El odio religioso lastra las elecciones de Myanmar
Los musulmanes son el 4% de la poblaci¨®n, pero centenares de miles no podr¨¢n votar
¡°Elecciones, ?qu¨¦ elecciones? No nos interesan las elecciones ?No lo ve? Nadie quiere contestar¡±, dice un hombre que acaba de identificarse como responsable de la modesta Mezquita Bengal¨ª Sun¨ª de Yang¨®n. De un golpe, cierra las pesadas puertas met¨¢licas del lugar de oraci¨®n, en pleno centro de la capital econ¨®mica birmana. Wyn Myint, un agente inmobiliario de 55 a?os que acaba de terminar sus rezos, se encoge de hombros mientras se pone los zapatos. ¡°Aqu¨ª mucha gente tiene miedo a hablar. Pueden pasar cosas¡±, dice, mientras imita con el gesto unas manos esposadas.
Los musulmanes de Myanmar aguantan con el aliento contenido el resultado de las elecciones del domingo, las primeras semi-libres desde 1990. Tienen esperanzas de cambio, centradas en una victoria de la opositora Liga Nacional para la Democracia de la premio Nobel Aung San Suu Kyi. La NLD, que promete gobernar para todas las comunidades en un pa¨ªs de 51 millones de personas y 135 etnias, aspira a poner fin a d¨¦cadas de poder de los militares, que gobernaron primero en una junta y ahora respaldando un Ejecutivo semicivil.
Pero tambi¨¦n hay temor. La campa?a electoral, y sus preparativos, se ha visto acompa?ada de un aumento del sentimiento antiisl¨¢mico y de la ret¨®rica incendiaria de un grupo radical de bonzos, el Ma Ba Tha, que acusa a los musulmanes de ser una amenaza para el budismo, la religi¨®n mayoritaria. Seg¨²n el censo electoral de 1983, el ¨²ltimo que incluye datos fiables sobre religi¨®n, esta comunidad representa un 4% de la poblaci¨®n, aunque los expertos calculan que ese porcentaje es mucho m¨¢s alto en la actualidad y podr¨ªa oscilar entre un 10 y un 15%. En 2012, una serie de disturbios religiosos dej¨® centenares de muertos, la mayor¨ªa musulmanes.
Un voto precario en las ¨¢reas rurales
En la escuela primaria del pueblo de Bulayin, a casi tres horas de Yang¨®n, todo est¨¢ preparado para las elecciones. Las cuatro urnas ¡ªpara el Parlamento, el Senado, asamblea regional y representantes ¨¦tnicos¡ª, unas cajas de pl¨¢stico, han sido debidamente selladas. Unas pantallas de cart¨®n garantizar¨¢n la intimidad a la hora de rellenar la papeleta.
En el censo electoral, dispuesto fuera, figuran los nombres de los 1.308 habitantes con derecho a voto. Al maestro, Sein Lwin, le ha tocado presidir la mesa electoral.
Sein Lwin no se pronuncia sobre qui¨¦n ganar¨¢ en el pueblo, en el distrito de Bagor, una de las ¨¢reas que se prev¨¦n m¨¢s disputadas entre el USDP y la Liga de Aun Sang Suu Kyi. Pero admite que votar¨¢ por el USDP. Espera ¡°un pa¨ªs m¨¢s desarrollado despu¨¦s de las elecciones¡±.
U Thein Shwe, de 75 a?os, habita en una de las casas de madera, paja y metal que tiene electricidad desde hace dos meses ¡ªcoincidiendo con el inicio de la campa?a electoral¡ª. ?l s¨ª tiene claro qui¨¦n va a ganar: ¡°aqu¨ª la mayor¨ªa va a votar a la Liga¡±.
¡°Los musulmanes no solo estamos discriminados, sino oprimidos. Pero las cosas pueden ponerse a¨²n peor incluso despu¨¦s de las elecciones. No van a ser justas¡±, declara Win Myint, que pese a todo asegura que votar¨¢ por la NLD: ¡°hace falta un cambio¡±.
Las soflamas del Ma Ba Tha y su l¨ªder, el monje Wirathu, han encontrado abrigo en algunos sectores de la poblaci¨®n, que ve con temor las noticias sobre atentados de grupos extremistas isl¨¢micos en el extranjero. Candimar, un monje que ha acudido a orar a la pagoda de Sule, a apenas unos metros de la mezquita, se declara partidario de la convivencia de las religiones. Pero -puntualiza- ¡°tenemos que ser cautelosos¡ hay muchos terroristas musulmanes¡±.
Ante la popularidad del Ma Ba Tha -del que algunos ciudadanos sospechan incluso que pueda ser una herramienta creada por el antiguo r¨¦gimen militar para generar divisiones entre la oposici¨®n- el Gobierno del Partido de la Uni¨®n para el Progreso y la Democracia (USPD), respaldado por los militares, ha adoptado a su vez una serie de pol¨¦micas medidas en nombre de la pureza de la raza y de la religi¨®n que perjudican sobre todo a los musulmanes.
Cerca de 750.000 miembros de la comunidad musulmana rohi?¨¢ en el estado de Raj¨¢in no podr¨¢n votar en estas elecciones. El Gobierno no les reconoce la nacionalidad con el argumento de que sus ancestros llegaron de India o Bangladesh y les ha retirado la tarjeta de identidad que s¨ª les permiti¨® votar en los comicios previos, en 2010.
Inicialmente tambi¨¦n se descalific¨® a todos los aspirantes a candidatos electorales de religi¨®n musulmana. La junta electoral tuvo que revocar su decisi¨®n ante las protestas, que incluyeron una declaraci¨®n de las embajadas extranjeras en las que se expresaba la preocupaci¨®n por ¡°el reciente rechazo de docenas de candidatos por lo que consideramos que son argumentos espurios sobre ciudadan¨ªa¡±. Finalmente, habr¨¢ menos de una treintena de musulmanes entre m¨¢s de 6.000 candidatos electorales.
¡°?C¨®mo se pueden considerar libres y justas unas elecciones si hay 1,2 millones de personas, los rohi?¨¢, a los que no les estar¨¢ permitido votar?¡±, protesta en el exterior de la mezquita el pol¨ªtico rohi?¨¢ Naeem Khin Maung Myint, presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Partido Nacional Democr¨¢tico para el Desarrollo (NDPD) y candidato electoral en los comicios de 2010. ¡°Los musulmanes somos perseguidos por nuestra fe. Y nos han dejado solos¡±.
Ni siquiera Aung San Suu Kyi, pese a ser premio Nobel de la Paz, les ha apoyado, recuerda Naeem. La NLD no ha presentado un solo candidato musulm¨¢n. Y ¡°la Dama¡±, como se la conoce popularmente en Myanmar, ha mantenido silencio sobre la situaci¨®n de los rohi?¨¢, pese a las denuncias internacionales sobre las condiciones infrahumanas en que viven 140.000 de ellos internados en campos en las cercan¨ªas de Sittwe, en Raj¨¢in. El centro de investigaci¨®n brit¨¢nico ISCI, de la Universidad Queen Mary?s, ha llegado a denunciar el ¡°genocidio¡± de esta poblaci¨®n.
Los defensores de ¡°La Dama¡± alegan que se trata de un movimiento t¨¢ctico, para no perder apoyo entre su mayor¨ªa de seguidores budistas. ¡°Pero Aung San Suu Kyi no deber¨ªa ser l¨ªder solo de los budistas. Nos ha traicionado¡±, se lamenta Naeem.
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