Rousseff, entre el mercado y los movimientos sociales

Una entrevista publicada el pasado domingo en el peri¨®dico Folha de S. Paulo ha vuelto a agitar el delicado panorama pol¨ªtico de Brasil. Rui Falc?o, presidente nacional del Partido de los Trabajadores (PT), era categ¨®rico: ¡°Si Levy [Joaquim Levy, ministro de Hacienda] no quiere seguir las orientaciones de la presidenta, debe ser sustituido¡±. Repet¨ªa una petici¨®n que cada vez gana m¨¢s fuerza entre los movimientos sociales que apoyan al partido de izquierdas en el poder: hay que cambiar la pol¨ªtica econ¨®mica urgentemente.

El episodio fue otro tir¨®n de cuerda en el tira y afloja entre visiones bastante distintas dentro del Gobierno. De un lado, Levy, un economista de la Escuela de Chicago, neoliberal, cuya misi¨®n es intentar reencaminar la econom¨ªa y pretende hacerlo por medio de duros ajustes. Del otro, el partido y los movimientos de izquierda, que comparten una visi¨®n desarrollista que cree que para mover la econom¨ªa hay que seguir con las pol¨ªticas estatales de subsidios, y critican los cortes que el ministro ha ordenado. Contra las cuerdas est¨¢ Dilma Rousseff, que no puede prescindir de ninguno de los dos apoyos.

La presidenta sabe que necesita a los movimientos sociales, los mismos que la ayudaron a ganar las ajustadas elecciones el a?o pasado, para luchar en la calle contra la amenaza de destituci¨®n. Pero los interlocutores del partido no se cansan de decir entre bastidores que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil pedir esa movilizaci¨®n mientras el Gobierno aplica recortes en ¨¢reas como la vivienda, la educaci¨®n, o realiza cambios que afectan a los trabajadores. Los mismos movimientos sociales que se echaron a la calle el 21 de agosto para posicionarse contra el impeachment han creado este mes el Frente Pueblo Sin Miedo para luchar contra los ajustes fiscales, aunque afirman que no est¨¢n de acuerdo con la destituci¨®n de la presidenta. Fue un duro golpe para el PT, que intentaba atraer estos mismos movimientos al Frente Brasil Popular, creado por el partido unos d¨ªas antes para organizar las movilizaciones contra el impeachment, que acabaron marchit¨¢ndose.

Seg¨²n diputados y especialistas, si se consigue abrir el proceso de destituci¨®n en la C¨¢mara, la presi¨®n popular ejercer¨¢ un papel fundamental y podr¨ªa hacer cambiar el voto de algunos diputados que todav¨ªa son aliados del Gobierno. En ese momento, la lucha en la calle ser¨ªa importante. Los movimientos sociales podr¨ªan funcionar como el contrapeso de los grupos a favor del impeachment, mostrando que Rousseff todav¨ªa tiene capacidad de movilizaci¨®n y transmitiendo el mensaje de que la destituci¨®n de la presidenta podr¨ªa llevar el pa¨ªs al caos social.

Pero para defenderla en la calle, los movimientos piden un precio alto: Rousseff tiene que deshacerse de Levy, parar de hacer ajustes y adoptar medidas como la creaci¨®n de un impuesto sobre las grandes fortunas. El Gobierno prometi¨® la ley, que desagrada a las clases m¨¢s conservadoras, pero no ha conseguido sacarla adelante en el Congreso.

El problema es que Rousseff no puede renunciar a Levy. O mejor, a lo que Levy representa para el mercado

A cambio del apoyo, Rousseff tambi¨¦n tendr¨ªa que volver a adoptar la pol¨ªtica desarrollista que caracteriz¨® al partido desde el inicio del Gobierno Lula, como dej¨® claro la semana pasada la Central ?nica de los Trabajadores (CUT), movimiento sindical vinculado al PT, que present¨® p¨²blicamente una propuesta de cambio econ¨®mico, a la que llamaron la ¡°soluci¨®n para la econom¨ªa brasile?a¡±.

El problema es que Rousseff no puede renunciar a Levy. O mejor, a lo que Levy representa para el mercado. El ministro es visto como el salvador de la econom¨ªa. Alguien necesario, precisamente, para alejar el pa¨ªs de la pol¨ªtica desarrollista, que el sector econ¨®mico considera equivocada y que llev¨® al pa¨ªs a la situaci¨®n en que se encuentra hoy, con gastos p¨²blicos excesivos y que han dejado un agujero enorme en las cuentas del Estado.

Rousseff no consigue gobernar sin el apoyo del capital, necesario para invertir para que la econom¨ªa vuelva a crecer. ¡°Cuando termin¨® la legislaci¨®n anterior, hab¨ªa un caos absoluto, principalmente en el ¨¢rea fiscal. Levy fue secretario de Hacienda en R¨ªo de Janeiro, donde promovi¨® un ajuste fiscal tan fuerte que el Estado mejor¨® el grado de inversi¨®n. Entr¨® en el Gobierno con esa misi¨®n, la de reencaminar la econom¨ªa, de hacer ajustes¡±, afirma el profesor de finanzas del Instituto de Ense?anza e Investigaci¨®n Insper, Jo?o Lu¨ªs Mascolo. ¡°El mercado sabe que, si lo destituyen y se vuelve al modelo anterior, se generar¨ªa un caos absoluto y completo, principalmente con la deuda p¨²blica y el tipo de inter¨¦s que tenemos¡±, destaca, reproduciendo la opini¨®n de otros especialistas.

Ante el ¡°Fuera Levy¡±, que gana cada vez m¨¢s fuerza entre los movimientos sociales y el partido, Rousseff ha dejado claro que el ministro va a continuar. ¡°El presidente del PT puede tener la opini¨®n que quiera, pero no es la opini¨®n del Gobierno¡±, afirm¨®, lanzando una indirecta a Lula, mentor de las peticiones para que se destituya al economista. De paso, la indirecta tambi¨¦n ha sido para los movimientos sociales, que han reaccionado criticando todav¨ªa m¨¢s esa postura. Ante el dif¨ªcil equilibro, ya hay quien diga, especialmente en el sector econ¨®mico, que la ¨²nica soluci¨®n para salir de esta encrucijada ser¨ªa que la presidenta abandonara de una vez por todas el PT.