El Bataclan, una sala hist¨®rica de Par¨ªs

No era una sala de conciertos cualquiera. El Bataclan encarnaba la picard¨ªa, el hedonismo, la cultura popular de la capital de Francia. Aunque el ataque de este viernes por la noche coincidi¨® con la actuaci¨®n de una banda californiana, el Bataclan programaba regularmente actuaciones de artistas parisienses, de lo que all¨ª llaman variet¨¦s o incluso representantes del rap que se hace en la banlieue. Es perfectamente imaginable que, como cliente, antes de su radicalizaci¨®n, alguno de los asesinos hubiera visitado el local.

El Bataclan entr¨® en la mitolog¨ªa del rock all¨¢ por 1972. El 29 de enero de ese a?o, all¨ª se juntaron Lou Reed, John Cale y Nico. Es decir, los tres elementos m¨¢s visibles de la primera formaci¨®n de The Velvet Underground, que no coincid¨ªan en un escenario desde 1967. Un concierto ¨²nico que fue tratado como el gran evento que era: transmitido por televisi¨®n (?en blanco y negro!), casi inmediatamente se convirti¨® en un superventas dentro del mercado de los bootlegs (discos piratas con material in¨¦dito). A pesar de sus deficiencias t¨¦cnicas, la grabaci¨®n fue tan popular que incluso llegaron a publicarse, atenci¨®n, los ensayos previos al concierto.

En verdad, el Bataclan formaba parte de la leyenda fr¨ªvola de Par¨ªs desde su inauguraci¨®n en 1865, a la que asistieron Napole¨®n III y la emperatriz Eugenia. Destacaba entre los edificios del Distrito XI por su vistosa arquitectura, inspirada en las pagodas chinas. Las chinoiseries estaban de moda: su nombre derivaba de Ba-ta-clan, una opereta de tem¨¢tica oriental estrenada en 1855 por el popular¨ªsimo Jacques Offenbach. En la planta baja, funcionaba como caf¨¦-teatro; su primer piso acog¨ªa una pista de baile. Tambi¨¦n ofrec¨ªa salones de billar y un restaurante.

Tras varias reformas, el Bataclan termin¨® consagr¨¢ndose al vodevil y la revista musical; de hecho, el nombre se identific¨® de tal forma con ¡°el alegre Par¨ªs¡± que incluso se formaron compa?¨ªas para realizar giras fuera de Francia. En diversas latitudes, el propio nombre pas¨® a designar a espect¨¢culos m¨¢s o menos descocados; en varios pa¨ªses latinoamericanos, una ¡°bataclana¡± es una mujer de vida alegre. De hecho, la palabra aparece en un famoso tango uruguayo, ¡°Garufa¡±, inmortalizado por Carlos Gardel

El Bataclan era un im¨¢n para los visitantes a la ¡°ciudad luz¡±. El music-hall incluso acogi¨® a antiguos h¨¦roes del Salvaje Oeste reconvertidos en figuras del show business, como Buffalo Bill. Maurice Chevalier fue solo uno de los chansonniers que se dieron a conocer all¨ª. Anterior a recintos como el Carnegie Hall o el Royal Albert Hall, su historia bien necesitar¨ªa un libro.

Tras varias reformas, el Bataclan termin¨® consagr¨¢ndose al vodevil y la revista musical; de hecho, el nombre se identific¨® de tal forma con ¡°el alegre Par¨ªs¡±

Ya en el siglo XX, el Bataclan super¨® un incendio, una rehabilitaci¨®n en la que perdi¨® el remate pequin¨¦s del techo original y largos per¨ªodos en que funcion¨® como cine. A partir de 1969, se recicl¨® en sala de actuaciones que tambi¨¦n presentaba teatro, humoristas, sesiones de discoteca, m¨ªtines pol¨ªticos o banquetes (estaba especializado en ¡°Concerts, spectacles et soir¨¦es¡±, como explicaba su p¨¢gina web, inaccesible anoche). Su direcci¨®n -n¨²mero 50 del Boulevard Voltaire- era bien conocida por varias generaciones de seguidores del rock: all¨ª se presentaron grupos en ascenso, como The Police, The Cure, Oasis o Hole; tambi¨¦n cont¨® con superestrellas de la categor¨ªa de Prince, cuando se trataba de presentar un show intimista, para un m¨¢ximo de 1.500 personas. All¨ª se grabaron numerosos discos en directo, firmados por artistas tan variados como Jeff Buckley, Gong, Jane Birkin, Jairo o Sapho.

En estos d¨ªas, el Bataclan recib¨ªa a potentes grupos estadounidenses: el viernes se presentaban los Eagles of Death Metal, proyecto paralelo del carism¨¢tico Josh Homme, tambi¨¦n fundador de Queens of the Stone Age; los Deftones iban a tocar del s¨¢bado al lunes. No va a resultar f¨¢cil que el Bataclan supere su identificaci¨®n con una masacre vivida en directo por el mundo entero.