Canad¨¢ acude a las urnas para elegir entre la continuidad o el cambio
Harper, Mulcair y Trudeau luchan en la campa?a electoral m¨¢s cara de la historia del pa¨ªs
El conservador Stephen Harper, el primer ministro del G-7 m¨¢s longevo en el cargo despu¨¦s de Angela Merkel, lucha por la supervivencia pol¨ªtica en las elecciones de este lunes en Canad¨¢. Con los sondeos en contra, Harper, de 56 a?os, se ci?e a un mensaje: en tiempos de incertidumbre econ¨®mica, los experimentos de su principal rival, el liberal Justin Trudeau, pueden ser fatales. En la d¨¦cada de Harper, el centro de gravedad del pa¨ªs se ha desplazado al Oeste, la pol¨ªtica se ha polarizado y la diplomacia canadiense se ha vuelto m¨¢s agresiva.
Un croata, dos iran¨ªes y una canadiense se encuentran en una cafeter¨ªa polaca en las afueras de Toronto. Parece un mal chiste, pero no lo es. Esto es Canad¨¢, un pa¨ªs de 36 millones de habitantes que recibe a unos 240.000 inmigrantes al a?o. ¡°Harper gobierna bas¨¢ndose en el miedo¡±, dice Soheila Rostami, que lleg¨® de Ir¨¢n a Canad¨¢ hace 17 a?os. ¡°Lo que me preocupa es que est¨¦ destruyendo la esencia de Canad¨¢¡±, agrega Anton Rosanda, que escap¨® de Yugoslavia en los a?os cincuenta.
Los contertulios hablan del estilo de mando de Harper, de las sombras que pesan sobre algunos colaboradores, de los mensajes que, en campa?a, se han visto como intentos de atizar la hostilidad hacia los inmigrantes.
Quiz¨¢ discusiones como esta sean el lujo de sociedades de alto bienestar como Canad¨¢, la Escandinavia americana, un pa¨ªs con muchas de las virtudes de EE UU pero sin las desigualdades y la violencia. Aunque estos d¨ªas se lean afirmaciones semejantes en la prensa brit¨¢nica y estadounidense, la democracia canadiense no est¨¢ amenazada.
¡°La personalidad de Stephen Harper se refleja en el gobierno. Es una personalidad cerrada, secretista, en cierta manera desconfiada¡±, dice el periodista John Ibbitson, bi¨®grafo de Harper. ¡°Pero sugerir que Canad¨¢ se desliza hacia un estatus cuasi democr¨¢tico, es rid¨ªculo¡±.
Las reacciones a Harper se explican por la transformaci¨®n de estos a?os. El boom del petr¨®leo ¡ªahora en duda por la bajada de los precios¡ª alter¨® los equilibrios: el Oeste supera en poblaci¨®n a la provincia franc¨®fona de Quebec y a las provincias del Atl¨¢ntico. Aunque creci¨® en Ontario, la provincia de Toronto, a los 19 a?os Harper emigr¨® a Alberta, en el Oeste, para trabajar en el sector petrolero, y ascendi¨® pol¨ªticamente en el Reform Party, que naci¨® como partido regionalista occidental.
?lites hostiles
Las ¨¦lites de Montreal y Toronto, art¨ªfices de un pa¨ªs compactado por un difuso consenso socialdem¨®crata, quedaron desconcertadas por el ascenso de un pol¨ªtico neoliberal en la econom¨ªa y con acentos neoconservadores en el exterior. Harper es m¨¢s amigo de Benjam¨ªn Netanyahu y m¨¢s cr¨ªtico con Vlad¨ªmir Putin que Barack Obama. Las relaciones entre Harper, probablemente el m¨¢s estadounidense de los primeros ministros canadienses, y Obama, el m¨¢s canadiense de los presidentes estadounidenses, son fr¨ªas.
Gane quien gane hoy, dif¨ªcilmente habr¨¢ marcha atr¨¢s completa en la transformaci¨®n. El pa¨ªs es otro. ¡°Los cambios que ha tra¨ªdo la inmigraci¨®n y el ascenso del Canad¨¢ occidental no pueden deshacerse¡±, dice Ibbitson.
Durante la campa?a, la petici¨®n, por parte de Harper, de prohibir el niqab ¡ªel velo que cubre el rostro de algunas mujeres musulmanas¡ª en ceremonias de jura de la ciudadan¨ªa encendi¨® el debate sobre la integraci¨®n de los musulmanes.
El s¨¢bado, en uno de los ¨²ltimos m¨ªtines, en Toronto, Harper no habl¨® del niqab. Solo de impuestos.
En el p¨²blico se sentaba Rob Ford, el exalcalde de Toronto que alcanz¨® la celebridad internacional al difundirse im¨¢genes de ¨¦l consumiendo crack. No es una compa?¨ªa c¨®moda para Harper, que exhibe una ret¨®rica de ley y orden, pero Ford arrastra votos en los disputados barrios residenciales de Toronto, clave en estas elecciones.
De los 338 esca?os de la C¨¢mara de los Comunes, 121 se encuentran en Ontario. Aqu¨ª pueden decirse las elecciones legislativas. De la nueva C¨¢mara de los Comunes saldr¨¢ el primer ministro.
¡°El lunes decidir¨¦is si quer¨¦is impuestos m¨¢s altos con los liberales o m¨¢s bajos con los conservadores¡±, dijo Harper ante miles de personas en Etobicoke, un barrio de Toronto. Junto al Oeste, los barrios residenciales de Ontario han sido un vivero de votos para el primer ministro conservador.
Con mensajes como este, Harper tambi¨¦n se ha convertido en una rareza: un l¨ªder conservador con una s¨®lida base de inmigrantes.
¡°Los impuestos m¨¢s bajos¡±, dice Sarbjit Johal, un indio propietario de un comercio, ¡°son buenos para los empresarios y para crear empleo¡±. Votar¨¢ a Harper.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.