Obama rompe la baraja
Obama ha dado sobradas muestras de que es un presidente excepcional. Ante todo, porque es el primer afroamericano que ha llegado a la presidencia de esta rep¨²blica de or¨ªgenes esclavistas, en la que todav¨ªa se conservan huellas de la segregaci¨®n racial. Ahora, a diez meses de su mudanza de la Casa Blanca y en plena campa?a de unas primarias que dibujan el perfil de la pr¨®xima presidencia, acaba de ofrecer otra muestra de excepcionalidad. Ninguno de sus antecesores hab¨ªa expresado con tanta franqueza y claridad, brutalidad incluso, su pensamiento pol¨ªtico respecto el papel de Estados Unidos en el mundo, que en su caso se sit¨²a en abierta contradicci¨®n con su equipo de colaboradores y con las ideas m¨¢s comunes del establishment estadounidense y tiene que molestar particularmente a gran n¨²mero de sus aliados en el mundo.
El reportaje que publica el mensual The Atlantic en su n¨²mero de abril, bajo el t¨ªtulo de La doctrina Obama ¡ªseis horas de conversaci¨®n con el presidente mantenidas por Jeffrey Goldberg, un periodista especializado en pol¨ªtica exterior estadounidense¡ª, ya es de lectura obligada en las canciller¨ªas, pero adem¨¢s ser¨¢ un documento que pasar¨¢ a la historia y se estudiar¨¢ en las aulas universitarias. Esta aut¨¦ntica primicia, llena de novedades y matices que interesan a todo el planeta, confirma la soledad del presidente en la toma de decisiones y su calidad de analista y de pol¨ªtico con un pensamiento propio y en muchos aspectos original, en el extremo opuesto a presidentes casi ornamentales como George W. Bush o Ronald Reagan.
Ninguno de sus inmediatos antecesores, ni siquiera Clinton, Nixon o Kennedy, todos ellos de acusada personalidad y con ideas propias, lleg¨® tan lejos en su protagonismo como este exprofesor de derecho constitucional, el m¨¢s intelectual de los presidentes que ha tenido EE UU al menos desde Woodrow Wilson. Distinto es el juicio que merece un dirigente pol¨ªtico que expone sus ideas de forma tan escasamente diplom¨¢tica y que muchos consideran arrogante, especialmente por los efectos que tendr¨¢ en sus relaciones internacionales. E incluso el momento elegido para explicitar su pensamiento, m¨¢s propio de un expresidente que pasa cuentas consigo mismo y con el mundo en sus memorias.
Obama parece haber querido emular a Eisenhower con su denuncia del complejo militar industrial tres d¨ªas antes de la toma de posesi¨®n de John F. Kennedy; en su caso, con una denuncia de la militarizaci¨®n de la pol¨ªtica exterior y la complicidad del establishment intelectual, universidades y think tanks, en el preciso momento en que Hillary Clinton, una gran personalidad del mundo washingtoniano, afina su imagen presidencial.
La doctrina Obama ha levantado ampollas desde que se public¨® hace poco m¨¢s de una semana. Para el presidente, el cambio clim¨¢tico es un peligro mayor que el Estado Isl¨¢mico, no hay que fiarse de los aliados tradicionales saud¨ªes y paquistan¨ªes, no hay soluci¨®n para Oriente Pr¨®ximo, los europeos son unos oportunistas redomados (free riders) en los que no se puede confiar cuando se trata de resolver conflictos como el de Libia, y, lo peor de todo, en Washington hay una forma de pensar colectiva sobre pol¨ªtica exterior ¡ªla llama el Manual de Washington¡ª, que impide tomar decisiones razonadas y razonables y termina confiando finalmente en el poder de la fuerza militar y en la credibilidad amenazadora que se deriva de su uso continuado.
La decisi¨®n de no bombardear a Bachar El Asad el 30 de agosto de 2013 tras el ataque perpetrado con gas sar¨ªn por el dictador sirio contra su poblaci¨®n es el momento culminante para Obama, su ¡°D¨ªa de la Liberaci¨®n del Manual de Washington¡±, seg¨²n Goldberg; y para muchos de sus colaboradores, en cambio, es un golpe a la credibilidad del presidente, que estaba comprometido a intervenir militarmente si El Asad usaba armas qu¨ªmicas, pero luego no cumpli¨® su amenaza. Obama confiesa en la entrevista que se siente orgulloso de esta decisi¨®n, tomada casi en solitario, a pesar de que reconoce las dificultades de evaluaci¨®n, que solo quedar¨¢n claras en el largo plazo.
Para los europeos, lo que se deduce de La doctrina Obama es particularmente desastroso. Al presidente solo le interesa la cuenca del Pac¨ªfico y se siente molesto con el mundo que gira en torno a Europa y el Mediterr¨¢neo. De ah¨ª se deriva el vac¨ªo geoestrat¨¦gico en Oriente Pr¨®ximo, el apetito ruso por recuperar su perdida hegemon¨ªa, la aparici¨®n del Estado Isl¨¢mico y, lo que es peor de todo, el flujo de refugiados que marcha hacia Europa. El periodista e historiador alem¨¢n Josef Joffe ha calificado la actitud de Obama de ¡°aislacionismo con drones¡±, propia de un presidente que piensa ante todo en los intereses estadounidenses y que se limita a intervenir a distancia y sin riesgos solo cuando no hay m¨¢s remedio.
La publicaci¨®n de la entrevista coincide con el anuncio de la retirada militar rusa de Siria, una sorpresa t¨¢ctica preparada por Putin tras obtener el alto el fuego y el arranque en las conversaciones de paz. Es una nueva demostraci¨®n de control sobre la agenda de Oriente Pr¨®ximo desde Mosc¨², tras la mediaci¨®n con El Asad para retirar las armas qu¨ªmicas y evitar el bombardeo estadounidense, en 2013. La entrevista rima tambi¨¦n con las palabras de George Soros acerca de las intenciones de Putin respecto a la Uni¨®n Europea. Seg¨²n el magnate y fil¨¢ntropo, Rusia se acerca a la bancarrota, resultado sobre todo de la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, y la ¨²nica tabla de salvaci¨®n que le queda es hundir a la Uni¨®n Europea.
Analizada la entrevista desde los intereses europeos, tiene escasa importancia si a este Obama en retirada de Oriente Pr¨®ximo le acompa?a o no la raz¨®n, pero cobra en cambio el m¨¢ximo relieve la imagen de escasa fiabilidad que ofrecen los pa¨ªses europeos y la desaparici¨®n de la propia Uni¨®n Europea del radar de un an¨¢lisis tan sutil de las relaciones internacionales. Le¨ªdo al trasluz europeo y desde Bruselas, La doctrina Obama es una denuncia de la extrema irrelevancia geoestrat¨¦gica a la que est¨¢ llegando Europa en la escena internacional, agregado de pa¨ªses sin personalidad y mero sujeto paciente y reactivo de las decisiones y acciones de otros.
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