Un populista ebrio de poder
Aupado en pol¨ªtica por su carisma, Moreira acab¨® enmara?ado por su oscura gesti¨®n
Humberto Moreira Vald¨¦s siempre ador¨® dos cosas: bailar y tener poder. Hasta que perdi¨® el ritmo. Hasta que se le liaron los pasos. Llamado a ocupar las cumbres de la pol¨ªtica mexicana, ha terminado fuera de la pista de baile, sin pareja que lo reclame y permanentemente bajo sospecha.
Su detenci¨®n del viernes 16 de enero en el aeropuerto de Madrid apuntaba al cierre de una historia arquet¨ªpica de carisma, ¨¦xito y ca¨ªda en desgracia. Pero Moreira, despu¨¦s de una semana en prisi¨®n, sali¨® en libertad por la puerta de la c¨¢rcel mordiendo una manzana. Tocado, pero no hundido.
Nacido en la ciudad norte?a de Saltillo en 1966 en una familia de profesores de ense?anza p¨²blica, Moreira sigui¨® la tradici¨®n licenci¨¢ndose en Educaci¨®n Media. Su paso por las aulas fue breve, y pronto empez¨® a trepar por la enredadera de la burocracia educativa hasta llegar con 22 a?os a la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica en la capital, M¨¦xico DF.
En la siguiente d¨¦cada fue saltando de cargo en cargo hasta lanzarse al abordaje del poder pol¨ªtico en 2002, conquistando la alcald¨ªa de Saltillo gracias a la cualidad que siempre lo distingui¨®: su popularidad, su conexi¨®n con la gente. Dicen que hasta el que iba su despacho a pelearse con ¨¦l sal¨ªa de all¨ª con una complacida sonrisa en el rostro. A¨²n hoy, acusado de haber sido el cabecilla de un mastod¨®ntico desfalco de fondos p¨²blicos, entre las clases populares de su regi¨®n su nombre sigue concitando admiraci¨®n y cari?o.
Dicen que hasta el que iba a su despacho a pelearse con ¨¦l sal¨ªa con una sonrisa en el rostro
Con 39 a?os, experimentado, buen porte, ojos verdes, simpat¨ªa para regalar, gan¨® las elecciones a gobernador de su Estado, Coahuila, como candidato del Partido Revolucionario Institucional. Era el a?o 2005. Por entonces, la deuda de Coahuila era de unos 25 millones de d¨®lares. Cuando Moreira dej¨® su puesto, en 2011, hab¨ªa subido a un ritmo enloquecido hasta alrededor de los 2.500 millones de d¨®lares. Aument¨® el gasto en educaci¨®n, hizo bibliotecas, financi¨® una ambiciosa campa?a de difusi¨®n cultural, inyect¨® una fortuna en obra p¨²blica, y a la vez, entre su gesti¨®n financiera y las paladas de monedas que supuestamente sac¨® de la hucha, dej¨® a Coahuila, una pr¨®diga cuenca minera y lechera, chupada como despu¨¦s de una noche de bodas con un vampiro.
¡°Fue una ¨¦poca de dispendio. Nos dej¨® con una deuda imposible de pagar¡±, dice Carlos Manuel Valdez, profesor de Historia en la Universidad Aut¨®noma de Coahuila, que compara la pol¨ªtica de Moreira con la de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela. ¡°Empez¨® siendo un maestro sencillo pero termin¨® enfermo de poder, gastando dinero sin l¨ªmite para comprarse el favor de la gente y con desvar¨ªos como querer implantar en Coahuila la pena de muerte¡±.
En el apogeo de su poder provincial, lleg¨® a codearse con Fidel Castro, al que visit¨® en 2007. La reuni¨®n empez¨® un lunes a las once de la noche y termin¨® ocho horas despu¨¦s, cuando ya amanec¨ªa. Moreira estableci¨® un acuerdo de intercambios con Cuba. Dos semanas despu¨¦s de ver a Castro, el gobernador env¨ªo en avi¨®n a La Habana a la orquesta de c¨¢mara de Coahuila, con la Suite Mexicana de plato fuerte de su repertorio.
