Ser ¡°tonta¡± est¨¢ de moda
Hoy en d¨ªa seguimos viendo mensajes ¡®anti-matem¨¢ticas¡¯ que son promovidos a trav¨¦s de algunos productos dirigidos a las ni?as
Gran parte de mi vida, he estado obsesionada con el tema de g¨¦nero y matem¨¢ticas. Cuando era ni?a, me encantaba cuando mi padre inventaba juegos y acertijos matem¨¢ticos y me retaba a resolverlos. Sin embargo, estaba claro que no todos los ni?os y ni?as de mi escuela compart¨ªan mi amor por los n¨²meros. Lamentablemente, d¨¦cadas despu¨¦s, esa misma aversi¨®n a las matem¨¢ticas que vi entre mis amigas de infancia ha seguido replic¨¢ndose en las nuevas generaciones.
Durante los primeros a?os de escuela, a las ni?as generalmente no les gustan las matem¨¢ticas, incluso cuando su desempe?o est¨¢ a la par del de los ni?os. Cuando crecen, no entran en carreras matem¨¢ticas con la frecuencia que sus pares masculinos. Como resultado, tenemos un menor n¨²mero de mujeres en las finanzas, los negocios y los campos de las llamadas ¡°STEM (por sus siglas en ingl¨¦s)¡± como ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas. Precisamente esos campos en los que, debido al creciente uso de la tecnolog¨ªa en nuestra sociedad, est¨¢n las mejores oportunidades laborales.
?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil inculcar el amor por las matem¨¢ticas en las ni?as? Parece ser que las normas culturales contribuyen y forman las definiciones que los ni?os tienen de s¨ª mismos, lo que lleva a las ni?as a asimilar el estereotipo de que las matem¨¢ticas no son para ellas. Estas normas est¨¢n tan arraigadas en nuestra sociedad que son dif¨ªciles de cambiar. Varios estudios muestran c¨®mo los padres han indicado que sus hijos son mejores que sus hijas en las matem¨¢ticas, aun cuando este no era el caso. Incluso cuando las ni?as tienen padres instruidos en el tema de g¨¦nero, reciben el mensaje ¡§anti-matem¨¢ticas¡§ a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, el entretenimiento, la ropa y los juguetes.
Uno pensar¨ªa que la reacci¨®n popular en contra de la Barbie que hablaba (en la d¨¦cada de 1990) y que dec¨ªa frases como ¡°La clase de matem¨¢ticas es muy dura¡± har¨ªa que las empresas tuviesen m¨¢s cuidado con este tema. Sin embargo, a¨²n hoy en d¨ªa seguimos viendo mensajes ¡°anti-matem¨¢ticas¡± que son promovidos a trav¨¦s de algunos productos dirigidos a las ni?as. Hace algunos a?os, la tienda de ropa The Children¡¯s Place produjo una camiseta enumerando como temas preferidos por las ni?as el ¡°ir de compras, la m¨²sica y el baile¡±, pero no las matem¨¢ticas porque¡¡±bueno, nadie es perfecto¡±. La compa?¨ªa David & Goliath comercializ¨® una camisa similar que en letras rosadas declaraba ¡°soy demasiado bonita para hacer matem¨¢ticas¡±. Este tipo de afirmaciones parecen decir a nuestras ni?as y j¨®venes que ser malas en matem¨¢ticas es un logro. O hacen, como lo dijo un comentarista, que ¡°ser tonta est¨¦ de moda¡±.
Los estereotipos como estos no son solo fastidiosos, sino que tambi¨¦n predeterminan. Un estudio transcultural en 36 pa¨ªses dirigido por un investigador de la Universidad de Virginia (Nosek, B. et al., 2009) encontr¨® que los estereotipos de g¨¦nero predicen el rendimiento en matem¨¢ticas y ciencia de las ni?as. Por otra parte, la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa muestra una investigaci¨®n sobre c¨®mo estudiantes mujeres con altos resultados acad¨¦micos en matem¨¢ticas obtienen peores resultados que sus pares masculinos en una prueba de matem¨¢ticas simplemente dici¨¦ndoles que las ni?as tienden a rendir menos que los varones en la prueba. A las estudiantes a quienes no se les dijo nada acerca de las diferencias de g¨¦nero, o a las que se dijo que la prueba tiende a producir la misma puntuaci¨®n para ambos g¨¦neros, presentaron un puntaje igual a los varones.
Lamentablemente, las chicas asimilan claramente ese tipo de mensajes, por lo que tal vez no deber¨ªa sorprendernos que cuando crezcan crean que las matem¨¢ticas no son un campo al que ellas pertenecen. Este sentido de ¡°no pertenencia¡± comienza desde temprano. Mi hija de nueve a?os, recientemente me dijo que abandonar¨ªa la clase de ajedrez. ¡°Mam¨¢, las ni?as no juegan al ajedrez¡±, me explic¨®. Sabiendo lo mucho que ama el ajedrez y la forma en que este juego est¨¢ directamente relacionado con el desarrollo de habilidades para resolver problemas matem¨¢ticos, asum¨ª el papel de abogada y logr¨¦ convencer a otros padres de inscribir a sus ni?as. Como padres y educadores no podemos dejar que los estereotipos de g¨¦nero ganen. Las matem¨¢ticas son simplemente demasiado importantes y divertidas para estar reservadas solo para la mitad de la poblaci¨®n
* N?slund-Hadley es?Especialista de la divisi¨®n de Educaci¨®n del BID. Twitter: @BIDEducacion.
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