La era de las filtraciones
M¨¢s all¨¢ de las revelaciones, la asociaci¨®n de WikiLeaks con cinco medios tradicionales para difundir 250.000 cables diplom¨¢ticos estadounidenses revolucion¨® hace cinco a?os nuestra comprensi¨®n de la pol¨ªtica internacional real e inspir¨® un nuevo tipo de ¡®soplones¡¯, de Snowden a Falciani, con agendas propias
Tengo ante m¨ª, en mi mesa de Londres, una fotograf¨ªa hecha en Madrid, una imagen poco frecuente: cinco directores de importantes peri¨®dicos internacionales juntos en el mismo estrado. Los cinco, antes de ese d¨ªa, hab¨ªan sido rivales, pero ahora eran amigos.
Los directores, de Espa?a, Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos, unieron sus fuerzas en 2010 para una colaboraci¨®n extraordinaria. Acordaron publicar de manera simult¨¢nea la historia period¨ªstica m¨¢s superlativa del mundo, que r¨¢pidamente acab¨® bautizada como Cablegate.
The Guardian hab¨ªa recibido una filtraci¨®n masiva de 250.000 cables diplom¨¢ticos secretos procedentes de embajadas de Estados Unidos en 180 pa¨ªses. Los cinco directores acordaron publicar conjuntamente su explosivo contenido.
Cinco a?os despu¨¦s, ?qu¨¦ consecuencias tuvo aquella decisi¨®n?
Fij¨® el amanecer de un periodismo nuevo, capaz de dar a conocer datos in¨¦ditos a millones de personas
Uno de los detalles significativos de la fotograf¨ªa de los directores es que ninguno sigue en su puesto.
Javier Moreno ya no dirige EL PA?S; Sylvie Kauffman, de Le Monde, ha tenido al menos tres sucesores en su puesto de Par¨ªs; Georg Mascolo fue apartado en Der Spiegel; Bill Keller dej¨® su cargo en The New York Times (lo cual desat¨® una desagradable pelea por la sucesi¨®n); y en el londinense The Guardian, Alan Rusbridger se retir¨® tras 20 a?os de lucha para mantener a flote un peri¨®dico en p¨¦rdidas.
Esas turbulencias muestran el trastorno que constituye Internet para los medios convencionales. Los directores del grupo inicial se unieron porque eran conscientes de que hac¨ªan falta nuevos tipos de colaboraci¨®n para que el periodismo de investigaci¨®n pudiera sobrevivir en tiempos dif¨ªciles. Cinco a?os despu¨¦s, la ca¨ªda de los modelos de negocio tradicionales contin¨²a e incluso se ha agravado. Una consecuencia es que esas colaboraciones entre medios internacionales se han vuelto casi normales.
Pero el Cablegate tambi¨¦n fij¨® el amanecer de un modelo de periodismo completamente nuevo, capaz de dar a conocer datos in¨¦ditos a millones de personas en todo el mundo.
En la era de Internet es posible hackear y filtrar los contenidos de inmensas bases de datos, por muy seguras y secretas que parezcan. Una vez analizados esos datos, se pueden hacer p¨²blicos en todo el mundo al instante a trav¨¦s de medios en distintas jurisdicciones, de tal manera que ni siquiera los abogados y la polic¨ªa de la mayor potencia mundial puedan detener el alud de revelaciones.
El Cablegate se?al¨® el nacimiento de la era de las filtraciones masivas.
En los a?os posteriores, se sucedieron de forma inexorable las filtraciones de Snowden, a¨²n m¨¢s escandalosas, de datos relativos a las actividades secretas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, una vez m¨¢s a trav¨¦s de un grupo de periodistas de varios pa¨ªses. A ellas sigui¨® una serie de revelaciones masivas de datos sobre cuentas en para¨ªsos fiscales ¡ªcomo la famosa lista Falciani¡ª que sacaron a la luz las identidades de propietarios de empresas en todo el mundo que hac¨ªan uso de jurisdicciones opacas como las islas V¨ªrgenes brit¨¢nicas.
Este a?o, otra gigantesca filtraci¨®n de datos del banco internacional HSBC sirvi¨® para identificar a evasores fiscales y delincuentes de todo el mundo con cuentas secretas en Suiza. Y es previsible que la pr¨®xima filtraci¨®n de datos no sea de gigabytes, sino de terabytes.
Hay una avalancha de informaci¨®n in¨¦dita, globalizada y relativamente sin filtrar que llega al p¨²blico en general sin que nada pueda detenerla. Es un hecho nuevo y trascendental.
Ahora bien, ?la publicaci¨®n en 2010 del contenido de los cables diplom¨¢ticos estadounidenses revolucion¨® la pol¨ªtica mundial?
