Todo en Brasil gira en torno de Cunha, poderoso y sospechoso de corrupci¨®n
Eduardo Cunha, presidente del Congreso, es un pol¨ªtico maquiav¨¦lico e imprevisible, al que le han descubierto unas sospechosas cuentas millonarias en Suiza
Eduardo Cunha, el pol¨¦mico y poli¨¦drico presidente del Congreso brasile?o, hombre clave en la crisis pol¨ªtica que desangra el pa¨ªs ya que, por prerrogativas de su cargo a¨²n es el encargado de desencadenar (o no) el proceso de destituci¨®n parlamentaria (impeachment) contra su enemiga declarada la presidenta Dilma Rousseff, se encuentra a su vez m¨¢s acosado seg¨²n pasan los d¨ªas: la Fiscal¨ªa brasile?a ha hecho p¨²blicas esta semana varias cuentas suizas, abiertas por ¨¦l al de su mujer y su hija, en las que se han movido, aproximadamente, m¨¢s de 24 millones de reales (casi cuatro millones de euros). Ese dinero, seg¨²n la Fiscal¨ªa, proviene de sobornos de empresas que consiguieron contratos jugosos con Petrobras. ?l, una figura controvertida desde siempre, cada vez m¨¢s acosado y tambaleante pero a¨²n con el poder intacto, lo niega todo y dice sentirse v¨ªctima de una persecuci¨®n pol¨ªtica.
El 10 de abril de 2000, la presentadora del telediario de la cadena RJ, Cl¨¢udia Cruz dio, con cara de p¨®ker, la noticia de la destituci¨®n, por presunto fraude, del director de la la Companhia Estadual de Habita??o de R¨ªo de Janeiro. El tipo en cuesti¨®n era un por entonces casi desconocido Eduardo Cunha. Y la presentadora de la cara de p¨®ker su propia mujer informando, para su desgracia, de la suerte de su marido. Han pasado 16 a?os y el ultraconservador Cunha, nacido en R¨ªo de Janeiro en 1959, ya sobradamente conocido, protagoniza todos los telediarios. Su mujer, que en esas citadas cuentas de Suiza se autocalifica simplemente de ¡°ama de casa¡±, tambi¨¦n.
Cunha, miembro prominente de la iglesia evang¨¦lica, poseedor de centenares de dominios web brasile?os en los que aparece la palabra ¡°Jes¨²s¡± sin que se sepa muy bien por qu¨¦, impulsor hace a?os de una ley que amparase el ¡° D¨ªa del Orgullo Heterosexual¡±, es adem¨¢s, un habilidoso parlamentario calculador y marrullero, obseso del trabajo y conocedor como nadie de los reglamentos del Congreso.
Durante esta semana ha amagado constantemente con desencadenar el imprevisible proceso de impeachment, algo que s¨®lo el presidente de la C¨¢mara puede hacer. Pero sin decidirse. ?l sabe que en cuanto lo haga pierde autom¨¢ticamente su poder de negociar por su pellejo. Y necesita hacerlo: adem¨¢s de lo que se derive de la revelaci¨®n de las cuentas suizas, un grupo de diputados ya le ha denunciado a la Comisi¨®n de ?tica por considerarlo corrupto y pide su destituci¨®n. Para ganar los votos necesarios en esa comisi¨®n que puede apartarlo del cargo, Cunha, en una especie de subasta silenciosa, promete con una mano al Gobierno de Rousseff olvidarse del impeachmet y con otra a la oposici¨®n para ponerlo en marcha. Nadie sabe qu¨¦ camino va a tomar. Pero tiene que tomar uno. Un especialista en pol¨ªtica radicado en Brasilia asegura: ¡°Si se queda quieto, se hunde¡±.
