?Lobos solitarios o tercera intifada?
Israel acusa a la Autoridad Palestina de los ¨²ltimos ataques con cuchillos, pero no est¨¢ claro que respondan a una estrategia pol¨ªtica
La Intifada empieza como una rebeli¨®n espont¨¢nea, pero no adquiere carta de naturaleza hasta el momento en que alguien se hace cargo de su conducci¨®n. No es f¨¢cil definir lo que es una Intifada, palabra ¨¢rabe que significa rebeli¨®n o levantamiento, sobre todo en una regi¨®n tan disputada como es la que hay entre el r¨ªo Jord¨¢n y el Mediterr¨¢neo, donde los enfrentamientos violentos y las guerras entre ¨¢rabes e israel¨ªes son la norma desde 1936, y los periodos de paz, una aut¨¦ntica excepci¨®n.
Las Intifadas, como la primera revuelta ¨¢rabe de 1936 a 1939, se dirigen contra la ocupaci¨®n. En aquel primer levantamiento, los ¨¢rabes ten¨ªan dos enemigos, la potencia colonial brit¨¢nica y los emigrantes jud¨ªos cuya llegada e instalaci¨®n quer¨ªan evitar. La ocupaci¨®n que han combatido las Intifadas que hemos conocido desde 1987 es la israel¨ª de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusal¨¦n Oriental, conquistados por Israel en 1967 tras la llamada Guerra de los Seis D¨ªas.
La figura del terrorista individual o lobo solitario escapa a la idea de resistencia pol¨ªtica
La tercera Intifada viene anunci¨¢ndose desde hace tiempo. Cada vez que las cosas andan mal, y casi siempre andan mal, aparece el temor a un levantamiento m¨¢s violento que el anterior. Es una profec¨ªa apocal¨ªptica y una amenaza disuasiva. En la primera, las armas palestinas eran piedras y palos, y la respuesta israel¨ª, piernas y brazos rotos. En la segunda, los palestinos pusieron coches bomba y comandos suicidas, y los israel¨ªes respondieron con aviones, tanques y misiles que arrasaron las instalaciones de la Autoridad Palestina y sus infraestructuras, y luego construyeron un muro de separaci¨®n. En la tercera, si eso es la tercera, hay j¨®venes palestinos que atacan al primer israel¨ª que encuentran con lo que tienen a mano, con cuchillos o atropell¨¢ndoles con sus autom¨®viles, y los israel¨ªes responden a tiros.
Las Intifadas dejan unos balances escalofriantes de muertos y heridos, en proporci¨®n siempre desigual, y llena las c¨¢rceles de j¨®venes palestinos; y esta, aunque no sea exactamente una Intifada, no ser¨¢ una excepci¨®n. Aunque no est¨¦ claro que esa oleada de acuchillamientos sea realmente una revuelta organizada, es evidente la conexi¨®n o al menos el mimetismo entre tantos comportamientos id¨¦nticos por parte de palestinos de los territorios ocupados, pero tambi¨¦n de ¨¢rabes de nacionalidad israel¨ª.
La actual Intifada de los cuchillos empez¨® seg¨²n los palestinos como reacci¨®n al ataque con bombas incendiarias
La explicaci¨®n del Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu a tanta violencia es la incitaci¨®n al odio y al antisemitismo por parte de las organizaciones palestinas, su sistema educativo e incluso los m¨¢ximos responsables de la Autoridad Palestina. La explicaci¨®n palestina, por su parte, es que se trata de una reacci¨®n incontrolada ante el fracaso del proceso de paz, la ocupaci¨®n y las constantes humillaciones que sufre la poblaci¨®n palestina en los territorios ocupados.
