Hillary Clinton prepara la batalla contra Trump
La movilizaci¨®n de las clases trabajadoras blancas, clave en las presidenciales de noviembre
El Partido Dem¨®crata so?¨® durante meses con que Donald Trump fuese el nominado republicano para las presidenciales de noviembre. Con su zafiedad ret¨®rica y su ideolog¨ªa xen¨®foba, era, para la favorita dem¨®crata, Hillary Clinton, el rival ideal: un extremista que a ella le permitir¨ªa ocupar el centro y movilizar a las minor¨ªas, asustadas por la hip¨®tesis de una presidencia de Trump. La campa?a ser¨ªa un paseo triunfal. Ahora, cuando la nominaci¨®n del magnate neoyorquino se hace m¨¢s veros¨ªmil, los c¨¢lculos cambian. Como han comprobado los republicanos, despreciar a Trump es un peligro.
La campa?a en EE UU se desarrolla en dos pistas paralelas. En una, los candidatos de cada partido pelean entre s¨ª por la nominaci¨®n: un proceso que culmina en julio tras seis meses de elecciones primarias y caucus (asambleas electivas). En la jornada del llamado Supermartes votaron una docena de Estados. Trump y Clinton fueron los vencedores.
En la otra pista, los candidatos piensan ya en las elecciones generales del 8 de noviembre, cuando se enfrenten el nominado dem¨®crata y el republicano. Y act¨²an como si estuviesen en campa?a.
Los republicanos, indistintamente, atacan a la ex primera dama y ex secretaria de Estado Clinton como si ya fuese la nominada. Hasta ahora, Clinton y su rival dem¨®crata, el senador por Vermont Bernie Sanders, raramente personalizaban sus ataques a los republicanos con vistas a las presidenciales. No hab¨ªa un favorito claro, una persona a la que atacar.
Todo ha cambiado con la serie de victorias de Trump en el primer mes de primarias y caucus y su consolidaci¨®n como favorito republicano. La hip¨®tesis de que sea el candidato no es descabellada. Los rivales republicanos y figuras prominentes del partido le atacan virulentamente por sus posiciones err¨¢ticas y sus insinuaciones racistas. Tambi¨¦n los dem¨®cratas. Escuch¨¢ndoles estos d¨ªas, parece que sea el nominado.
Teor¨ªa y pr¨¢ctica
¡°No necesitamos volver a hacer grande a Am¨¦rica. Am¨¦rica nunca ha dejado de ser grande¡±, dice Clinton en los m¨ªtines, en alusi¨®n al eslogan electoral de Trump, cuya principal propuesta de campa?a es construir una muralla entre M¨¦xico y EE UU. ¡°En vez de construir muros¡±, a?ade Clinton, ¡°debemos derribar barreras¡±.
¡°Todav¨ªa no me he centrado en Clinton¡±, dijo Trump el martes en la cadena ABC. ¡°Lo que le puedo decir es que la persona contra la que Hillary Clinton no quiere competir soy yo¡±.
La teor¨ªa es la contraria. Trump es un candidato heterodoxo, sin experiencia, con posiciones muy alejadas de la centralidad de EE UU. Un antecedente podr¨ªa ser Barry Goldwater, el senador por Arizona nominado en 1964 contra el deseo de las ¨¦lites republicanas de la costa Este que acab¨® humillado en las presidenciales por Lyndon Johnson. Goldwater s¨®lo gan¨® en cinco Estados del Sur y en Arizona.
Seg¨²n esta teor¨ªa, Trump no s¨®lo asustar¨¢ en noviembre a los votantes centristas, que apoyar¨¢n en masa a Clinton. Tambi¨¦n servir¨¢ al Partido Dem¨®crata para atraer a las minor¨ªas, en especial a la m¨¢s pujante: los latinos. Con Trump como candidato republicano, los dem¨®cratas, adem¨¢s de una victoria rotunda en las presidenciales, podr¨¢n recuperar el control del Congreso, puesto que los votantes moderados asociar¨ªan a los congresistas con Trump y los repudiar¨ªan.
Esta es la teor¨ªa, pero en el campo de Clinton, como recordaban ayer varios diarios estadounidenses, nadie da nada por seguro ni quiere confiarse. Una vez Trump sea nominado ¡ªsi es que llega a serlo¡ª, s¨®lo estar¨¢ a un paso de la Casa Blanca. Nada es controlable entonces. Un atentado terrorista o un esc¨¢ndalo transformar¨ªan la campa?a.
Trump ha demostrado en el pasado su talento camale¨®nico: ha sido dem¨®crata y republicano, favorable y contrario al derecho al aborto, cr¨ªtico con el presidente Ronald Reagan (el santo patr¨®n del Partido Republicano) y reaganiano devoto.
Ya en las primarias ha asumido pol¨ªticas moderadas, en cuestiones como los recortes sociales, o alineadas con la izquierda dem¨®crata en la pol¨ªtica comercial. Podr¨ªa desplazarse m¨¢s al centro. En su esencia, dice, es un negociador. Una parte de sus votantes ¡ªlas clases trabajadoras blancas golpeadas por las deslocalizaciones, la globalizaci¨®n y la erosi¨®n de la clase media¡ª responden al perfil de los dem¨®cratas de Reagan: votantes del Partido Dem¨®crata que, inquietos por el pacifismo de los a?os setenta y la revoluci¨®n de los derechos civiles, en los ochenta se pasaron al Partido Republicano. Es un votante antielitista, y los Clinton ¡ªHillary y el expresidente Bill¡ª encarnan como pocos el establishment.
En la ¨²ltima d¨¦cada, mientras aumentaba el voto de las minor¨ªas en las presidenciales, el voto blanco ha bajado. Trump cree que existe un caladero de votos por movilizar. La batalla no ser¨¢ s¨®lo por los latinos, cada vez m¨¢s decisivos, sino tambi¨¦n por los blancos.
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