En M¨¦xico, sin embargo, no sintonizaba con la c¨²pula de la Rep¨²blica. Moreira fue uno de los contados gobernadores que alzaron la voz ante la disruptiva estrategia contra el narco del presidente Felipe Calder¨®n ¨Cdel Partido Acci¨®n Nacional, que ape¨® al PRI del poder en el 2000¨C. Calder¨®n, a su vez, lo consideraba un saboteador de su mano dura contra los carteles. El hecho es que Coahuila se volvi¨® uno de los puntos m¨¢s salvajes de la eclosi¨®n criminal, con el atroz grupo de Los Zetas regando de sangre la regi¨®n; a tal extremo que llevaron a cabo una masacre en Allende, cerca de la frontera con Texas, en la que se supone que hubo cerca de 300 muertos, aunque la investigaci¨®n a¨²n no ha podido sacar n¨²meros claros a partir de los restos que dejaron Los Zetas, expertos en la disoluci¨®n de cad¨¢veres en bidones de ¨¢cido.
Pero eso ocurri¨® en marzo de 2011, tres meses despu¨¦s de que Moreira dejase el gobierno de Coahuila para dar su gran salto: asumir la presidencia del PRI para cohesionar a sus familias de cara a las elecciones de 2012.
Dentro del partido luchaban por la candidatura Manlio Fabio Beltrones, peso pesado del priismo tradicional, y Enrique Pe?a Nieto, representante del bando renovador. A lo largo de 2011 Moreira hizo su trabajo. En noviembre, Beltrones abandon¨® el combate y Pe?a Nieto, tan cercano a Moreira que naci¨® s¨®lo ocho d¨ªas antes que ¨¦l, fue nombrado candidato el 17 de diciembre, aunque no pudo compartir su alegr¨ªa con su coet¨¢neo: dos semanas antes, el 2 de diciembre, Moreira se hab¨ªa visto obligador a dimitir como presidente del PRI por el creciente esc¨¢ndalo del endeudamiento de Coahuila. La pista de baile se le quedaba a oscuras.
Ya apartado del escenario, sufri¨® un golpe tr¨¢gico. El mi¨¦rcoles 3 de octubre de 2012 su hijo Luis Eduardo, de 26 a?os, fue asesinado a tiros en Coahuila por sicarios de Los Zetas. Cuando Pe?a Nieto fue investido presidente el 1 de diciembre siguiente, el hombre que hab¨ªa allanado su camino dentro del PRI era, elementalmente, dos cosas: un padre de luto y el hermano menor del nuevo gobernador de Coahuila, Rub¨¦n Moreira, que gan¨® ¨Ctambi¨¦n con el PRI¨C en julio de 2011.
Tras su ca¨ªda, ni siquiera su hermano Rub¨¦n pudo defender su envenenado legado
Rub¨¦n nunca critic¨® a su hermano por su nombre, pero tampoco evit¨® ¨Co no pudo evitar¨C reconocer lo envenenado de su legado: ¡°Cuando yo entr¨¦ a mi gobierno, me di cuenta de que est¨¢bamos a punto de que el monopolio de la autoridad no lo tuviera el Gobierno sino la delincuencia¡±, afirm¨® en una entrevista con un diario local.
A principios de 2013, Humberto Moreira puso tierra de por medio con M¨¦xico y se inscribi¨® en un m¨¢ster en Comunicaci¨®n en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Pocos meses despu¨¦s, los medios mexicanos dieron cuenta del acomodado estilo de vida del pol¨ªtico defenestrado en la ciudad catalana, a donde se hab¨ªan mudado con ¨¦l su mujer y sus hijas. Chalet, coche caro, piscina. Moreira respondi¨® que tiraba de sus ahorros y de una beca del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n. Antes de que acabara el a?o pis¨® otro charco, por narcisismo: subi¨® en Twitter fotos suyas luciendo ante un espejo abdominales de gimnasio.
Por entonces la justicia de Texas estaba buscando a dos de sus hombres fuertes de su etapa de gobernador, el extesorero y el exencargado de Desarrollo Social, por blanquear en Estados Unidos dinero que supuestamente hab¨ªan robado de los fondos p¨²blicos del Estado de Coahuila.
El hilo se fue desenrollando, silencioso, hasta que el 16 de enero la Polic¨ªa espa?ola lo detuvo y difundi¨® la noticia de su arresto con un tuit que acababa con un hashtag sard¨®nico: ¡°#misi¨®ncumplida¡±, las mismas palabras que hab¨ªa empleado justo una semana antes el presidente de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto, para anunciar la detenci¨®n de El Chapo Guzm¨¢n, un narcotraficante. Pero al cabo de unos d¨ªas quedaba libre por falta de pruebas y el 4 de febrero ya estaba de vuelta en M¨¦xico, donde Moreira parece a salvo de nuevas investigaciones.
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