Los ¨²ltimos refugiados de Lesbos

Las llegadas de refugiados a las islas del Egeo se han reducido dr¨¢sticamente en las ¨²ltimas 48 horas, pero el par¨®n no se debe a la entrada en vigor del pacto migratorio UE-Turqu¨ªa, sino al fuerte temporal que impidi¨® la salida de lanchas desde Turqu¨ªa. Este lapso de tiempo ha servido para ajustar el balance de cifras al que con demasiada frecuencia reducimos este drama humano: ninguna llegada este jueves (y s¨®lo 474 hasta primeras horas del mi¨¦rcoles), m¨¢s de un millar de salidas hacia el continente de refugiados previos al acuerdo, es decir, los que a¨²n gozan de cierta libertad de movimientos.

Pese a la consigna oficial de vaciar los antiguos centros de acogida, hay un grupo de irreductibles que, por variadas razones, se niegan a ser desalojados a albergues de la Grecia continental. La mayor¨ªa permanece en el campo de Kara Tep¨¦, dependiente del Ayuntamiento de Mitilene y a¨²n abierto, con libertad de movimientos, pero tambi¨¦n hay un peque?o grupo con necesidades especiales (discapacitados, madres con reci¨¦n nacidos), en un hotel de la isla bajo protecci¨®n de una ONG. Todos llegaron a Lesbos antes de la entrada en vigor del acuerdo, el pasado domingo.

¡°Ahora tenemos a unas 370 personas [una quinta parte que en su apogeo], 200 de las cuales han solicitado asilo y reubicaci¨®n. Todos est¨¢n registrados y proceden del campo de Moria¡±, desde el domingo un centro de detenci¨®n cerrado para los reci¨¦n llegados, explicaba este mi¨¦rcoles Stavros Myroyanis, responsable de Kara Tep¨¦, mientras atend¨ªa por tel¨¦fono una demanda para alojar a una familia siria que se plantea regresar de Idomeni a Lesbos. Aunque alguna gr¨²a retiraba contenedores que hace no mucho serv¨ªan de dormitorio a decenas de personas, sobre todo familias, las casetas de las principales ONG, as¨ª como las de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, que ha dejado de prestar algunos servicios en la c¨¢rcel de Moria, permanecen abiertas.

¡°Seg¨²n la ¨²ltima informaci¨®n oficial de que disponemos, aqu¨ª acogeremos a los peticionarios de asilo que ya est¨¦n en lista de reubicaci¨®n, pero las indicaciones que recibimos cambian constantemente. De momento, y siempre respetando la ley y las normas [del nuevo acuerdo], no ponemos l¨ªmites a la estancia de los que hay ahora, pueden quedarse lo que quieran, dos meses, tres¡­¡±, subraya Myroyanis, asegurando que su principal deseo es que los acogidos en Kara Tep¨¦ se sientan ¡°seguros y libres¡±. ¡°Por imperativos de humanidad debe primar la hospitalidad¡±, sentencia.

Bassem, un sirio de 26 a?os de Damasco, es uno de los recalcitrantes. No quiere ni o¨ªr hablar de viajar al continente, y sabe que la frontera est¨¢ cerrada. ¡°No voy a ir a Atenas, porque temo que me vuelva a detener la polic¨ªa. Pas¨¦ un a?o y medio en la c¨¢rcel por participar en una protesta contra el r¨¦gimen en 2012 que termin¨® en un ba?o de sangre; ech¨¦ a correr para ponerme a salvo y me pillaron. Soy hijo ¨²nico y mi madre es viuda y est¨¢ sola, pero me empuj¨® a irme¡±. El sobrevuelo de un avi¨®n militar interrumpe la charla, y Bassem, se?alando el aparato con el ¨ªndice, la concluye de manera terminante. ¡°Harb¡± (guerra, en ¨¢rabe), musita.

Tampoco quiere irse nadie del hotel Silver Bay, a una quincena de kil¨®metros de Mytiline, un establecimiento de lujo comparado con los espartanos campamentos, donde permanece alrededor de un centenar de refugiados especialmente vulnerables bajo el celoso amparo de Caritas Grecia. Tamin Mohamed Ali, un ingeniero e Alepo de 29 a?os, tiene una poderosa raz¨®n para querer demorar su viaje al continente: su hijo Haidy, nacido el 8 de marzo apenas dos horas despu¨¦s de que ¨¦l y su esposa llegaran a Lesbos. ¡°Aqu¨ª est¨¢n sus papeles, tengo un hijo europeo¡±, bromeaba este martes. La identificaci¨®n del beb¨¦ es un registro legal, pero no un documento de viaje. ¡°Algunos conocidos del hotel se han ido estos ¨²ltimos d¨ªas porque quieren llegar cuanto antes a Alemania, pero con un beb¨¦ es mejor esperar¡±. Ni ¨¦l ni sus compa?eros de infortunio ¡ªun desventurado desfile de tullidos y enfermos¡ª sab¨ªan que su viaje se detiene ahora, y puede que por mucho tiempo, en Grecia.