M¨¦xico convertir¨¢ en imprescriptibles los delitos de tortura y desaparici¨®n
El Gobierno de Pe?a Nieto manda las iniciativas de ley a la C¨¢mara de Diputados. Su aprobaci¨®n, casi segura, puede demorarse hasta bien entrado 2016
El fantasma de las desapariciones se enfrentar¨¢ a la ley. El presidente Enrique Pe?a Nieto ha presentado al Congreso la norma que intentar¨¢ arrojar luz sobre una de las zonas m¨¢s oscuras de la historia de M¨¦xico. Desde 2006, m¨¢s de 24.000 personas han desaparecido en el pa¨ªs, en la mayor¨ªa de los casos a manos del narco. La iniciativa, prometida por el mandatario como parte de su segunda agenda de reformas, llega despu¨¦s de las reiteradas y amargas quejas de la ONU. Entre sus aportaciones figuran acabar con la dispersi¨®n legislativa y convertir este delito, junto al de tortura, en imprescriptible.
Las desapariciones forman un universo nebuloso en M¨¦xico. No hay registros fiables, la legislaci¨®n es obsoleta y las fuerzas de seguridad las desatienden sistem¨¢ticamente. El resultado es que miles de personas, v¨ªctimas del narco, de la polic¨ªa o del mismo Ej¨¦rcito han dejado este mundo sin que nadie se haya ocupado de averiguar su paradero. Este agujero negro ha tra¨ªdo consigo una radical desconfianza hacia las instituciones. Pocos creen en M¨¦xico en el buen fin de las investigaciones y, aunque la cifra de desapariciones alcanzase su m¨¢ximo durante el convulso mandato de Felipe Calder¨®n (2006-2012), el horror permanece vivo, como atestigua el caso Iguala.
¡°Estamos preocupados por la impunidad respecto a los numerosos casos denunciados por desaparici¨®n forzada y que se expresa en la casi inexistencia de condenas por este delito¡±, se?ala el Comit¨¦ contra la Desaparici¨®n Forzada de la ONU en su ¨²ltimo informe. Pese a que estas conclusiones han sido recibidas a rega?adientes por el Gobierno mexicano, la promesa de presentar una ley que ponga fin al vac¨ªo legal se ha mantenido firme. ¡°En M¨¦xico tenemos que afrontar y superar estos episodios con toda determinaci¨®n. Hay que acabar con estos flagelos que atentan contra la dignidad humana y agravian a la sociedad¡±, indic¨® Pe?a Nieto al enviar la normativa, junto con la ley antitortura, al Congreso.
La contabilidad y seguimiento de los casos forman el n¨²cleo de la ley. Para establecer el alcance real del fen¨®meno se pretende crear un Registro Nacional de Personas Desaparecidas y otro de datos forenses. A estas iniciativas se a?adir¨ªa un Sistema Nacional de B¨²squeda destinado a activar las pesquisas y coordinar a la polic¨ªa y la fiscal¨ªa nada m¨¢s se tenga noticia de la desaparici¨®n. Como elemento externo de control, la propuesta fija la constituci¨®n de un Consejo Nacional Ciudadano, integrado por familiares, expertos y organizaciones de derechos humanos.
Para establecer el alcance real del fen¨®meno se pretende crear un Registro Nacional de Personas Desaparecidas y otro de datos forenses
La legislaci¨®n, que impondr¨¢ penas de 40 a 90 a?os, fue bien recibida por entidades tradicionalmente cr¨ªticas. Amnist¨ªa Internacional se?al¨® que la norma ofrece ¡°luces de esperanza¡± a las v¨ªctimas, pero exigi¨® que su contenido no se diluya a su paso por las C¨¢maras. ¡°Todav¨ªa debemos ver si estas leyes cumplen con los m¨¢s altos est¨¢ndares internacionales de derechos humanos y si los debates en el Congreso incorporan cabalmente las opiniones de expertos y aquellas personas que han vivido en carne propia estos cr¨ªmenes horrendos¡±, se?al¨® Amnist¨ªa Internacional.
La aprobaci¨®n de la normativa, pr¨¢cticamente segura, aparte de satisfacer las demandas de la ONU, servir¨¢ para acabar con un vac¨ªo legal. Hasta ahora tan s¨®lo 19 de los 32 estados incluyen la desaparici¨®n como delito en sus c¨®digos penales. Entre ellos figura la salvaje Tamaulipas, la entidad que m¨¢s casos registra. La creaci¨®n de un censo fiable servir¨¢ a su vez para expurgar investigaciones, y separar simples fugas de asesinatos. Pese a ello, numerosos expertos se?alan que cabe la posibilidad de que la cifra final sea m¨¢s alta que la actual, en parte por que hasta ahora la mayor¨ªa de los delitos no se denuncian por miedo o por la simple y terrible constataci¨®n de que no sirve de nada.
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