Estados Unidos controla la expansi¨®n l¨²dica de los drones
El Gobierno de Obama crea un sistema de registro de los aparatos no tripulados

Los drones son uno de los regalos m¨¢s populares estas Navidades en Estados Unidos. Se estima que se vender¨¢n unos 400.000 aparatos pilotados a distancia, una quinta parte de las ventas anuales en el mundo. La expansi¨®n inquieta al Gobierno de Barack Obama. Teme que los cielos se llenen de drones sin control. Poco antes de estas fechas de frenes¨ª comercial, ha anunciado un reglamento para garantizar un uso seguro de los artefactos con fines recreativos.
El ciudadano estadounidense que tenga un dron de entre 250 gramos y 25 kilos comprado despu¨¦s del pasado lunes tendr¨¢ que registrarlo antes de empezar a usarlo en el exterior, seg¨²n la normativa de la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n (FAA, por sus siglas en ingl¨¦s). Quienes ya ten¨ªan drones, tienen hasta febrero para registrarlos. No comunicar los datos del artefacto y de contacto de su propietario puede conllevar multas de hasta 250.000 d¨®lares y tres a?os de c¨¢rcel.
Desde 2012, la ley no requiere un permiso a quien opere con fines l¨²dicos un dron a menos de 121 metros de altura, siempre que mantenga contacto visual con el aparato, y ¨¦ste no vuele cerca de aeropuertos ni sobrevuele eventos deportivos ni concentraciones de gente. Ahora, la FAA da un paso m¨¢s con el sistema de registro, que se basa en las recomendaciones de un panel de expertos, fabricantes y usuarios. El objetivo es saber cu¨¢ntos drones recreativos hay aproximadamente en EE UU y educar a la poblaci¨®n para evitar usos inapropiados.
¡°No se equivoque: los entusiastas de aparatos no tripulados son aviadores, y eso lleva aparejada una gran cantidad de responsabilidad¡±, dijo el secretario de Transporte, Anthony Foxx, al revelar a mediados de diciembre el sistema de inscripci¨®n. Ese tipo de aparatos existe casi desde el inicio de la aviaci¨®n en el siglo XIX, pero su uso, gracias al progreso tecnol¨®gico que ha reducido los precios, se ha disparado en la ¨²ltima d¨¦cada.
Un mercado creciente
La Asociaci¨®n Tecnol¨®gica de Consumidores, que representa a empresas del sector y particip¨® en en el panel impulsado por la FAA, aplaudi¨® el sistema de registro pero pidi¨® que no haya duplicidades con las autoridades locales y critic¨® la tasa de cinco d¨®lares de inscripci¨®n -que se devolver¨¢ en el primer mes del sistema- porque "desalentar¨¢" el cumplimiento de la normativa.
Esa asociaci¨®n prev¨¦ que los ingresos por ventas de drones en EE UU asciendan este a?o a 105 millones de d¨®lares, con un crecimiento interanual del 52%. La consultora Teal estima que en todo el mundo los ingresos llegar¨¢n a 1.400 millones, casi el doble que en 2014.
El sector espera con expectaci¨®n la normativa de la FAA, que se espera entre en vigor en la primera mitad de 2016, que expandir¨¢ el uso comercial de drones. Actualmente, solo se permite ese uso en casos excepcionales. En febrero, la agencia divulg¨® una propuesta inicial que se centraba en aparatos de hasta 25 kilos. Obligaba a los pilotos a tener al menos 17 a?os, recibir un certificado de conocimiento a¨¦reo, mantener siempre contacto visual con el aparato, y establec¨ªa l¨ªmites de altura y velocidades.
Seg¨²n el Gobierno, la regulaci¨®n beneficiar¨ªa a 7.000 empresas en tres a?os. La Asociaci¨®n Internacional de Veh¨ªculos No Pilotados estima que se crear¨ªan en ese mismo per¨ªodo 70.000 puestos de trabajo con un impacto econ¨®mico de 13.600 millones de d¨®lares
El alcance de la nueva iniciativa es limitado. El Gobierno no tiene capacidad de vigilar por completo los cielos. El reglamento no evita que quien quiera hacer volar un dron con malas intenciones decida simplemente no registrarlo. Y tambi¨¦n choca con realidades pr¨¢cticas: si un dron colisionara con un avi¨®n comercial quedar¨ªa destruido por completo, incluido su n¨²mero de identificaci¨®n, lo que impedir¨ªa a las autoridades determinar qui¨¦n era el propietario.
La normativa de la FAA, que se encarga de la seguridad a¨¦rea en todo el territorio de los EE? UU, sobre el registro de los drones, contrasta con la casi inexistente sobre el control de armamento:? de los 50 Estados solo nueve tienen leyes que obligan a registrar -con exigencias muy diversas- armas de fuego, seg¨²n un recuento del Centro Legal para Prevenir la Violencia de las? Armas.
La portavoz de la FAA Alison Duquette evit¨® comentar, esgrimiendo confidencialidad sobre ¡°asuntos de seguridad¡±, si existe preocupaci¨®n ante la posibilidad, y c¨®mo evitarla, de que un dron recreativo pueda utilizarse para atacar a la poblaci¨®n con explosivos o armas de fuego.
En una tienda de telefon¨ªa en el centro de Washington, venden uno de los drones m¨¢s populares del mercado. Cuesta 249 d¨®lares, tiene cuatro h¨¦lices, puede alcanzar los 50 metros de altura, se pilota desde un tel¨¦fono m¨®vil y permite ver a tiempo real en el tel¨¦fono las im¨¢genes que graba el artefacto. Uno de los vendedores, que declina dar su nombre por pol¨ªtica de empresa, explica que hay una amplia divergencia de conocimiento entre los clientes. ¡°Algunos tienen mucha informaci¨®n sobre las reglas de uso, pero otros simplemente buscan un juguete para sus hijos¡±, dice. La FAA establece que si el propietario es menor de 13 a?os una persona mayor debe registrar el dron.
La proliferaci¨®n de drones, cuyo precio en EE UU oscila entre los 20 y los 30.000 d¨®lares, expande posibilidades y peligros. Los aparatos se han hecho especialmente populares para la captura de im¨¢genes. Hay grupos en la capital estadounidense que se re¨²nen los fines de semana en parques para surcar juntos los cielos. Pero, al mismo tiempo, no son inusuales las historias de artefactos cerca de aeropuertos, estadios o incluso prisiones con fines de contrabando.
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