La ¨²ltima palabra sobre el proceso de paz ser¨¢ de los colombianos

S¨ª o no. Los colombianos tendr¨¢n esas dos opciones para pronunciarse sobre el acuerdo de paz, una vez sea firmado por las partes (Gobierno y las FARC) y tras la revisi¨®n de la Corte Constitucional del plebiscito que busca legitimar el proceso. El presidente Juan Manuel Santos conf¨ªa en el respaldo de los ciudadanos, pero como reconoci¨® en una entrevista con la BBC, no duda que ¡°estar¨ªa en serias dificultades¡± si la mayor¨ªa dice 'no' en las urnas.

Seg¨²n el art¨ªculo 7 de la Ley 134 de 1994, el plebiscito es la voz del pueblo para apoyar o rechazar una decisi¨®n del Ejecutivo. En este caso, los colombianos responder¨¢n s¨ª o no a una sola pregunta, cuyo texto se conocer¨¢ despu¨¦s de la firma de los acuerdos. El mecanismo, que fue aprobado sin mayores trabas por el Congreso, deber¨¢ ser revisado por la Corte Constitucional, que se enfrenta por primera vez al estudio de un plebiscito. Aunque este tribunal tiene un plazo de al menos cuatro meses para referirse al tema, el gobierno conf¨ªa en que se resuelva antes. ¡°Esperamos que en el primer semestre de 2016 los colombianos, luego de esta revisi¨®n, puedan ir a las urnas conociendo ¨ªntegramente los acuerdos¡±, dijo recientemente el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.

El plebiscito para la paz ser¨ªa aprobado en las urnas si se obtiene m¨¢s del 13% del censo electoral; es decir solo se necesitan cerca de 4,5 millones de votos. Adem¨¢s, seg¨²n lo avalado por el Congreso, la financiaci¨®n de las campa?as por el s¨ª y por el no, no contar¨ªan con recursos del Estado. Santos ha sido reiterativo en afirmar cu¨¢l ser¨¢ el panorama de prosperar el no: ¡°Si gana el no, ser¨¢ acatado y seguiremos en guerra durante 20 o 30 a?os¡±.

Uno de los puntos m¨¢s pol¨¦micos es que el mecanismo tenga car¨¢cter vinculante, es decir, que se le dar¨ªa validez jur¨ªdica a la decisi¨®n que tomen los colombianos con su voto. Luis Fernando Velasco, presidente del Senado, fue una de las voces que se opuso a este aspecto. Asegura que al ser vinculante se le est¨¢ dando al plebiscito la facultad de modificar la Constituci¨®n. Explica, por ejemplo, que la eventual habilitaci¨®n de los jefes de las FARC para que hagan pol¨ªtica podr¨ªa convertirse en una obligaci¨®n legal cuando en realidad deber¨ªa depender de una reforma constitucional.

El gobierno adem¨¢s se enfrenta a la oposici¨®n liderada por el expresidente ?lvaro Uribe, que dentro de su partido pol¨ªtico (Centro Democr¨¢tico), discute si el rechazo a este mecanismo lo expresar¨¢n con un llamado a votar por el no o a trav¨¦s de la abstenci¨®n. Para la oposici¨®n, el plebiscito puede convertirse en una trampa. ¡°Es un enga?o en un pa¨ªs de 48 millones de habitantes, tener un umbral de 4,4 millones de votos¡±, ha dicho Uribe. ¡°A los colombianos los van a coaccionar y les van a decir: ¡®si ustedes no votan s¨ª en esta ¨²nica pregunta, entonces lo que pasa es que quieren la guerra¡±, dijo en entrevista al programa radial La hora de la verdad.

Las FARC, en desacuerdo

La propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente que hace Uribe coincide con lo planteado por las FARC, que creen que esta es la mejor v¨ªa para fortalecer los acuerdos que se logren en La Habana. Seg¨²n la guerrilla, el plebiscito que pretender realizar el Gobierno ¡°carece de validez soberana¡±. Sin embargo, por ahora lo ¨²nico concreto es que de tener el visto bueno de la Corte Constitucional, ser¨¢n los colombianos los que tengan la ¨²ltima palabra frente a los acuerdos a los que se llegue.

Desde ya, el Gobierno y la oposici¨®n empiezan a mover sus campa?as. Aunque faltan al menos tres meses para que se cumpla el plazo para la firma de los acuerdos y a¨²n no se conoce el pronunciamiento de la Corte Constitucional, los colombianos ya son testigos de argumentos a favor y en contra del acuerdo. Al final, ser¨¢n ellos con sus votos los que decidan.