Mientras, se suceden las crecientes revelaciones y detalles casi obscenos de sus cuentas suizas (viajes en avi¨®n privado pagados por los intermediaros de Petrobras, un Porsche Cayenne de 400.000 reales que emplea su mujer incluido en una cuenta denominada Jes¨²s.com) y crece la presi¨®n sobre ¨¦l, dej¨¢ndole en entredicho ¨Ccuando no en rid¨ªdulo- ya que en marzo, en una Comisi¨®n de Investigaci¨®n Parlamentaria, hab¨ªa asegurado solemnemente que no ten¨ªa ning¨²n dinero en el extranjero. Hoy los peri¨®dicos muestran la copia del pasaporte con que abri¨® las famosas cuentas, las direcciones y tel¨¦fonos de R¨ªo de Janeiro y de Brasilia que aport¨® para cumplimentarlas y la raz¨®n por la que ped¨ªa que la correspondencia de sus operaciones secretas fueran enviadas a Nueva York: ¡°El sistema postal brasile?o no es muy fiable¡±, asegur¨®, seg¨²n la Fiscal¨ªa.
?l sigue neg¨¢ndolo todo, acusando al Fiscal General de Brasil, Rodrigo Janot, de perseguirle pol¨ªticamente y de estar detr¨¢s de todo. En un comunicado oficial a?ade, maliciosamente: ¡°Es muy extra?a esta aceleraci¨®n de procedimientos (¡) en v¨ªsperas de las decisiones sobre el impeachment¡±.
Antes de parlamentario fue oficinista, corredor de seguros, economista, agente de bolsa y empresario de radio, entre otras cosas. Comenz¨® su carrera pol¨ªtica al lado de Paulo C¨¦sar Farias, tesorero de campa?a de Fernando Collor de Mello, el presidente brasile?o que dimiti¨®, acosado por sospechas de corrupci¨®n, antes de que se iniciara contra ¨¦l, parad¨®jicamente, un proceso de impeachment, 1992. Un a?o antes, Cunha hab¨ªa sido nombrado presidente de la Empresa Estadual de Telecomunicac?es do Estado do R¨ªo de Janeiro (Telerj). All¨ª, entre otras cosas, extendi¨® el uso del tel¨¦fono m¨®vil en el pa¨ªs, coloc¨® la voz de su amada Cl¨¢udia Cruz en los contestadores autom¨¢ticos y en los mensajes de voz y fue, finalmente, acusado de irregularidades por contratos oscuros y facturaciones hinchadas.
Pertenece al Partido do Movimento Democr¨¢tico Brasileiro (PMDB), una formaci¨®n de ideolog¨ªa cambiante seg¨²n de d¨®nde sople el poder. Pero tambi¨¦n es l¨ªder del grupo de diputados evang¨¦licos, que engloba a 52 de los 513 parlamentarios del Parlamento. Parecen pocos, pero teniendo en cuanta la fragmentaci¨®n del Congreso brasile?o, no lo son tanto. Asimismo, forma parte de la denominada Bancada de la Bala, que aboga por la liberalizaci¨®n de la tenencia de armas. Durante su vida parlamentaria ha impulsado leyes que rozan el insulto, como cuando abog¨® por un decreto para defender los derechos de los heterosexuales. Antiabortista furibundo, es partidario de castigar con diez a?os a los m¨¦dicos que atiendan a mujeres deseosas de interrumpir su embaraza.
Con las ¨²ltimas revelaciones sobre sus cuentas suizas, muchos lo dan por acabado. Pero no todos, empezando por ¨¦l mismo. Un polit¨®logo que le conoce de Brasilia asegura que est¨¢ acostumbrado a moverse a toda velocidad, en ambientes hostiles y con mucha presi¨®n. En Brasil lo han comparado muchas veces con el inteligente, c¨ªnico, bisexual, intrigante, maquiav¨¦lico y obseso des poder Frank Underwood, el protagonista de la serie estadounidense House of Cards, un congresista de Washington capaz de arrojar a una periodista al metro para silenciar una informaci¨®n. ¡°Yo no soy como ¨¦l¡±, respondi¨® de forma reveladoramente escueta hace tiempo: ¡°Ni soy un asesino ni soy homosexual¡±.
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