Ambas explicaciones tienen sus fundamentos. La denuncia de la ocupaci¨®n muy f¨¢cilmente acude a argumentos antisemitas y antijud¨ªos, especialmente utilizados por el islamismo m¨¢s radical y violento. Sobre las condiciones de la ocupaci¨®n y sus efectos sobre la poblaci¨®n palestina no hay testimonios m¨¢s fiables que los que proporcionan entidades israel¨ªes como Peace Now, B¡¯Tselem o Breaking the Silence. Esta ¨²ltima asociaci¨®n, formada por exsoldados israel¨ªes, recoge los testimonios de j¨®venes israel¨ªes que han participado en la represi¨®n de los palestinos en los territorios. Los exsoldados aseguran que se les encomiendan misiones destinadas a desposeer y anexionar territorios mediante el miedo y la intimidaci¨®n de la poblaci¨®n palestina, tareas para las que las fuerzas de seguridad cuentan con la colaboraci¨®n de los colonos israel¨ªes, a los que no tratan como ciudadanos comunes sujetos a la misma ley, sino como socios en la ocupaci¨®n (El libro negro de la ocupaci¨®n. Testimonios de soldados israel¨ªes en los territorios ocupados; El Viejo Topo).
La actual Intifada de los cuchillos empez¨® seg¨²n los palestinos como reacci¨®n al ataque con bombas incendiarias, a finales de julio, de una familia palestina en su casa cerca de Nabl¨²s, en la que un ni?o de a?o y medio muri¨® quemado vivo y sus padres perecieron de las quemaduras al cabo de unas semanas, sin que se sepa nada a estas alturas sobre sus autores. Seg¨²n el Gobierno israel¨ª, en cambio, la Intifada de los cuchillos empez¨® al d¨ªa siguiente de la intervenci¨®n de Mahmud Abbas en Naciones Unidas, el 30 de septiembre, cuando anunci¨® que los palestinos ya no se sent¨ªan obligados por los Acuerdos de Oslo de 1993, en los que se cambiaba paz por territorios, debido a la ocupaci¨®n constante de tierras por parte de los colonos israel¨ªes.
El esp¨ªritu de la ¨¦poca se expresa tambi¨¦n en las Intifadas, y en ellas se fraguan las siguientes generaciones de la resistencia palestina. La primera tuvo su espejo en la americana CNN, que hab¨ªa lanzado su cadena internacional apenas tres a?os antes. En la segunda, iniciada en septiembre de 2000, fue la cadena global catar¨ª Al Jazeera la que difundi¨® las im¨¢genes m¨¢s impactantes. La actual revuelta, en sinton¨ªa con la primavera ¨¢rabe, tiene en las redes sociales y los tel¨¦fonos m¨®viles el principal instrumento comunicativo y de difusi¨®n de las im¨¢genes de los ataques.
La primera Intifada termin¨® desembocando en los Acuerdos de Oslo y condujo a la instalaci¨®n de la Autoridad Palestina en Gaza y Cisjordania. La segunda situ¨® a la resistencia palestina en el Eje del Mal dentro de la Guerra Global contra el Terror de Bush, dividi¨® a los palestinos, arruin¨® su autonom¨ªa y termin¨® finalmente con Arafat. Ahora, la figura del terrorista individual o lobo solitario escapa a la idea de resistencia pol¨ªtica m¨¢s o menos pac¨ªfica alentada por Al Fatah y tambi¨¦n a la resistencia armada de Ham¨¢s y se acerca, en cambio, al nihilismo de la m¨ªstica yihadista, antioccidental y antisemita del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s).
Varios v¨ªdeos difundidos por distintas ramas del ISIS presentan a los terroristas palestinos como "muyahidines de la Casa Sagrada", es decir, guerrilleros de Jerusal¨¦n, y descalifican a Al Fatah como agente del cristianismo y del sionismo y a Ham¨¢s como brazo palestino del desviacionismo chi¨ª y alau¨ª. No sabemos hacia d¨®nde conduce la actual oleada de violencia, ni qui¨¦n puede sacar provecho de ella, pero nada ser¨ªa peor que poner el conflicto entre israel¨ªes y palestinos al alcance del califato del Estado Isl¨¢mico.
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