¡°Chile debe ahora aprobar el matrimonio y adopci¨®n igualitarios¡±
A la jurista chilena le quitaron a sus hijas por ser lesbiana. Hoy es un icono de la lucha por la diversidad sexual
En Chile, un pa¨ªs donde el divorcio se legaliz¨® en 2004 y el aborto est¨¢ penalizado en todas sus causales, la sociedad parece avanzar m¨¢s r¨¢pido que sus leyes. Las t¨¦cnicas de fertilizaci¨®n asistida y de maternidad subrogada han posibilitado la conformaci¨®n de familias diversas. ¡°Los menores que viven con progenitores del mismo sexo, sin embargo, se encuentran en absoluta desprotecci¨®n jur¨ªdica y el Estado los discrimina respecto a los otros ni?os¡±, se?ala la juez Karen Atala, directora de Fundaci¨®n Iguales, que trabaja por los derechos de la diversidad sexual. ¡°La ley solo les reconoce su v¨ªnculo filial con uno de sus padres o madres. ?Y qu¨¦ pasar¨ªa si esa pareja se separa, o muere uno de ellos, por ejemplo? Los hijos quedar¨ªan absolutamente desprotegidos¡±.
Atala, de 52 a?os, conoce los prejuicios con que en ocasiones act¨²an las instituciones. En mayo de 2004, la Corte Suprema determin¨® que no pod¨ªa tener la custodia de sus tres hijas por ser lesbiana y vivir con su pareja. Fue el primer caso de estas caracter¨ªsticas que se conoci¨® en la opini¨®n p¨²blica chilena y encendi¨® el debate. Las ni?as ten¨ªan tres, cuatro y ocho a?os cuando la justicia se las quit¨® y entreg¨® al padre, el exesposo de la magistrada, que la acusaba de no estar capacitada para ejercer su maternidad por ser homosexual. Las dos peque?as todav¨ªa dorm¨ªan con ella y la menor usaba pa?ales por la noche. ¡°Ser privada de criar a tus propias hijas, que tuviste en tu vientre, pariste y amamantaste, es un dolor que no se puede explicar¡±, se?al¨® la juez en agosto de 2011, en la audiencia p¨²blica del juicio que emprendi¨® contra el Estado de Chile en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).?
El Estado discrimina a los menores con progenitores del mismo sexo
El juicio estuvo lleno de anomal¨ªas. Antes de que su caso fuera conocido por la ciudadan¨ªa, uno de sus superiores en el Poder Judicial la cit¨® a su despacho para exigirle que actuara con ¡°dignidad y decoro¡± y entregara a sus ni?as. Revisaron su computador y las p¨¢ginas web que visitaba y hasta interrogaron a sus compa?eros de trabajo. El magistrado que deb¨ªa resolver su caso le solicit¨® ex¨¢menes para descartar enfermedades de transmisi¨®n sexual. Todo el proceso, en definitiva, estaba basado en un prejuicio, que ser mujer heterosexual es sin¨®nimo de ser buena madre y ser mujer lesbiana, de mala madre y promiscuidad. Y termin¨® con una sentencia de la Corte Suprema, de ¨²ltima instancia, por la que Atala perdi¨® para siempre la posibilidad de ver crecer a sus ni?as, que vivieron toda su infancia fuera de Santiago junto a su padre. Actualmente tienen 16, 17 y 21 a?os.?
De todo eso han pasado m¨¢s de 10 a?os: ¡°Y afortunadamente una sentencia como la de la Corte Suprema, basada en la argumentaci¨®n jur¨ªdica de que los ni?os y las ni?as deben vivir en el seno de una familia tradicional, no creo que se vuelva a replicar en Chile¡±, se?ala la juez Atala. Comenz¨® un m¨¢ster en Filosof¨ªa del G¨¦nero para entender por qu¨¦ le hab¨ªan quitado a sus ni?as. Pero sobre todo, sin dejar de ser juez, decidi¨® que iba a convertirse en activista por los derechos de la diversidad. ¡°Parafraseando a las v¨ªctimas de la dictadura, para que nunca m¨¢s en Chile vuelva a ocurrir que a una madre lesbiana o un padre gay le quiten a sus hijos por su orientaci¨®n sexual¡±, dice. Hoy es un icono en Chile.?
