El alcalde de Roma, expulsado por sus propios concejales
Un gestor dirigir¨¢ el consistorio tras ser disuelto por la dimisi¨®n de los ediles
El 12 de octubre dimiti¨®, el 29 se arrepinti¨®, y el viernes por la tarde no tuvo m¨¢s remedio que abandonar la alcald¨ªa de Roma despu¨¦s de que sus concejales renunciaran en bloque siguiendo una orden de Matteo Renzi, primer ministro de Italia y secretario general del Partido Democr¨¢tico (PD). Los ¨²ltimos d¨ªas de Ignazio Marino al frente de la ciudad de Roma han constituido, en expresi¨®n de L¡¯Osservatore Romano, peri¨®dico oficial del Vaticano, ¡°una farsa¡±, pero tambi¨¦n una demostraci¨®n de cu¨¢n dif¨ªcil es luchar en Italia contra el poder establecido.
Marino, un cirujano de 60 a?os con fama de honesto, lleg¨® a la alcald¨ªa en el verano de 2013, aprovechando el descr¨¦dito de la casta pol¨ªtica italiana. Lo primero que hizo fue denunciar el entramado corrupto que desde hac¨ªa a?os manten¨ªa hipotecado el funcionamiento de la capital. Una red de intereses que enseguida la fiscal¨ªa de Roma y la polic¨ªa no dudaron en calificar como Mafia Capital, ¡°la quinta mafia de Italia¡±. Un torrente de detenciones demostr¨® que lamentablemente Marino ¡ªun pol¨ªtico amateur bautizado como ¡°un marciano en Roma¡±¡ª ten¨ªa raz¨®n.
Los meses sucesivos tambi¨¦n demostraron que era lo ¨²nico que ten¨ªa. Marino no dispon¨ªa de ning¨²n plan ni de ninguna capacidad de maniobra para sacar a la ciudad del caos y la degradaci¨®n extrema. Por si fuera poco, una serie de errores absurdos ¡ªla ausencia prolongada de una ciudad colapsada, un encontronazo con el Vaticano a cuenta del viaje del Papa a Filadelfia¡ª termin¨® por desconectarlo de Renzi, quien nunca le hab¨ªa profesado demasiado aprecio ni apoyado en su lucha contra la corrupci¨®n.
La puntilla se la administr¨® ¨¦l mismo, cuando supuestamente pretendi¨® cobrar como gastos de representaci¨®n cenas y almuerzos con amigos y familiares. Marino se consider¨® entonces v¨ªctima de una conspiraci¨®n pol¨ªtico-medi¨¢tica y a partir de ah¨ª comenz¨® un camino err¨¢tico. Los suyos, entre inmolarse con ¨¦l o acatar las instrucciones de Renzi, lo tuvieron claro.
Amargamente, Marino declar¨®: ¡°Queda claro que la pol¨ªtica ahora se discute fuera de las sedes democr¨¢ticas. Se ha demostrado una ausencia total de respeto por los electores¡±. A modo de contestaci¨®n, el presidente del PD, Matteo Orfini, el hombre que Renzi nombr¨® en teor¨ªa para ayudar a Marino y se ha convertido en uno de sus verdugos, declar¨®: ¡°?l ha mentido y cometido una enormidad de errores¡±. Una vez m¨¢s, la izquierda italiana no necesita enemigos.
Trampas y descuidos
La situaci¨®n ahora no puede ser m¨¢s problem¨¢tica. Sin alcalde, el delegado del Gobierno en Roma, Franco Gabrielli, tendr¨¢ que nombrar un gestor para sustituir a Marino de forma provisional. Sea cual sea la soluci¨®n, el mensaje no puede ser m¨¢s descorazonador: hasta Ignazio Marino, el hombre al que propios y extra?os conced¨ªan la rara virtud de la honradez, se va de la pol¨ªtica repudiado por los suyos y con la honestidad hecha jirones. Y no solo. Aunque se llegasen a demostrar, sus peque?as trampas o tal vez descuidos suponen una nimiedad con respecto a la mafia que ¨¦l pretendi¨® enfrentar. Durante la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa de Roma a Mafia Capital, sus principales dirigentes dec¨ªan que, fuese quien fuese el alcalde de Roma, su negocio seguir¨ªa adelante. La ¡°farsa¡± de Marino parece darles la raz¨®n.
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