La condena a Karadzic es un fallo que mira al presente, a Siria
La paz en los Balcanes se negoci¨® con pol¨ªticos que acabaron detenidos en La Haya. La diplomacia fue compatible con la justicia
Radovan Karadzic, el antiguo l¨ªder pol¨ªtico de los serbios de Bosnia condenado este viernes por el Tribunal de La Haya por cr¨ªmenes contra la humanidad y genocidio,?era un psiquiatra an¨®nimo y un poeta lamentable en Sarajevo, la capital bosnia, a la que se hab¨ªa mudado en los a?os sesenta desde su Montenegro natal. Fue el nacionalismo radical serbio lo que le convirti¨® en una figura pol¨ªtica, un caudillo militar con poder sobre la vida y la muerte de cualquier habitante de Bosnia.
S¨®lo durante el sitio de Sarajevo, que se prolong¨® entre 1992 y 1996, fueron asesinadas 12.000 personas. Sus cr¨ªmenes fueron innumerables y entre ellos est¨¢ el de genocidio, la voluntad de destruir total o parcialmente a un grupo ¨¦tnico por el solo hecho de serlo. La sentencia, despu¨¦s de un proceso que se ha prolongado durante 497 d¨ªas, deja claro que no se le puede aplicar la teor¨ªa de la banalidad del mal, que Hannah Arendt acu?¨® durante el juicio contra Adolf Eichmann en Jerusal¨¦n. Karadzic, de 70 a?os y detenido desde 2008, no fue ning¨²n bur¨®crata que sigui¨® ¨®rdenes, sino que observaba los cr¨ªmenes que comet¨ªan las tropas serbobosnias sobre el terreno: Ratko Mladic era el jefe militar, pero ¨¦l era el responsable pol¨ªtico. ?l mandaba. Los jueces de La Haya dejan claro que hubiese podido frenar el exterminio de los musulmanes bosnios, pero no s¨®lo no lo detuvo, sino que lo impuls¨®.
La sentencia es muy importante porque las v¨ªctimas de Bosnia, un pa¨ªs que todav¨ªa sigue marcado profundamente por el horror y que no ha cuajado como Estado pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, necesitan justicia. Tambi¨¦n porque las condenas por genocidio son raras dado que no s¨®lo es necesario probar el exterminio de un grupo ¨¦tnico, sino que se debe demostrar la voluntad de hacerlo, lo que nunca es sencillo. Pero, por encima de todo, la condena a Karadzic es importante porque mira al futuro, a Siria.
La guerra de Bosnia termin¨® despu¨¦s de una tard¨ªa intervenci¨®n militar de la OTAN, tras la masacre de Srebrenica, y de una compleja negociaci¨®n internacional, dirigida por el estadounidense Richard Holbrooke, de la que surgieron los acuerdos de Dayton. Este diplom¨¢tico, extraordinariamente h¨¢bil, sab¨ªa que no ten¨ªa m¨¢s remedio que negociar con los criminales. Aunque ni Karadzic ni Mladic se sentaron en la mesa, s¨ª lo hizo su jefe, el presidente serbio Slobodan Milosevic. Sin embargo, con la paz firmada y Bosnia m¨¢s o menos estabilizada, los tres acabaron en La Haya. La diplomacia fue posible y la justicia, tard¨ªa e incompleta, pero justicia, tambi¨¦n. En Siria, una guerra que tiene m¨¢s similitudes con la de Bosnia de lo que puede parecer a primera vista, deber¨ªa poderse encontrar una salida similar. Por eso la sentencia de Karadzic habla del presente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.