Brasil sin vuelta atr¨¢s

La destrucci¨®n de las Torres Gemelas de Nueva York por el terrorismo cambi¨® el mundo. Desde entonces no fuimos los mismos.

En Brasil, en el que hoy ponen los ojos los pa¨ªses que reconocen su importancia en el tablero mundial, ha estallado una bomba pol¨ªtica, el proceso de destituci¨®n de la presidenta, la exguerillera Dilma Rousseff, de consecuencias a¨²n sin descifrar.

La ha hecho estallar un pol¨ªtico con poder, el tercero en el escalaf¨®n de la Rep¨²blica, el Presidente del Congreso, y el estallido ha sobrepasado, por su gravedad, las fronteras del pa¨ªs. El mundo est¨¢ sorprendido con la noticia.

La perplejidad ha sido mayor porque el personaje que ha quitado la espoleta a la bomba, el diputado, Eduardo Cunha, cuenta con el rechazo universal y hasta visceral de la sociedad.

Seg¨²n el consultor pol¨ªtico Murillo de Arag?o, las posibilidades de que el proceso acabe con la salida de Dilma Rousseff son de un 50%, el mismo porcentaje que divide en las redes sociales a los favorables y contrarios al impeachment.

La bomba, sin embargo, ha estallado y no hay vuelta atr¨¢s. Queda solo esperar el resultado. Algo, sin embargo, parece ya perge?arse: el gesto suicida de Cunha har¨¢ que el pa¨ªs ya no vuelva a ser el mismo.

Y no lo ser¨¢, gane o pierda Rousseff.

De ese estallido, que medio pa¨ªs aplaude y otro medio reprueba, podr¨ªa salir un Brasil diferente. Y como en todas las convulsiones pol¨ªticas o sociales, es dif¨ªcil saber si ser¨¢ mejor o peor. ?Saldr¨¢ m¨¢s unido o m¨¢s roto?

Si Dilma Rousseff sale a flote porque el Congreso la absuelve, ni ella ni su Gobierno podr¨¢n ser los mismos. Muchas cosas tendr¨¢n que cambiar para que recupere, por ejemplo, su popularidad que hoy cuenta con apenas un 10%. Y para volver a unir a una sociedad dividida.

La presidenta tendr¨¢ que rehacer la quebrada mayor¨ªa congresista; tendr¨¢ que dar una vuelta a su Gobierno, ya que el pleito dejar¨¢ entre los partidos heridas que tardar¨¢n en cicatrizar.

Tendr¨¢ que presentar al pa¨ªs un proyecto claro y r¨¢pido para recuperar la econom¨ªa que hace aguas y que golpea ya con el desempleo al 20% de la juventud.

Tendr¨¢ que aclarar las relaciones con su partido, el Partido de los Trabajadores (PT), as¨ª como con su tutor el expresidente Lula da Silva, para que no queden sombras sobre qui¨¦n gobierna el pa¨ªs.

Tendr¨¢ que quedar claro para los ciudadanos de a pie que la f¨®rmula maldita de ofrecer cargos y prebendas para comprar el apoyo de partidos y congresistas (un pecado que es la ra¨ªz de tantas ilegalidades) saldr¨¢ para siempre de su agenda.

Tendr¨¢ que saber conquistar a aquellos brasile?os que la llevaron al poder y que hoy confiesan estar arrepentidos.

Tendr¨¢ que demostrar que se equivocan quienes la acusan hoy de no interesarle la pol¨ªtica. Tendr¨¢ que aprender a escuchar m¨¢s y sin excesivos enfados. Tendr¨¢ que aceptar que no siempre acert¨® en el pasado.

Dilma Rousseff no podr¨¢ ser la misma si sale ilesa de la guerra. Ni ser¨¢ el mismo el pa¨ªs si ella tiene que dejar el mando. Los triunfadores deber¨¢n demostrar que ellos tienen una f¨®rmula mejor y m¨¢s segura para atajar con urgencia la hemorragia de la econom¨ªa.

Tendr¨¢n que convencer al pa¨ªs que ellos sabr¨¢n repartir mejor la riqueza y que son capaces de ofrecer un plus de realismo y eficiencia para gestionar el Estado sin volver a arruinarlo.

Tendr¨¢n que demostrar que ellos cuentan con la fuerza y la lealtad en el Congreso que le falt¨® a Rousseff. Que tienen claro el camino para una alternativa mejor.

Tendr¨¢n que demoler con hechos la acusaci¨®n de que lo que pretend¨ªan era solo echar a la presidenta para ponerse ellos y para seguir con los mismos enjuagues y las mismas ambig¨¹edades pol¨ªticas.

Tendr¨¢n, ante todo y sobre todo, que conseguir pacificar a la sociedad demostrando que saben gobernar para todos usando m¨¢s las armas del di¨¢logo que las de la guerra.

Los pr¨®ximos meses, hasta que se conozca el resultado de la bomba que Cunha se empe?¨® en hacer explotar, ser¨¢n decisivos para saber qu¨¦ pa¨ªs saldr¨¢ de esos escombros. Si mejor o peor, m¨¢s unido o m¨¢s desgarrado, con mayor o menor esperanza e ilusi¨®n.

Dicen que hay quien es capaz de escribir derecho con renglones torcidos. Ojal¨¢ que, con uno u otro resultado del impeachement, Brasil sea capaz de sorprenderse a s¨ª mismo. Sin olvidarse que suele ser mejor, no el que m¨¢s cacarea que ama al pa¨ªs, sino el que mejor sabe demostr¨¢rselo con hechos. Y con menos despilfarro de dinero p¨²blico y de palabras vac¨ªas.

La pol¨ªtica necesitar¨ªa de m¨¢s silencio y reflexi¨®n. De menos algarab¨ªa y menos peleas de gallos. De menos fariseos vociferantes y m¨¢s samaritanos dispuestos a curar con amor las heridas de los que siempre acaban olvidados.

Todo el resto es simple basura.