Un acuerdo pol¨ªtico contra el Estado Isl¨¢mico

La crisis de Siria vuelve a ocupar la agenda internacional. Despu¨¦s de casi dos a?os de desinter¨¦s efectivo, la afluencia de refugiados a Europa y la oleada de ataques terroristas, especialmente en Par¨ªs, han vuelto a centrar la atenci¨®n internacional en la necesidad apremiante de abordar tanto la causa subyacente, los pr¨¢cticamente cinco a?os de guerra civil, como su consecuencia m¨¢s peligrosa, el Estado Isl¨¢mico (ISIS).

El cambio ha tenido lugar a ra¨ªz del inicio de la intervenci¨®n militar directa de Rusia en Siria en septiembre, la cual, parad¨®jicamente, ha abierto la posibilidad de una nueva v¨ªa pol¨ªtica al enviar un claro mensaje de que no es posible una victoria militar total sobre El Asad, y dar a entender que Rusia tiene una nueva palanca para obtener concesiones de Damasco.

El 17 de octubre, varios pa¨ªses se reunieron en Viena para crear el Grupo de Apoyo Internacional a Siria (ISSG, por sus siglas en ingl¨¦s). Es la primera vez que todos los actores externos clave, incluido Ir¨¢n, se han sentado a la misma mesa de negociaci¨®n, y el grupo ha empezado con buen pie, ya que ha alcanzado compromisos respecto a las l¨ªneas b¨¢sicas de un proceso pol¨ªtico y un alto el fuego. Al mismo tiempo, el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, trata de reunir una coalici¨®n internacional de pa¨ªses para dar una respuesta m¨¢s contundente al Estado Isl¨¢mico, y ha visitado Washington y Mosc¨² esta semana para exponer sus argumentos. El Gobierno brit¨¢nico tambi¨¦n est¨¢ contemplando iniciar ataques militares contra el ISIS en Siria.

No obstante, aunque los engranajes diplom¨¢ticos y militares internacionales empiezan a girar m¨¢s r¨¢pido, los retos siguen siendo inmensos, y traducir el incipiente acuerdo en avances sobre el terreno en Siria ser¨¢ extremadamente dif¨ªcil. Y, lo m¨¢s importante, los actores decisivos contin¨²an albergando profundos desacuerdos sobre la din¨¢mica fundamental de la crisis; est¨¢ claro que los agentes clave en la regi¨®n, encabezados por Arabia Saud¨ª y Turqu¨ªa, no est¨¢n ni mucho menos a favor de una estrategia pol¨ªtica que no garantice la desaparici¨®n de El Asad o una v¨ªa militar que d¨¦ prioridad a la lucha contra el Estado Isl¨¢mico antes que contra el r¨¦gimen. Incluso Francia y Rusia, a pesar de que es posible que est¨¦n encontrando alg¨²n punto de acuerdo respecto a la necesidad de combatir al EI, siguen apoyando a bandos contrarios en la guerra civil. Mosc¨², al igual que Teher¨¢n, no ha dejado de exigir que Asad desempe?e un papel protagonista en cualquier proceso de transici¨®n.

Pero, despu¨¦s de casi cinco a?os de conflicto b¨¦lico en Siria, deber¨ªa estar claro que el compromiso es la ¨²nica manera de avanzar, sobre todo en el frente pol¨ªtico, hacia la atenuaci¨®n del conflicto m¨¢s amplio, lo cual es un requisito previo de cualquier campa?a eficaz para neutralizar al ISIS. Una transferencia de poder desde Damasco podr¨ªa ser un medio de sortear el punto muerto de El Asad, forjar un acuerdo y permitir que los diferentes actores concentren sus esfuerzos en combatir al ISIS, pero adoptar esta l¨ªnea exigir¨¢ un liderazgo audaz.

A menos que avancen, las cosas todav¨ªa pueden empeorar. El derribo por parte de Turqu¨ªa de un caza ruso el 24 de noviembre evidencia los riesgos de una escalada internacional a¨²n mayor, que podr¨ªa echar abajo el proceso diplom¨¢tico y volver a desviar la atenci¨®n de los esfuerzos contra el Estado Isl¨¢mico.

Julien Barnes-Dacey es analista del European Council and Foreign Relations.