Reinventar Espa?a
El Estado espa?ol tiene ante s¨ª una decisi¨®n importante tras el 20-D
Cuando los espa?oles acudan a las urnas el pr¨®ximo 20 de diciembre, elegir¨¢n algo m¨¢s que una mayor¨ªa parlamentaria o un nuevo Gobierno. Ese d¨ªa, si es que se consolida la tendencia de las elecciones municipales y auton¨®micas de mayo marcadas por una participaci¨®n masiva de nuevos votantes, determinar¨¢ si se entierra definitivamente el modelo pol¨ªtico de los ¨²ltimos 40 a?os.
Los demonios familiares de la historia de Espa?a est¨¢n de regreso, desde el separatismo de Catalu?a hasta el miedo a la disgregaci¨®n de los partidos y a la dificultad de mantener la gobernabilidad. Es conveniente no olvidar que la crisis va m¨¢s all¨¢ de la clase pol¨ªtica y que ha motivado el surgimiento de las nuevas formaciones. Se trata de una crisis sist¨¦mica de liderazgo que perjudica a casi todos los ¨®rdenes de la vida espa?ola.
La Espa?a moderna es el producto de una historia reciente basada en la dictadura de Franco y, tras la muerte del dictador, en el amparo que el Estado democr¨¢tico encontr¨® en la Uni¨®n Europea y en la OTAN, un ant¨ªdoto contra la tendencia de quebrantar el orden institucional y desatar continuos golpes de Estado como suced¨ªa en los ¨²ltimos siglos. Ese paso, magn¨ªficamente ejecutado por pol¨ªticos del viejo r¨¦gimen como Adolfo Su¨¢rez o m¨¢s nuevos como Felipe Gonz¨¢lez, ha terminado con el descr¨¦dito general por los m¨²ltiples casos de corrupci¨®n y porque, una vez que el Estado espa?ol se situ¨® en el orden europeo, no se actualiz¨® el proceso que hab¨ªa dado origen a la democracia.
En ese sentido, el separatismo catal¨¢n es una historia que, a pesar de ser reiterativa, no tiene propuestas nuevas, salvo la que plante¨® el l¨ªder de Podemos, Pablo Iglesias, que, en caso de resultar ganador, ha prometido celebrar un refer¨¦ndum para saber si los catalanes desean o no seguir siendo espa?oles. Esa intenci¨®n secesionista es, adem¨¢s, uno de los elementos que de manera m¨¢s visible ha marcado estas elecciones.
No habr¨¢ posibilidad de empezar a construir nada nuevo a partir del 21 de diciembre si no se acepta que el modelo necesita de una revisi¨®n m¨¢s profunda
El problema del separatismo es que el modelo del Estado de las Autonom¨ªas, que dio paz durante muchos a?os, ha permitido una falta de solidaridad interna y de responsabilidad pol¨ªtica, generando que el secesionismo siga present¨¢ndose en Catalu?a como siempre o como consecuencia de la creaci¨®n de poderes fuertes sin rendici¨®n de cuentas en comunidades uniprovinciales de nueva creaci¨®n, como Murcia.
Hoy todos los partidos ¡ªlos nuevos y los viejos¡ª prometen, hablan y usan la corrupci¨®n como un mantra, aunque francamente nadie tiene una f¨®rmula innovadora para resolver el problema y los nuevos partidos no tienen militantes o cargos en las c¨¢rceles o en juicios por corrupci¨®n porque carecen de experiencia, de historia y de cuotas de poder. La corrupci¨®n representa en el fondo un problema de la categor¨ªa moral de una clase dirigente, latente en el discurso y nulo en la resoluci¨®n real.
En este escenario, la intenci¨®n de jugar a que el bipartidismo es posible, poniendo frente a frente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del PP, y al secretario general del PSOE, Pedro S¨¢nchez, ¡ªrepresentantes de dos partidos que durante m¨¢s de tres d¨¦cadas han gobernado Espa?a¡ª parece una broma o una enorme incapacidad para aceptar la realidad.
Sin duda, no habr¨¢ posibilidad de empezar a construir nada nuevo a partir del d¨ªa 21 de diciembre si no se acepta que el modelo necesita de una revisi¨®n m¨¢s profunda. Espa?a ha sido un elemento clave del comportamiento pol¨ªtico de Am¨¦rica Latina por su ¨¦xito en la Transici¨®n. Ahora, en estos tiempos de cambios, el Estado espa?ol tiene ante s¨ª una decisi¨®n importante: o consuma con ¨¦xito su segunda transici¨®n o, de lo contrario, deja escrito en los libros de historia que la normalidad institucional y el ¨¦xito democr¨¢tico fueron una excepci¨®n.
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