Elecciones francesas: un divorcio a la europea
El resultado del Frente Nacional puede interpretarse como una forma de protesta contra Europa y su futuro

Los resultados de este domingo consolidan ¡°el bipartidismo, una divisi¨®n pero no entre izquierda y derecha sino entre el mundialismo y el patriotismo¡±. Estas son las palabras con las que Marine Le Pen ha analizado los resultados de la segunda vuelta de las elecciones regionales francesas y quiz¨¢s las que arrojan m¨¢s luz sobre una de las claves de lo que est¨¢ ocurriendo: el divorcio de los ciudadanos con la pol¨ªtica.
La movilizaci¨®n durante la ¨²ltima semana ha impedido que el FN se instale como l¨ªder en las regiones francesas, pero es muy probable que no haya parado la consolidaci¨®n y arraigo de este partido en el panorama pol¨ªtico. Este resultado podr¨ªa ser considerado como una forma de protesta motivada por elementos coyunturales (el terrorismo, la inmigraci¨®n, la crisis) y, por tanto, un fen¨®meno pasajero, pero tambi¨¦n manifestaci¨®n de cambios m¨¢s profundos que vendr¨ªan para quedarse. En este ¨²ltimo caso, dejando aparte las especificidades propiamente nacionales, algunos de estos elementos de car¨¢cter estructural podr¨ªan ser le¨ªdos en clave europea e incitar a una reflexi¨®n sobre el estado actual de Europa y su futuro.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la OECD, Francia ha sido el quinto pa¨ªs que ha registrado un aumento m¨¢s acusado de la desigualdad salarial.
1. Aumento de las desigualdades y malestar social. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la OECD, Francia ha sido el quinto pa¨ªs que ha registrado un aumento m¨¢s acusado de la desigualdad salarial durante el periodo de la crisis que comprende de los a?os 2007 a 2011. Las desigualdades de ingresos han aumentado principalmente debido a la presi¨®n sobre los salarios, ligada a la emergencia del empleo ¡°no-standard¡± (temporal, parcial e independiente) que constituy¨® entre 1995 y 2007 la mitad del empleo creado y que sigue creciendo desde 2007 a un ritmo del 1,7% de media. Seg¨²n los datos del Observatorio de las Desigualdades, la pobreza tambi¨¦n ha experimentado un incremento desde 2002. En 2013 habr¨ªa en Francia entre 4,9 y 8,5 millones de pobres (seg¨²n si el c¨¢lculo establece la pobreza al 50% o al 60% del nivel de vida medio). En este caso, las prestaciones sociales actuar¨ªan como reductores de las desigualdades y sin duda este punto ha sido esencial para atenuar los efectos de la crisis, pero ello se ha realizado a costa de ejercer una presi¨®n cada vez mayor sobre el sistema.
En el libro La France P¨¦riph¨¦rique (Frammarion, 2014) se afina la explicaci¨®n sobre la din¨¢mica de la desigualdad que divide a la Francia de las grandes urbes (10% de los municipios, 40% de la poblaci¨®n) de la Francia perif¨¦rica (90% de los municipios, 60% de la poblaci¨®n). Seg¨²n su autor es ¨¦sta ¨²ltima la que experimenta los efectos negativos de la globalizaci¨®n. As¨ª, bajo el concepto de "clases populares¡±, Guilluy describe a un grupo muy heterog¨¦neo formado por j¨®venes, jubilados de categor¨ªas modestas, obreros, peque?os agricultores, desempleados, etc. Este grupo surge en una disoluci¨®n de las clasificaciones tradicionales como sectores secundario/terciario, clase obrera/empleados, se enmarcan en la erosi¨®n progresiva de la clase media y se definen precisamente por haber quedado al margen de los grandes centros din¨¢micos de la econom¨ªa, sostenidos por el sistema de redistribuci¨®n: ¡°Analizar el destino de las nuevas clases populares en el siglo XXI, en la ¨¦poca de la mundializaci¨®n, es entrar en el disco duro de las fracturas francesas y del malestar democr¨¢tico. Nuestro enfoque es pol¨ªtico, o m¨¢s precisamente geopol¨ªtico: permite, a trav¨¦s de los territorios, revelar el lugar exacto de las categor¨ªas populares de los pa¨ªses desarrollados, es decir, la periferia¡±.
Es precisamente en ese terreno donde toma arraigo el FN. Tal y como se muestra Jo?l Gombin en la edici¨®n de Le Monde Diplomatique de diciembre, la masa cr¨ªtica de su electorado son los obreros y las personas desempleadas, es decir, los excluidos o en riesgo de estarlo, pero tambi¨¦n los trabajadores que viven en los territorios donde la econom¨ªa es fr¨¢gil, centrada en los servicios, prestaciones sociales, turismo y funci¨®n p¨²blica.
La pol¨ªtica ha entrado en crisis porque ha dejado de ser percibida como un instrumento ¨²til a trav¨¦s del cual los ciudadanos pueden tomar decisiones de envergadura sobre su futuro.
