¡°Los norteamericanos nos daban lecciones de c¨®mo hacer la revoluci¨®n¡±
Jaled Elejetyar es uno de esos activistas que iniciaron una revoluci¨®n hoy "secuestrada"
Hacer balance no es f¨¢cil para el activista y periodista Jaled Elejetyar, de 34 a?os y oriundo de la ciudad vieja de Damasco. Como no lo es para los cientos de j¨®venes activistas sirios, que han sido expulsados en masa de lo que comenz¨® como una revoluci¨®n prodemocr¨¢tica. Perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados por el Gobierno de Damasco o por los grupos yihadistas que proliferan en el pa¨ªs, la gran mayor¨ªa han huido a Europa. Los menos han optado por la cercan¨ªa que ofrecen pa¨ªses vecinos como Turqu¨ªa. Muchos menos, como Jaled, lo hacen en L¨ªbano, considerado una prolongaci¨®n de Siria. Fue de los primeros en nutrir a los grandes medios internacionales con informaciones desde una Siria en la que muy pocos lograban entrar o simplemente entender las manifestaciones de marzo de 2011.
Miembro del Centro Sirio para los Medios y la Libertad de Expresi¨®n, en 2012 tuvo que huir con lo puesto tras el arresto de uno de sus compa?eros. Esa ser¨ªa la ¨²ltima vez que viera a su familia. Obtuvo asilo en Suecia, pero lo rechaz¨®. ¡°Pens¨¦ que ser¨ªa m¨¢s ¨²til aqu¨ª¡±, relata al tiempo que empalma un pitillo tras otro. Los que han buscado refugio en Europa tampoco logran arrancar con su nueva vida. Alejarse de esa guerra, a la que Elejetyar se refiere constantemente como "revoluci¨®n", les proporciona un descanso mental ef¨ªmero que m¨¢s tarde torna en impotencia desde la lejan¨ªa.
Elejetyar califica a la revoluci¨®n siria como la primera en la era de las nuevas tecnolog¨ªas. Herramientas de las que se sirvieron para contar minuto a minuto, generando ingentes cantidades de informaci¨®n. ¡°Hoy necesitamos tiempo, tomar distancia, digerir y analizar. Nadie puede juzgar una revoluci¨®n en cinco a?os¡±, dice convencido de que aquellos que sembraron las protestas no han de ser necesariamente los que recojan los frutos. ¡°Si la revoluci¨®n francesa hubiera ocurrido en 2011, las im¨¢genes de Robespierre siendo decapitado habr¨ªan inundado Twitter. Y los europeos tendr¨ªan otra idea de una revoluci¨®n en la que se decapita a sus l¨ªderes¡±, ironiza con el sarcasmo propio de los desterrados.
El joven parece cargar sobre sus espaldas con una pesada lista de cuentas y responsabilidades pendientes de saldar. La factura comienza con la generaci¨®n de opositores laicos de los a?os 70, aquellos, seg¨²n Elejetyar, ¡°cuya incapacidad para aportar una alternativa viable abri¨® las puertas al r¨¦gimen de [Hafez el] Asad padre¡±. Las decepciones incluyen tambi¨¦n al joven Bachar el Asad, educado en Europa que asumi¨® la presidencia en el 2000 cargado de promesas de reformas que nunca llegaron. Tampoco exculpa a los Hermanos Musulmanes, quienes seg¨²n Elekhetyar intentaron cooptarles desde el inicio para hacer bulto en las manifestaciones de los viernes, a las puertas de las mezquitas. Y ello sin propiciar debate alguno.
En 2008, Elejetyar particip¨® en el paraguas de grupos opositores conocido como la Declaraci¨®n de Damasco. Sin embargo, en las discusiones que ten¨ªan lugar a puerta cerrada en casas de conocidos l¨ªderes, las voces de los j¨®venes eran sistem¨¢ticamente ignoradas. ¡°El r¨¦gimen ha logrado manufacturar una oposici¨®n a su imagen y semejanza¡±, se?ala. Conoce bien al r¨¦gimen a trav¨¦s de su t¨ªo, Hisham Elejetyar, quien fuera jefe de la inteligencia siria hasta su asesinato en 2012, en un atentado en el que tambi¨¦n pereci¨® Asef Shawkat, cu?ado del presidente. ¡°B¨¢sicamente mi t¨ªo encarcel¨® a la mayor¨ªa de los padres de mis amigos¡±, admite con una amarga mueca.
¡°Cuando los manifestantes pisaron las calles de Deraa a quien derrocaron no fue al r¨¦gimen, sino a una oposici¨®n disfuncional"
Hu¨¦rfanos de l¨ªderes, la generaci¨®n de activistas ahonda su frustraci¨®n ante ¡®¡±una revoluci¨®n hoy secuestrada¡±. Un desencanto del que tambi¨¦n participa Occidente. ¡°Los norteamericanos nos daban lecciones de c¨®mo hacer la revoluci¨®n invit¨¢ndonos a taller tras taller¡±, contin¨²a. ¡°Los europeos sobre valores democr¨¢ticos hoy ausentes en su gesti¨®n de la crisis de refugiados¡±, suma. Como consecuencia, Elejetyar asegura que hoy se enfrentan a un r¨¦gimen m¨¢s radicalizado y m¨¢s fuerte que cinco a?os atr¨¢s. Para ello, khaled se aferra a su teclado, y ¨²nica posesi¨®n.
Mirando hacia el pasado, analiza las primeras protestas de marzo de 2011, como ¡°un acto espont¨¢neo¡± que pone de manifiesto la incapacidad de todos los l¨ªderes de oposici¨®n para catalizar en las calles el hast¨ªo popular. ¡°En el mismo instante en que los manifestantes pisaron las calles de Deraa a quien derrocaron no fue al r¨¦gimen, sino a una oposici¨®n disfuncional¡±.
En su balance, tambi¨¦n hay cabida para la autocr¨ªtica. ¡°Muchos activista pensaron que esto era un trabajo a tiempo parcial y que la revoluci¨®n se conseguir¨ªa en una sola noche. Craso error, aunque yo tampoco pens¨¦ que llevar¨ªa tanto tiempo¡±, reconoce. Las vivencias en un destierro forzoso modelan a una generaci¨®n hoy esparcida por el mundo con un certero pero desconocido impacto en el futuro de Siria. ¡°Empezamos una revoluci¨®n para cambiar un r¨¦gimen en Siria, pero nos dimos cuenta que para cambiar el de Siria hay que cambiar primero el r¨¦gimen mundial. Algo que no podemos hacer solos¡±, concluye Elejetyar.
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