Ticos ambientalistas

Horas de discursos y toneladas de tinta usados esta semana en la COP21 en el tema ambiental y el calentamiento global. Mezcla de dispendio de buenas intenciones y vagas concreciones con algunas propuestas claras y esbozos de compromisos a los que habr¨¢ que dar seguimiento cercano. En un mar de pron¨®sticos aterradores y de metas cuyo cumplimiento habr¨¢ que verificar, es claro que la responsabilidad principal es de los Estados y que algo avanzar¨¢n.

Muchas veces se pierde de vista, sin embargo, lo medular: el comportamiento de la gente para proteger ¡ªo no¡ª el medio ambiente. No puedo dejar de mencionar en este sentido a Costa Rica, pa¨ªs al que he tenido que frecuentar los ¨²ltimos a?os por mis responsabilidades en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya sede est¨¢ all¨ª. De poco m¨¢s de 50.000 kil¨®metros cuadrados y menos de cinco millones de habitantes, es un pa¨ªs que destaca por su valoraci¨®n del medio ambiente en lo que los costarricenses ¡ªlos ticos¡ª son un baluarte admirable.

Me cuentan una an¨¦cdota que da una se?a del valor esencial del medio ambiente en la mente de la gente. Di¨¢logo entre un mesero y un comensal en la terraza de un hotel en uno de los tantos parques o reservas nacionales del pa¨ªs. El comensal le pregunt¨® al mesero, en broma, d¨®nde se pod¨ªa comer esos monitos que revoloteaban por las ramas cercanas. Indignado, el mesero arroj¨® sobre la mesa la servilleta y casi a gritos le espet¨® no s¨®lo que era ilegal comer esos animalitos, sino ¡ªlo m¨¢s importante¡ª que ¡°gracias a esos monos, yo y muchos costarricenses podemos tener trabajo y educar a nuestros hijos¡±.

Fant¨¢stico pragmatismo y consonancia entre el bienestar individual y el de la naturaleza. A contrav¨ªa de ciertas aproximaciones ultraliberales en las que resulta inevitable sacrificar algo del medio ambiente para hacer viable la inversi¨®n y el bienestar de la gente. Un pa¨ªs como Costa Rica, que tiene casi el 25% de su extensi¨®n bajo alguna modalidad de ¨¢rea protegida, ser¨ªa, en esa l¨®gica, algo estructuralmente contrapuesto a la inversi¨®n y hasta un desperdicio producto de mentes buc¨®licas e idealistas.

Costa Rica destaca por su valoraci¨®n del medio ambiente en lo que los costarricenses son un baluarte admirable

No es as¨ª, ni tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Proteger el entorno enfrentando el calentamiento global para proteger los nevados, prevenir inundaciones, impedir la desaparici¨®n de islas y preservar la fauna y flora es una obligaci¨®n frente a las futuras generaciones. Pero, como el caso de Costa Rica lo demuestra, el bienestar inmediato de la gente y la protecci¨®n del medio ambiente pueden ir de la mano y ser, adem¨¢s, una excelente inversi¨®n no s¨®lo a largo plazo.

Por cierto que no insin¨²o que se trata de un modelo sin problemas, que los hay. Y complicados. Hace poco m¨¢s de dos a?os muri¨® asesinado en sus costas caribe?as el joven ambientalista Jairo Mora mientras batallaba contra las mafias responsables de la caza furtiva de tortugas y la comercializaci¨®n de huevos. El proceso penal sobre estos hechos a¨²n no ha concluido.

M¨¢s all¨¢ de nubarrones como ese, es indiscutible que una poblaci¨®n b¨¢sicamente bien informada y consciente del valor del medio ambiente es un capital important¨ªsimo que vale mucho m¨¢s que miles de leyes, reglamentos y discursos. El n¨²mero y variedad de especies animales y vegetales constituye hoy un capital invalorable para la vida cotidiana de la mayor¨ªa de la gente en el pa¨ªs. Sin eso ser¨ªa inviable el enorme dinamismo del ecoturismo, la principal fuente de generaci¨®n de empleo y una de las principales de generaci¨®n de divisas.

Una experiencia as¨ª crea un circuito retro alimentador de conciencia ambientalista al estar conectada la experiencia laboral de miles con el sano aprovechamiento del entorno ambiental. No hay en esto modelos, pero s¨ª un extraordinario ejemplo a tomar en cuenta.