2. Izquierda o derecha: ni izquierda ni derecha. Directamente relacionado con el punto anterior, la pol¨ªtica ha entrado en crisis (c¨®mo pueden ser interpretadas de otra manera tasas de abstenci¨®n del 50%) porque ha dejado de ser percibida como un instrumento ¨²til a trav¨¦s del cual los ciudadanos pueden tomar decisiones de envergadura sobre su futuro, traduci¨¦ndose esas decisiones en la aplicaci¨®n de pol¨ªticas coherentes. Ello se explica, entre otras cosas, por la asunci¨®n tanto de la derecha como de la izquierda tradicionales del paradigma econ¨®mico liberal, que en la pr¨¢ctica se traduce en una variabilidad muy limitada de las pol¨ªticas a pesar de los cambios de signo del gobierno. Regidos por un pragmatismo avant tout, no dudan en hacer una amalgama que sintetice todas las tendencias. En el caso franc¨¦s dos ejemplos ilustran la intercambiabilidad de las pol¨ªticas: el pacto de responsabilidad y las medidas de seguridad adoptadas tras los atentados de noviembre, ambos llevados a cabo por el gobierno socialista de Hollande. En el primer caso, el pacto de responsabilidad fue dise?ado para aumentar la competitividad de las empresas y estimular el empleo a trav¨¦s de la reducci¨®n de la fiscalidad y el coste del trabajo. Estas medidas, financiadas a trav¨¦s del alza del IVA y del gasto p¨²blico, fueron el primer gui?o liberal del nuevo gobierno y muy controvertidas, particularmente en el seno del propio Partido Socialista y de la extrema izquierda que las ha descalificado como una pol¨ªtica de la oferta que perjudica a los trabajadores. En lo que tiene que ver con el segundo ejemplo, las medidas de seguridad presentadas por el gobierno tras los atentados de noviembre, algunas de ellas como la retirada de la nacionalidad francesa para los implicados en actividades terroristas con doble nacionalidad, se encuentran en la l¨ªnea de las propuestas hechas por el FN. Si el objetivo de dicho movimiento era cortar en seco las cr¨ªticas de la derecha, tambi¨¦n han tenido un efecto colateral: respaldar, al fin y al cabo, el discurso del FN.
Ello podr¨ªa ser entendido de una manera positiva, como una superaci¨®n de las ideolog¨ªas (de hecho es as¨ª como se vende) si no fuera porque es imposible algo as¨ª como un sistema sin ideolog¨ªa, porque siempre hay una ideolog¨ªa subyacente. As¨ª, la clase pol¨ªtica y m¨¢s concretamente, esta izquierda pragm¨¢tica da la impresi¨®n de hacer una pol¨ªtica destinada a la clase superior, a una ¨¦lite protegida y triunfadora que puede seguir permiti¨¦ndose votar a la izquierda como forma de aplacar su mala conciencia social. Denunciando este hecho, esta igualaci¨®n de la izquierda y la derecha, es como el FN puede presentarse como una alternativa, como la ¨²nica alternativa, dando como resultado m¨¢s que parad¨®jico, una clase trabajadora que habr¨ªa desertado la izquierda para integrar las filas de la extrema derecha.
Cada vez m¨¢s ciudadanos tienen la sensaci¨®n de sentirse sacrificados como el precio que hay que pagar por un proceso de globalizaci¨®n entendido como una descarnada competencia.
3. Identidad. Es sin duda en este punto donde aparece toda la aberraci¨®n del proyecto del Frente Nacional como respuesta a los dos problemas se?alados m¨¢s arriba: no a la inmigraci¨®n, no a Europa, cierre de fronteras. Sin embargo, es leg¨ªtimo y necesario que la clase pol¨ªtica y ello en toda Europa, se interrogue por qu¨¦ una parte cada vez mayor de sus ciudadanos consideran esto como la ¨²nica soluci¨®n a sus problemas, por qu¨¦ tienen la sensaci¨®n de sentirse sacrificados como el precio que hay que pagar por un proceso de globalizaci¨®n entendido como una descarnada competencia que cada vez tiene menos complejos en mostrarse como un sistema generador de desigualdad, en fin, por qu¨¦ sus ciudadanos est¨¢n ellos mismos dispuestos a sacrificarlo todo. Si los atentados del pasado noviembre y, de manera m¨¢s general, la penetraci¨®n de las ideolog¨ªas religiosas radicales en Europa han mostrado la incapacidad de nuestras sociedades para ofrecer a muchos j¨®venes un modelo con el que identificarse, en el que desarrollarse, el surgimiento de partidos de extrema derecha es la otra cara de la misma moneda. Le Pen se equivoca porque la respuesta no es menos Europa, sino m¨¢s Europa, a condici¨®n de que est¨¦ a la altura y sea capaz de desarrollar un modelo que permita el desarrollo econ¨®mico pero tambi¨¦n social, que proteja no solo sus intereses econ¨®micos sino tambi¨¦n a sus ciudadanos y para ello es necesario hoy m¨¢s que nunca una izquierda europea capaz de ofrecer una alternativa real.
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