebeldes sirios

La Administraci¨®n Obama anunci¨® este viernes cambios en su estrategia en Siria. El Pent¨¢gono paralizar¨¢ el programa para entrenar y equipar a rebeldes moderados. Este plan, adoptado por el Congreso en 2014 con un coste de 500 millones de d¨®lares (440 millones de euros), era un pilar de la pol¨ªtica del presidente Barack Obama ante una guerra civil que, en cuatro a?os, ha dejado m¨¢s de 240.000 muertos. La intervenci¨®n militar de Rusia desconcierta a Obama, paralizado entre la lucha contra el Estado Isl¨¢mico y la oposici¨®n al r¨¦gimen de Bachar El Asad, a quien atribuye la responsabilidad del conflicto.

Seg¨²n la nueva estrategia, en vez de entrenar y equipar a una nueva fuerza de la oposici¨®n en Siria, a partir de ahora Estados Unidos entrenar¨¢ y equipar¨¢ a fuerzas existentes.

Puede parecer un matiz, pero las implicaciones son notables. El nuevo plan significa que la Administraci¨®n Obama rebaja el list¨®n de exigencia ante sus potenciales aliados y, al mismo, tiempo, asume el fracaso de la estrategia actual.

El objetivo era hasta este viernes crear una fuerza moderada adiestrada y controlada por Estados Unidos. Se trataba de formar en pa¨ªses vecinos y lanzar al campo de batalla a combatientes afines. Era en esencia una fuerza patrocinada por Washington, que, con un sistema estricto de control de los antecedentes de los milicianos, deb¨ªa evitar la infiltraci¨®n de extremistas en sus filas.

Ahora EE UU relaja los criterios. Ya no formar¨¢ a su propia fuerza, sino que buscar¨¢ a l¨ªderes militares que ya combatan sobre el terreno, comprobar¨¢ sus antecedentes, los equipar¨¢ con armas y munici¨®n y delegar¨¢ en ellos la lucha en favor de los intereses estadounidenses.

La raz¨®n del cambio es el fracaso, admitido por la Administraci¨®n Obama, del plan para formar y equipar a una fuerza rebelde. Deb¨ªan ser 15.000 en los tres primeros a?os, de los que 5.400 iban a ser entrenados durante el primer a?o. El Pent¨¢gono admiti¨® en septiembre que s¨®lo cuatro o cinco estaban en combate.

No fue el ¨²nico problema. Algunos rebeldes que en los meses previos entraron en combate sufrieron p¨¦rdidas ante los yihadistas. Y parte de su equipamiento, proporcionado por EE UU, acabo en manos del Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda.

¡°Sigo convencido de que una derrota duradera del ISIS [acr¨®nimo ingl¨¦s para designar al Estado Isl¨¢mico] en Siria depende en parte del ¨¦xito de fuerzas sobre el terreno locales, motivadas y capaces¡±, dijo el secretario de Defensa, Ashton Carter. ¡°Creo que los cambios que hoy instituimos aumentar¨¢n con el tiempo el poder de combate contra las fuerzas del ISIS en Siria y al final ayudar¨¢n a que nuestra campa?a logre una derrota duradera de ISIS¡±, a?adi¨®.

Una nueva revisi¨®n

El nuevo plan es otro ajuste, uno m¨¢s, en la estrategia estadounidense en Siria. Cuando la guerra estall¨®, en 2011, Obama ped¨ªa la marcha del dictador El Asad. Despu¨¦s estableci¨® una l¨ªnea roja: si El Asad usaba armas qu¨ªmicas, EE UU intervendr¨ªa militarmente. El Asad las us¨®, seg¨²n el espionaje estadounidense, pero en septiembre de 2013, cuando todo estaba listo para lanzar los primeros misiles, Obama dio marcha atr¨¢s. Un plan ruso permiti¨® retirar las armas y evitar unos bombardeos a los que el Congreso se opon¨ªa.

En los meses siguientes, los avances del Estado Isl¨¢mico y otros grupos yihadistas contrarios a El Asad obligaron a revisar de nuevo la pol¨ªtica de la Casa Blanca. En septiembre de 2014, EE UU comenz¨® a bombardear en Siria, pero no a El Asad sino al Estado Isl¨¢mico, adversario del presidente sirio.

El rompecabezas se acaba de complicar en las ¨²ltimas semanas con la llegada masiva de refugiados a Europa ¡ªen lo que va de a?o han llegado 580.000¡ª y con el despliegue militar de Rusia en defensa de El Asad. EE UU ha lamentado que los bombardeos rusos apunten no al Estado Isl¨¢mico, sino a rebeldes moderados, algunos de ellos afines a EE UU.

Nada es sencillo en la guerra siria. La Administraci¨®n Obama se opone a El Asad, s¨ª, pero se?ala que la misi¨®n de los rebeldes a los que patrocina no es luchar contra El Asad sino contra el Estado Isl¨¢mico. Y el presidente de EE UU denuncia las atrocidades de ambos bandos, pero se mantiene firme en la negativa a ampliar la intervenci¨®n con una zona de exclusi¨®n a¨¦rea, y menos con el despliegue de tropas.

Obama tiene presentes las lecciones de Irak, Afganist¨¢n y Libia, intervenciones militares recientes en las que EE UU ha perdido sangre, dinero y credibilidad. En Siria no ve soluciones claras. El fracaso del plan para entrenar y armar rebeldes sirios es la ¨²ltima demostraci¨®n.