La popularidad del mal
La curiosidad por lo perverso es la clave principal del inagotable inter¨¦s p¨²blico por el nazismo
Cu¨¢l es el secreto de la permanente actualidad del nazismo? Llevamos 70 a?os desde el final de la II Guerra Mundial, que dio carpetazo al hitlerismo, y el inter¨¦s no da se?ales de agotarse. M¨¢s bien al contrario (aunque sin duda haya gente que se sienta cansada de ¨¦l). Ensayos, novelas, memorias, pel¨ªculas, documentales, exposiciones y hasta videojuegos siguen record¨¢ndonos esa siniestra etapa de la historia, convertida en un todo un fil¨®n. Un art¨ªculo period¨ªstico con la palabra ¡°nazis¡± en el titulo inevitablemente estar¨¢ entre lo m¨¢s le¨ªdo. El asunto del tren nazi polaco, sin ir m¨¢s lejos, ha vuelto a demostrar qu¨¦ vivo es ese inter¨¦s p¨²blico.
Entre las publicaciones recientes m¨¢s destacables, sin ning¨²n af¨¢n de ser exhaustivos, figuran las memorias in¨¦ditas de Alfred Rosenberg, una nueva visi¨®n sobre el mundo de los campos de concentraci¨®n (KL, de Nikolaus Wachsmann), un interesant¨ªsimo libro del especialista Richard Evans (El Tercer Reich, en la historia y la memoria) que ofrece nuevas perspectivas sobre diferentes aspectos del r¨¦gimen (la influencia en el modelo colonizador hitleriano en el Este de la conquista del Far West norteamericano v¨ªa Karl May) o la nueva novela de Martin Amis (La zona de inter¨¦s, precisamente), tan inc¨®moda como lo fue en su d¨ªa Portero de noche, el filme de Liliana Cavani. En el ¨¢mbito cinematogr¨¢fico, por cierto, un filme como The Monuments Men ha popularizado ahora la depredaci¨®n nazi del patrimonio art¨ªstico, un tema tambi¨¦n al alza.
Por supuesto, todo eso es solo la punta del iceberg: debajo hay cientos de otras obras ¨Cy ciertamente muchos subproductos¨C que abordan absolutamente cualquier aspecto (real o imaginario) relacionado con el nazismo, aumentando una bibliograf¨ªa ya inabarcable.
Varias son las claves de ese inagotable inter¨¦s por los nazis, un inter¨¦s que va de lo cient¨ªfico y lo m¨¢s leg¨ªtimo a lo espurio y morboso (una de las ¨²ltimas modas es la combinaci¨®n de nazis y zombis, a sumar a la inacabable fascinaci¨®n por la est¨¦tica y la memorabilia nazi, uniformes, armas y complementos que alimentan un mercado que no deja de crecer). El principal motivo que nos lleva a interesarnos por el nazismo, sin duda, es la fascinaci¨®n por el mal. Los nazis lo encarnan como no lo ha hecho nadie. Ha habido por supuesto otros grandes criminales en la historia ¨Cindividuales y colectivos¨C pero la conjunci¨®n que ofrece el nazismo de gran galer¨ªa de mentes perversas y escala de sus maldades es ¨²nica. Se ha aducido que los cr¨ªmenes de Stalin, Mao o Pol Pot, por no remontarnos a Gengis Khan, son comparables a los de Hitler y sus secuaces. Pero lo que hace que los nazis jueguen en una divisi¨®n aparte de la perfidia es la atroz particularidad de su programa: la aniquilaci¨®n de millones de seres humanos simplemente por motivos raciales. Y el m¨¦todo industrial con que acometieron ese objetivo. El Holocausto, expresi¨®n m¨¢xima de la maldad hitleriana, est¨¢ indudablemente en el centro de nuestro inter¨¦s por el nazismo.
Otro motivo de ese inter¨¦s es que en buena parte ¨Cy especialmente sus mayores horrores y violencias¨C el nazismo se desarrolla en un marco que apasiona tanto como II Guerra Mundial. Esa contienda, la mayor que ha visto la humanidad, y el nazismo se retroalimentan para estimular la fascinaci¨®n de la gente. Muchos libros sobre el nazismo lo son sobre la guerra y al rev¨¦s. La II Guerra Mundial no es solo la mayor sino tambi¨¦n la m¨¢s n¨ªtida (con sus conocidos l¨ªmites) en cuanto a opciones morales. Nunca ¨Cprecisamente por el nazismo¨C ha habido una guerra en la que se pudiera dividir tan claramente entre buenos y malos (de nuevo con todas las excepciones).
El nazismo nos obliga como pocos otros fen¨®menos en la historia a preguntarnos qu¨¦ hubi¨¦ramos hecho nosotros de vivir aquellos tiempos, en la misma Alemania o fuera de ella. ?Nos habr¨ªamos enfrentado al mal o habr¨ªamos contemporizado o transigido? ?Habr¨ªamos sido valientes o cobardes? Incluso: ?v¨ªctimas o verdugos?
La actualidad invita asimismo a revisitar el nazismo. Los extremismos en Grecia y Hungr¨ªa, el movimiento Pegida alem¨¢n, determinadas reacciones de otros sectores a la llegada de emigrantes¡ De manera pol¨¦mica tambi¨¦n se ha aludido al nazismo para descalificar el independentismo catal¨¢n.
Por supuesto hay otra raz¨®n de bulto para que el nazismo no deje de interesar: hay mucho a¨²n que discurrir y averiguar. Nos faltan elementos para esclarecer del todo el proceso de toma de decisiones que llev¨® a la Soluci¨®n Final. Los propios historiadores ¨CTimothy Snyder y Evans, sin ir m¨¢s lejos¨C se muestran en desacuerdo y polemizan sobre asuntos clave. Se producen tambi¨¦n revelaciones sorprendentes. Por ejemplo la de que los planes hitlerianos para el Este, de llevarse a cabo, hubieran supuesto la muerte de cerca de 40 millones de eslavos en esas ¡°tierras de sangre¡±, por usar la expresi¨®n de Snyder.
Nos interesa el nazismo, en fin, no solo por lo que fue, sino por lo que pudo haber sido.
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