Rubio ataca la credibilidad de Trump en el d¨¦cimo debate republicano
El senador de Florida despierta de un largo letargo y pasa a la ofensiva contra el multimillonario que ha transformado el Partido Republicano
Han hecho falta 10 debates republicanos para que los candidatos todav¨ªa en liza que van perdiendo despertaran y se atrevieran a atacar al hombre que ha roto el dogma, que est¨¢ transformando al Partido de Abraham Lincoln, de Dwight Eisenhower, de Ronald Reagan. El hombre que esta noche de jueves, adem¨¢s, echaba sal a la herida y declaraba: ¡°Estamos construyendo un nuevo Partido Republicano¡±.
Fue una de las frases a resaltar de la noche. Pero sin duda, hubo una grandiosa, por ¨¢cida y porque represent¨® el despertar del llamado l¨ªder del establishment. La frase era la pista de que algo hab¨ªa cambiado, de forma tibia en el inicio pero in crescendo a medida que el senador Marco Rubio fue crey¨¦ndose el papel: aquel escrito para que alguien frene el imparable tren en el que se ha convertido Donald Trump, antes de que se haga con la nominaci¨®n republicana para la Casa Blanca. ¡°Si no hubiera heredado 200 millones de d¨®lares, ?Saben d¨®nde estar¨ªa Donald Trump?¡±, pregunt¨® Rubio. ¡°Vendiendo relojes en Manhattan¡±, se contest¨® a s¨ª mismo.
Tras un largo letargo adornado con terribles fallos de puesta en escena, Rubio despertaba y se atrev¨ªa con el mat¨®n del colegio, con el hombre que ha insultado, humillado, amenazado... El momento esperado hab¨ªa llegado. No solo Rubio iniciaba una ofensiva sino que el senador por Texas Ted Cruz, hac¨ªa pinza con su rival de Florida y se sumaba al ataque. Ambos contra Trump, con hostilidad y agresividad. Trump no es un conservador, no pertenece al partido de Lincoln, vamos a por ¨¦l, era la idea que subyac¨ªa en cada golpe que se asestaba al l¨ªder. Que el ataque haya tenido ¨¦xito est¨¢ por ver. Quiz¨¢ ha sido muy tarde.
Inmigraci¨®n
Rubio y Cruz se atrevieron esta noche de jueves con el hombre que ha ganado tres de las cuatro competiciones para la nominaci¨®n republicana y lo hicieron usando como caballo de batalla la inmigraci¨®n. Fue Rubio quien primero abri¨® fuego contra Trump cuando acus¨® al billonario magnate de cambiar de posici¨®n respecto a la inmigraci¨®n ilegal con el solo objetivo de obtener r¨¦ditos pol¨ªticos ahora que busca ser presidente.
No solo record¨® Rubio, con tes¨®n, que Trump hab¨ªa dicho en el pasado que Mitt Romney -candidato republicano a la presidencia en 2012- hab¨ªa perdido frente a Barack Obama por decir que la inmigraci¨®n ilegal se acababa si quienes resid¨ªan sin papeles en el pa¨ªs se autodeportaban. Rubio sigui¨® lanzando ataque tras ataque al favorito en las encuestas hasta tocarle la l¨ªnea de flotaci¨®n, sus negocios.
Entre otras de las cr¨ªticas hechas por Rubio a Trump -adem¨¢s de recordarle varias bancarrotas-, el joven senador de Florida le refresc¨® la memoria sobre su uso en el pasado de inmigrantes indocumentados para trabajar en sus negocios. Tambi¨¦n mencion¨® sus problemas con la ley por el supuesto fraude a los estudiantes de la Trump University. Por supuesto, le ech¨® en cara su herencia. Y si no hab¨ªa habido bastante, le devolvi¨® el golpe acusado en Nuevo Hampshire y le acus¨® de repetirse, como Trump hizo con ¨¦l en aquel desastroso debate para el pol¨ªtico cubanoamericano.
Intensa noche de ataques
Pero, ?se achic¨® Trump? ?Resinti¨® los golpes? En parte s¨ª. Pero no tanto como para dejar de ser quien es y abandonar el traje que mejor viste: el de la confianza en s¨ª mismo y el ataque al contrario. Cuando Rubio le acus¨® de contratar trabajadores extranjeros, Trump fue realmente ocurrente en su sencillez al decir que era el ¨²nico del estrado que hab¨ªa contratado a alguien en su vida. Y por supuesto, Trump sigui¨® insultando, ya fuera para decir que Rubio se atragantaba al hablar o Cruz era un mentiroso compulsivo.
La noche fue intensa. Inmigraci¨®n fue el tema estrella pero los pretendientes a la nominaci¨®n republicana chocaron en otros como sanidad, libertad religiosa, TTP... Sorprendente fue el an¨¢lisis de Trump sobre los dictadores Sadam Husein y Muhamed Gadafi, fieros enemigos de las anteriores administraciones republicanas, al declarar que ambos deb¨ªan de haber seguido en el poder y no ser derribados.
No era casualidad que el debate de la noche de jueves se celebrase en Texas, en Houston, la ciudad m¨¢s grande del Estado m¨¢s grande que celebra primarias la semana que viene en el conocido como supermartes. Ese d¨ªa est¨¢n en juego m¨¢s delegados que en ninguno otro del a?o, cerca de 600, casi la mitad de los que son necesarios para ganar la nominaci¨®n republicana, siendo la cifra m¨¢gica 1.237. Texas es la joya de la corona del supermartes. Y como aperitivo no defraud¨®.
La l¨ªnea de fuego fue intensa pero estaba circunscrita al tri¨¢ngulo Trump-Rubio-Cruz. Tanto que el superviviente por al menos todav¨ªa unos d¨ªas, el neurocirujano Ben Carson, dijo provocando la carcajada de los presentes en el debate: "?Puede, por favor, atacarme alguien? En la esquina opuesta a Carson en el escenario, el gobernador de Ohio, John Kasich, observaba tranquilo. Era el ¨²nico al que se le pod¨ªa colocar la etiqueta de presidencial. Pero los sondeos no est¨¢n de acuerdo y dicen que es para Trump.
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