Infidencia de una itabirana: tragedia minera y medio ambiente en Brasil
La pol¨ªtica ambiental pasa por el filtro de la corrupci¨®n
Itabira es seguramente la ciudad m¨¢s minera de Brasil y, probablemente, una de las m¨¢s mineras del mundo. A pocos kil¨®metros de distancia de dicha ciudad, se encuentran ciudades coloniales en cuya arquitectura barroca se preserva el esplendor de la miner¨ªa del oro y del diamante de los siglos XVIII y XIX. La miner¨ªa, m¨¢s que cualquier otro oficio, ha influenciado la historia y la cultura del estado de Minas Gerais, por lo que quienes nacen en este rinc¨®n de Brasil son conocidos como mineros/as.
En 1902 Itabira reforz¨® sus ra¨ªces mineras al ver nacer uno de los poetas m¨¢s consagrados del idioma portugu¨¦s. La obra de Carlos Drummond de Andrade est¨¢ impregnada de una ¡°mineridad¡± que el autor atribuye a su infancia en Itabira. En el poema Confidencia del Itabirano, Drummond revela haberse llevado una piedra de hierro como recuerdo de su ciudad natal, cuando se fue a vivir a Belo Horizonte y luego a Rio de Janeiro.
En 1942, Itabira inaugur¨® la segunda ola extractiva brasilera, liderada por la empresa Vale do Rio Doce. En pocas d¨¦cadas, ¨¦sta se convertir¨ªa en la mayor exportadora de hierro del mundo, transportando pedazos de las monta?as de Minas Gerais por el valle del R¨ªo Doce hacia el puerto de Tubar?o. La transformaci¨®n del paisaje de Itabira fue descrita por Drummond, cuando supo que la casa de sus padres hab¨ªa sido inundada por una represa de Vale do Rio Doce:
El tren m¨¢s grande del mundo
Movido por cinco locomotoras a diesel
Engatadas, geminadas, desenfrenadas
Lleva mi tiempo, mi infancia, mi vida
Triturada en 163 vagones de mineral y destrucci¨®n
El tren m¨¢s grande del mundo
Transporta la cosa m¨ªnima del mundo
Mi coraz¨®n itabirano
Con el tiempo, Vale do Rio Doce se expandi¨® a otros 12 estados de Brasil, nuevos continentes y bolsas de valores de cinco pa¨ªses. En 2007, prescindi¨® del apellido ¡°Rio Doce¡±, pasando a llamarse Vale S.A., y desde entonces se ha consolidado como una de las multinacionales m¨¢s grandes del planeta.
El 5 de noviembre de 2015 el r¨ªo que convivi¨® con los primeros trenes de Vale fue v¨ªctima de una infidencia a la que Drummond dedicar¨ªa toda una antolog¨ªa po¨¦tica si estuviera vivo. Dos embalses de una mina de hierro de Samarco S.A., consorcio entre Vale y BHP Billiton, se rompieron y dejaron un rastro de destrucci¨®n sin precedentes. Decenas de personas fallecieron y el poblado de Bento Rodrigues fue sepultado por toneladas de lodo y desechos de minerales. El lodo alcanz¨® finalmente al R¨ªo Doce, uno de los principales corredores h¨ªdricos y fuente de captaci¨®n de agua potable del sureste brasile?o.
Desde hace algunos d¨ªas la sociedad brasile?a viene reflexionando sobre los riesgos aceptables de la miner¨ªa a gran escala. El alcalde de Mariana, ciudad donde se ubican los embalses ca¨ªdos, ha sostenido que la desactivaci¨®n de Samarco causar¨ªa la bancarrota de varias ciudades del interior de Minas Gerais. En medio a las declaraciones de Dilma Rousseff, atribuyendo responsabilidad exclusiva al consorcio de Samarco, le siguieron la aplicaci¨®n de multas ambientales irrisorias y un frugal acuerdo indemnizatorio preliminar entre Samarco y el Ministerio P¨²blico.
Lo ocurrido el 5 de noviembre evidencia una cadena de impericias e imprudencias tanto de la empresa como de las autoridades estatales. Contrario a lo dicho por la presidenta Rousseff, el Estado tiene evidentes responsabilidades en esta y en las cinco rupturas de diques mineros en los ¨²ltimos 14 a?os en Brasil. Samarco operaba sin plan de evacuaci¨®n y, en ¨¢mbito federal, el Departamento Nacional de Producci¨®n Mineral fiscaliz¨®, en 2014, solamente 141 de las 602 represas mineras del pa¨ªs.
El meollo del riesgo ambiental en Brasil parece radicar en una relaci¨®n turbia entre intereses p¨²blicos de la poblaci¨®n y privados de las grandes empresas del sector minero-energ¨¦tico y de la construcci¨®n civil. Esta realidad ha sido parcialmente desnudada con el esc¨¢ndalo de los contractos de Petrobr¨¢s y otras empresas p¨²blicas, pero nada indica que la cooptaci¨®n corporativa vaya a cambiar. En efecto, varios diputados de las comisiones parlamentarias federales y del estado de Minas Gerais, creadas para investigar las causas del accidente de Samarco, han recibido fondos de Vale en sus campa?as electorales.
Gremios mineros han efectuado donaciones asimismo a las campa?as de 17 de los 37 miembros de la Comisi¨®n de la C¨¢mara de Diputados que eval¨²an el texto del nuevo C¨®digo Minero de Brasil. Finalmente, Vale y otras grandes empresas extractivas y de la construcci¨®n civil han efectuado donaciones millonarias a las campa?as del actual gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel, y de Dilma Rousseff, madrina pol¨ªtica de la usina hidroel¨¦ctrica de Belo Monte y otras obras fara¨®nicas, cuya viabilidad econ¨®mica, ambiental y social ha sido bastante cuestionada.
Mientras la pol¨ªtica ambiental pase por el filtro de la corrupci¨®n y de la rendici¨®n de cuentas electorales en Brasil, bienes naturales como el R¨ªo Doce ser¨¢n prescindibles, no solo como nombre civil de una gran empresa minera, sino como fuente de vida y agua potable para cientos de miles de personas.
Daniel Cerqueira es abogado, oficial de programa s¨¦nior de la Fundaci¨®n para el Debido Proceso (DPLF). Twitter: @dlcerqueira
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