Las inc¨®gnitas tras la victoria
Las tensiones sectarias en Irak y la respuesta del ISIS a su p¨¦rdida territorial son algunos interrogantes tras la reconquista de Ramadi
A la espera de que sedimente el polvo y la euforia que envuelve toda batalla, la supuesta victoria de las tropas iraqu¨ªes sobre las milicias del autoproclamado Estado Isl¨¢mico (ISIS) en la simb¨®lica ciudad de Ramadi no es m¨¢s que un c¨²mulo confuso de inc¨®gnitas a¨²n por despejar. La primera, la verdadera magnitud territorial de la acometida militar. Amainado el entusiasmo inicial de los pol¨ªticos, el general Ismail al Mahlawi, comandante jefe de las operaciones en la provincia sun¨ª de Al Anbar, admiti¨® el lunes que los yihadistas todav¨ªa controlan un 30% de la urbe, y mantienen bajo su bota la mayor¨ªa de las poblaciones de la periferia norte. Fuentes militares independientes se?alan, por su parte, que, pese a los incesantes bombardeos de la coalici¨®n internacional que han allanado el camino desde el verano, el ISIS mantiene abiertas las rutas de abastecimiento y refresco de combatientes que facilitan un eventual ¡ªy probable¡ª contraataque.
Similares interrogantes presenta la gesti¨®n de la victoria una vez que el fragor de las armas se atempere y las mol¨¦culas de tierra y metralla se depositen sobre los edificios desplomados. El ejemplo de Tikrit, invocado por el Gobierno iraqu¨ª para magnificar el aparente retroceso de los yihadistas, es inquietante. Al igual que la ciudad natal del depuesto Sadam Husein, Ramadi ha sido parcialmente conquistada por tropas chi¨ªes, tanto iraqu¨ªes como iran¨ªes.
En ocasiones anteriores, caso de la propia Tikrit, la venganza confesional ha sido moneda corriente. Asustada por la represi¨®n y la ausencia de un plan de rehabilitaci¨®n ¡ªpasaron varios meses antes de que las ¨¢reas recuperadas por el r¨¦gimen de Bagdad recobraran la luz, el agua corriente y la seguridad¡ª, gran parte de la poblaci¨®n sun¨ª prefiri¨® abandonar la localidad y asentarse en ¨¢reas vecinas controladas por el ISIS. El comportamiento que tengan a partir de ahora las tropas chi¨ªes ser¨¢ uno de los factores que definan el valor real del avance militar. M¨¢xime cuando Ramadi fue el lugar donde nacieron las llamadas Milicias del Despertar, los grupos armados sun¨ªes financiados por EE UU que en 2009 derrotaron al ISI, embri¨®n del ISIS.
El tercer enigma es como responder¨¢ el autoproclamado califato a un retroceso que entraba en sus c¨¢lculos castrenses. El ISIS ha sufrido en 2015 varapalos similares, todos ellos en zonas perif¨¦ricas alejadas de su n¨²cleo de poder ¡ªlas ciudades de Mosul, Tel Afar y Raqqa, entre otras. Algo habitual en cualquier guerra, donde los frentes exteriores son flexibles. En noviembre, al tiempo que los zapadores peshmerga arriaban el pend¨®n negro en la ciudad kurda de Sinjar, sicarios en nombre del califa perpetraban una matanza en el centro de Par¨ªs con la que trataban de ocultar el impacto negativo de la derrota. M¨¢s all¨¢ de las armas convencionales, esta es una guerra que se libra en campo de batalla de la propaganda.
Javier Mart¨ªn es delegado de Efe en el Norte de ?frica y autor de Estado Isl¨¢mico, geopol¨ªtica del caos (Catarata, 2015).
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