Aung San Suu Kyi, del mito a la ¡®realpolitik¡¯ en Myanmar
La dama birmana, s¨ªmbolo de la lucha por la democracia en Asia, se prepara con su partido para gobernar Myanmar tras la que se perfila como una gran victoria electoral
Lo que sonaba impensable hace apenas cinco a?os parece cada vez m¨¢s real: un Gobierno en Myanmar ¡ªantigua Birmania¡ª de la Liga Nacional para la Democracia, el partido de Aung San Suu Kyi. Los resultados preliminares apuntan a una victoria arrolladora. Adorada por sus conciudadanos, aclamada en Occidente durante a?os como un icono de los derechos humanos, le llega la hora de demostrar si las esperanzas depositadas en ella tienen raz¨®n de ser. Aunque la Constituci¨®n le impide presidir el pa¨ªs, nadie duda de que ser¨¢ la verdadera due?a del poder. Y la primera en dejarlo claro es la propia Suu Kyi: tomar¨¢ ¡°todas las decisiones como l¨ªder del partido vencedor¡±, ha declarado a la BBC.
Con 88 esca?os adjudicados hasta este martes en la C¨¢mara Baja, de un total de 330 de libre elecci¨®n (los otros 110, el 25%, est¨¢n reservados por ley al Ej¨¦rcito), 78 corresponden a la NLD. La premio Nobel de la Paz conf¨ªa, seg¨²n afirm¨® a la BBC, en que su partido lograr¨¢ en torno al 75% de los votos, m¨¢s del 67% que necesita para controlar el Parlamento.
En una entrevista con Channel News Asia, ha declarado que el nuevo presidente birmano ¡°no tendr¨¢ autoridad¡± y ser¨¢ nombrado ¡°¨²nicamente para cumplir con la Constituci¨®n¡±. "Es la ¨²nica manera l¨®gica de hacerlo. En cualquier pa¨ªs democr¨¢tico, el l¨ªder del partido ganador se convierte en l¨ªder del Gobierno. Si la Constituci¨®n no lo permite, tendremos que alcanzar un acuerdo para proceder seg¨²n las l¨ªneas democr¨¢ticas habituales".
Aung San Suu Kyi est¨¢ disfrutando del momento. Est¨¢ a punto de culminar la batalla que empez¨® en 1988. Hasta entonces se hab¨ªa limitado a su papel de esposa de un profesor de la Universidad de Oxford, Michael Aris, y de madre de dos hijos. Pero un viaje ese a?o a Yang¨®n para cuidar de su madre enferma coincidi¨® con el estallido de manifestaciones masivas contra la junta militar que gobernaba el pa¨ªs desde 1962. La hija del h¨¦roe de la independencia birmana, el general Aung San, se puso al frente de ellas. Fue detenida y condenada a un arresto domiciliario que continuar¨ªa, con dos interrupciones, hasta 2010. Hab¨ªa nacido un mito.
En 1990, los militares, obligados por la presi¨®n popular, permitieron la celebraci¨®n de elecciones. La Liga logr¨® el 80% de los votos. Pero los comicios fueron anulados, y Myanmar vivir¨ªa 20 a?os m¨¢s como un paria internacional, bajo uno de los reg¨ªmenes militares m¨¢s opresivos del mundo y lastrada por dur¨ªsimas sanciones.
Durante todo ese tiempo, La dama sirvi¨® de inspiraci¨®n a quienes deseaban un cambio democr¨¢tico en su pa¨ªs. No cedi¨® siquiera cuando su marido agonizaba en el Reino Unido, enfermo de c¨¢ncer. En el exterior le llov¨ªan los honores: en 1991 se le conced¨ªa el premio Nobel de la Paz, como ejemplo ¡°del poder de los que no tienen poder¡±. Su vida era llevada al cine.
En su pa¨ªs se la venera por esa resistencia y como hija de su padre. ¡°Tiene el mismo car¨¢cter que ¨¦l. El mismo esp¨ªritu luchador, el mismo sentido de la moral, la misma disposici¨®n a defender sus ideas¡±, afirma con una sonrisa el veterano pol¨ªtico Maung Maung Gyi, de 77 a?os, y que la conoce desde ni?a. Es ex secretario general de la Liga Antifascista para la Libertad de los Pueblos, el partido que fund¨® el general.
Media vida en la c¨¢rcel
Hija de un militar h¨¦roe de la independencia birmana, Aung San Suu Kyi naci¨® en Yang¨®n en 1945. Antes de iniciar su carrera pol¨ªtica se gradu¨® en Oxford y trabaj¨® en la ONU.
1988. Regresa a Birmania para cuidar de su madre enferma y acaba encabezando las protestas contra la dictadura militar.
1989. El r¨¦gimen la somete a arresto domiciliario en Yang¨®n.
1990. Su partido gana las elecciones pero quedan anuladas por los militares.
1991. Le conceden el Nobel de la Paz como presa pol¨ªtica. Entre 1995 y 1996 sali¨® de la c¨¢rcel, adonde volvi¨® sin poder apenas recibir visitas. En 1999 su marido muri¨® de c¨¢ncer sin que los militares le dejaran verla.
2010. Sale de su cautiverio.
2012. Recoge el Nobel concedido en 1991.
2015. Su partido vuelve a vencer en las primeras elecciones libres en 25 a?os.
Su carisma ¡ªo su autoritarismo, seg¨²n algunos¡ª es tal que ha eclipsado a cualquier otra personalidad birmana. No importa que haya escogido un pragmatismo de hierro que le ha llevado a optar por el silencio frente a los abusos contra la minor¨ªa musulmana rohingya, para no enemistarse con su base de religi¨®n budista, y que esa posici¨®n le haya valido duras cr¨ªticas de las organizaciones pro derechos humanos internacionales. Pocos de quienes acud¨ªan a votar el domingo pod¨ªan explicar el programa electoral de la NLD. Pero la inmensa mayor¨ªa hablaba de su admiraci¨®n por Madre Suu.
¡°La gente est¨¢ ansiosa de librarse del mando de los militares. Esa es la gran prioridad, quieren un cambio¡±, explica Maung Maung Gyi. ¡°Una vez que se imponga la democracia, ya se desarrollar¨¢ la ideolog¨ªa¡±.
Porque, reconoce, la Liga es hoy por hoy ¡°un partido basado en la personalidad, no tiene ideolog¨ªa¡±.
Otros van m¨¢s all¨¢ y denuncian un estilo autoritario. El antiguo preso pol¨ªtico y colaborador de la premio Nobel Myo Khin ha denunciado la ¡°marginalizaci¨®n¡± de quienes dirigieron el partido en los a?os de plomo en favor de quienes no se atreven a desafiar a la l¨ªder.
La Nobel rechaza estas acusaciones: ¡°Hemos sido capaces de sobrevivir porque tenemos el apoyo de la gente, y los Gobiernos que se basan en el apoyo del pueblo nunca son autoritarios¡±, asegura.
Y aunque insiste en que estar¨¢ ¡°por encima del presidente¡±, Maung Maung Gyi resta importancia a esas afirmaciones. ¡°Es un ataque psicol¨®gico a los militares. Les est¨¢ presionando¡±.
Porque, incluso si se confirma la goleada electoral de su partido, La dama a¨²n tendr¨¢ que compartir el poder con los militares durante una temporada. La ley les reserva ministerios y competencias clave, y buena parte de la econom¨ªa del pa¨ªs est¨¢ directa o indirectamente bajo su control.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.