Se perdona la traici¨®n, pero no la derrota
Hace 70 a?os que el peronismo se recicla y regenera para regresar a la primera l¨ªnea despu¨¦s de cada rev¨¦s
El peronismo puede perder una batalla, pero no la guerra. El movimiento, sin una ideolog¨ªa definida, est¨¢ pensado para obtener el poder y retenerlo el mayor tiempo posible. Hace 70 a?os que se recicla y regenera para regresar a la primera l¨ªnea despu¨¦s de cada rev¨¦s. Desde que el pa¨ªs recuper¨® la democracia hace 32 a?os, sus candidatos han perdido tres veces en las urnas: ?talo Luder en 1983, Eduardo Duhalde en 1999, y ahora Daniel Scioli. En los dos primeros casos, los rivales vencedores, Ra¨²l Alfons¨ªn y Fernando De la R¨²a, no lograron acabar su mandato. ?Se repetir¨¢ la historia en el caso de Mauricio Macri? Si dependiese del kirchnerismo, es bastante probable. Durante los 12 a?os en el poder de los Kirchner, y sobre todo en la etapa de Cristina Fern¨¢ndez, se implant¨® la idea de que un adversario que no piensa o gobierna como lo har¨ªan ellos no es una alternativa leg¨ªtima. Existe el riesgo de que el kirchnerismo en la oposici¨®n recupere el viejo molde de la feroz resistencia que Per¨®n plant¨® a Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Ongan¨ªa, Lanusse; todos presidentes que de manera violenta o fraudulenta gobernaron durante la etapa de proscripci¨®n del peronismo.
Pero este modelo de oposici¨®n ya no tiene cabida contra un Gobierno elegido democr¨¢ticamente en el siglo XXI, ni es lo que necesita Argentina para recuperar una razonable armon¨ªa social y pol¨ªtica. Con el poder en 14 de las 23 provincias ¡ªaunque ninguna de las cuatro grandes (Buenos Aires, C¨®rdoba, Santa Fe y Mendoza) ni la ciudad aut¨®noma de Buenos Aires¡ª, el control del Congreso, un servicio de inteligencia creado por la C¨¢mpora (la agrupaci¨®n juvenil kirchnerista) e influencia en una buena parte de los sindicatos; un peronismo con m¨¢s ansias de revancha que de forjar una oposici¨®n constructiva puede hacer ingobernable el pa¨ªs. Sin embargo, si la historia reciente se repite, una nueva generaci¨®n de peronistas purgar¨¢ de sus filas al kirchnerismo para reciclar el movimiento en pos de recuperar el poder. Esto fue precisamente lo que hizo N¨¦stor Kirchner tras la crisis del corralito financiero de finales de 2001, donde primero maniobr¨® para librarse del fugaz presidente Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢, y m¨¢s tarde de su valedor, el tambi¨¦n ex mandatario Eduardo Duhalde.
Un escenario donde se discuta el sistema de financiaci¨®n con las provincias dar¨¢ al nuevo presidente la oportunidad de demostrar que no minti¨® cuando prometi¨® el cambio
Entre los renovadores hay pol¨ªticos veteranos que no convivieron con los Kirchner como el gobernador cordob¨¦s, Jos¨¦ Manuel de la Sota, o gente con menos trayectoria como el exalcalde de Tigre, Sergio Massa, o el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, uno de los jefes provinciales que representan el poder real que le queda al peronismo. Y aunque es verdad que ese bloque de gobernadores peronistas es heterog¨¦neo ¡ªhay renovadores pero tambi¨¦n kirchneristas ortodoxos¡ª, ser¨¢ crucial para la gobernabilidad que Macri logre pactar con todos los mandatarios regionales un nuevo modelo de financiaci¨®n. Durante la etapa de los Kirchner, el poder central creci¨® tanto en detrimento de las provincias que probablemente este sea el momento menos federal de la rep¨²blica. El Gobierno nacional ha generado una relaci¨®n de sumisi¨®n financiera tan potente con los gobernadores y los alcaldes que casi todos los programas sociales y de infraestructuras dependen de los fondos que gira a capricho la Casa Rosada.
Un escenario donde se discuta el sistema de financiaci¨®n con las provincias dar¨¢ al nuevo presidente la oportunidad de demostrar que no minti¨® cuando prometi¨® el cambio y a los peronistas la opci¨®n de sumarse a un nuevo modelo para construir una Argentina menos vulnerable a los intereses de uno u otro gobernante y m¨¢s pendiente de las necesidades reales de la gente. Tal vez Cristina Fern¨¢ndez se aferre a la escasa diferencia de votos obtenida por Macri frente a Scioli para permanecer al mando del partido, pero no le ser¨¢ f¨¢cil mantener alineados a gobernadores, alcaldes y legisladores como lo hizo durante su mandato. Necesitar¨ªa estar al frente del peronismo por lo menos dos a?os para rearmarse y so?ar con un regreso triunfal en 2019. Pero, para eso, tendr¨ªa que tener un Gobierno d¨¦bil delante y figuras en su propio partido sin grandes aspiraciones pol¨ªticas. Lo primero est¨¢ por verse y lo segundo no parece viable, pues ya hay nombres que buscan encabezar la regeneraci¨®n peronista. Como se dice en Buenos Aires, el peronismo perdona la traici¨®n pero no la derrota.
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