En la l¨ªnea de otros pa¨ªses
La sociedad chilena, en un alto porcentaje, sigue discriminando la diversidad sexual
La CIDH conden¨® en 2012 al Estado de Chile por este caso. La sentencia determin¨® que el Estado deb¨ªa ejecutar diversas medidas de reparaci¨®n para Atala y sus hijas. La decisi¨®n sent¨® jurisprudencia a nivel latinoamericano, porque determin¨® por primera vez que la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero son categor¨ªas protegidas por la Convenci¨®n Americana de Derechos Humanos de 1969. Adem¨¢s, estableci¨® que el inter¨¦s superior del menor no puede servir de carta blanca para que el juez valide sus prejuicios y estereotipos en el momento de resolver. El fallo se cita frecuentemente en causas de familia en la regi¨®n y se estudia en las facultades.?
Mientras, Chile ha intentado avanzar en la l¨ªnea de otros pa¨ªses latinoamericanos: a ra¨ªz del caso Atala aprob¨® una ley antidiscriminaci¨®n y, recientemente, la ley que permite las uniones de parejas del mismo sexo, el Acuerdo de Uni¨®n Civil (AUC). Atala reconoce la trascendencia de los avances de los ¨²ltimos 10 a?os, aunque piensa que ¡°la sociedad chilena, en un porcentaje importante, sigue siendo clasista, racista, xenof¨®bica y discriminatoria hacia la diversidad sexual¡±.?
El camino hacia la plena igualdad jur¨ªdica reci¨¦n comienza, explica Atala. Y analiza recientes fallos en estas materias de pa¨ªses como M¨¦xico, Colombia y Argentina: ¡°Nuestro pa¨ªs se empieza a quedar solo en el concierto internacional¡±. Tras la entrada en vigencia de la Uni¨®n Civil, que este verano ha permitido la celebraci¨®n de cientos de uniones de parejas del mismo sexo, ¡°Chile ahora debe aprobar el matrimonio y adopci¨®n igualitarios, ojal¨¢ antes de que termine esta d¨¦cada¡±.?
La juez indica que es la lucha que viene, porque el derecho a contraer matrimonio es la puerta de entrada a otros derechos. Sobre todo cuando en Chile hay alrededor de 8.000 leyes que regulan a los c¨®nyuges. ¡°Las parejas gays, adem¨¢s, constituimos familias, por lo tanto nuestra segunda demanda es el reconocimiento a la lesbo-maternidad y a la gay-parentalidad. Chile, que pertenece al club de pa¨ªses OCDE, debe estar a la altura¡±, se?ala la juez.
Educar a los trabajadores p¨²blicos
El caso Atala hizo arrancar en Chile la discusi¨®n sobre los derechos de las familias diversas. Y el fallo de la CIDH dej¨® una tarea al Estado: la obligaci¨®n de capacitar a todos los funcionarios p¨²blicos, especialmente a los del Poder Judicial, en materias relativas a los derechos humanos, LGTB y antidiscriminaci¨®n. ¡°Como constataron que mi caso obedeci¨® a una discriminaci¨®n estructural, end¨¦mica e hist¨®rica de prejuicios y estereotipos negativos, la CIDH solicit¨® a Chile que eduque a los trabajadores de las instituciones p¨²blicas¡±, dice la juez.
Atala, sin embargo, se?ala que eso no est¨¢ sucediendo, pese a que el fallo se conoci¨® en 2012: ¡°El Estado de Chile est¨¢ en deuda y debe cumplir los dict¨¢menes internacionales si no quiere replicar las mismas conductas discriminatorias¡±.
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