Para ser sinceros, no del todo. La expresi¨®n Cablegate evoca Watergate, el famoso esc¨¢ndalo de 1974 en el que el presidente de Estados Unidos Richard Nixon se vio obligado a dimitir despu¨¦s de un robo en las oficinas de sus adversarios en el edificio Watergate de Washington.
Pero la terminaci¨®n gate en 2010 era enga?osa. Con una excepci¨®n, los cables diplom¨¢ticos publicados no dieron a conocer los delitos del Gobierno estadounidense, sino los de otros.
Por ejemplo, el tr¨¢fico diplom¨¢tico registrado en Madrid dejaba en mal lugar a los pol¨ªticos espa?oles al desvelar que el periodista Jos¨¦ Couso hab¨ªa muerto en 2003 por fuego amigo de Estados Unidos en Bagdad. En su momento, Javier Moreno escribi¨®: ¡°Los cables revelan el doble lenguaje del Gobierno y la fiscal¨ªa. Nuestras informaciones muestran que dijeron a los diplom¨¢ticos estadounidenses que tratar¨ªan de obstruir o incluso cerrar el caso mientras aseguraban a la familia del periodista fallecido que iban a hacer todo lo posible para investigarlo. Al Gobierno socialista le ha resultado dif¨ªcil explicarlo¡±.
Asimismo, los cables de Madrid conten¨ªan las denuncias oficiales m¨¢s condenatorias de la Rusia de Vlad¨ªmir Putin que jam¨¢s se hubieran hecho p¨²blicas. Un fiscal espa?ol que investigaba el crimen organizado internacional describi¨® con detalle a funcionarios norteamericanos c¨®mo se hab¨ªa convertido Rusia en un ¡°Estado mafioso¡±. Sus severas descripciones de la delincuencia y la corrupci¨®n nunca habr¨ªan podido salir a la luz en circunstancias normales, y son fundamentales para comprender el comportamiento de g¨¢nster que tiene Rusia en el mundo en la actualidad.
La ¨²nica excepci¨®n importante a esta imagen favorable de Estados Unidos fue la revelaci¨®n de las ¨®rdenes emitidas por el Departamento de Estado a sus diplom¨¢ticos para que espiaran al personal de la ONU e intentaran obtener datos como sus n¨²meros de tarjetas de cr¨¦dito, direcciones de correo electr¨®nico y programas de fidelizaci¨®n para viajeros frecuentes. La noticia caus¨® un esc¨¢ndalo en 2010, pero adquiri¨® una dimesi¨®n verdaderamente siniestra m¨¢s tarde, con las revelaciones de Snowden de que la NSA hab¨ªa desarrollado la tecnolog¨ªa necesaria para piratear el tr¨¢fico que circula por la de fibra ¨®ptica de todo el mundo. Para eso quer¨ªan los n¨²meros.
Este es el verdadero legado de Cablegate. Los investigadores siguen citando con frecuencia su contenido, que ha revolucionado nuestra comprensi¨®n de la realidad pol¨ªtica.
Las consecuencias no han sido tan halag¨¹e?as para los filtradores. Edward Snowden, que actu¨® inspirado por el Cablegate, languidece en Rusia despu¨¦s de haberse visto obligado a pedir asilo, bajo la amenaza de c¨¢rcel si regresa a Estados Unidos. Julian Assange, el pirata australiano fundador de WikiLeaks, que hizo llegar los cables filtrados a los cinco directores, sigue oculto en la Embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, donde se enfrenta a acusaciones de agresi¨®n sexual.
Y el soldado Manning, el verdadero filtrador de los cables, un joven norteamericano lleno de problemas pero con grandes aptitudes t¨¦cnicas, que logr¨® descargar todos los archivos secretos de una terminal de comunicaciones militar a las afueras de Bagdad, cumple una condena de 35 a?os en una prisi¨®n militar en Kansas. Hoy, tras anunciar su decisi¨®n de cambiar de sexo, es una mujer, Chelsea Manning, y se somete a tratamiento hormonal.
Aunque las voces m¨¢s enloquecidas, que pidieron en su momento que se le ejecutara por traici¨®n, han callado, est¨¢ todav¨ªa muy lejos cualquier perspectiva de libertad bajo fianza. Manning dijo que, con sus filtraciones, quer¨ªa provocar ¡°discusiones, debates y reformas en todo el mundo¡±. Desde luego, lo consigui¨®. Pero cuesta pensar que hoy lo est¨¦ celebrando en su celda.
David Leigh fue responsable de la publicaci¨®n de los cables en 2010, cuando era redactor jefe de investigaci¨®n en The Guardian.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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