Venezuela, el pa¨ªs que metaboliz¨® la violencia
Como en el pueblo minero de Tumeremo, la violencia es el pan de cada d¨ªa
El escenario fue un pueblo minero. 17 personas murieron tras recibir disparos a quemarropa, 16 de ellos le dieron un balazo en la cabeza. Los cuerpos fueron ocultados en un lodazal en una zona boscosa. Los familiares encabezaron una protesta para exigir una investigaci¨®n y la primera reacci¨®n del gobernador regional fue decir que se trataba de una maniobra pol¨ªtica ¡°de la derecha¡± que hab¨ªa generado una ¡°masacre virtual¡±.
Tumeremo, que as¨ª se llama el pueblo ubicado en el sure?o estado Bol¨ªvar, s¨®lo fue noticia durante una semana a inicios de este mes de marzo. Ya luego la sociedad venezolana y el sistema period¨ªstico pasaron a ocuparse de otras cosas. La violencia, incluso en un caso como ¨¦ste, parece estar metabolizada entre los venezolanos.
De acuerdo con los datos del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), en 2015 ocurrieron 90 homicidios por cada 100.000 habitantes, con lo cual Venezuela se coloca entre los dos pa¨ªses m¨¢s violentos del mundo, junto con El Salvador. Sobre la violencia, como en muchos otros t¨®picos sensibles para el r¨¦gimen chavista, no hay informaci¨®n oficial. El OVV es una iniciativa en la que confluyen acad¨¦micos de diversas universidades y de diferentes regiones y es, en este momento, una referencia para entender el fen¨®meno de la violencia en Venezuela.
Lo ocurrido a inicios de marzo en Tumeremo simboliza sin duda c¨®mo el poder pol¨ªtico y la sociedad en su conjunto procesan casos sin duda dram¨¢ticos, que eventualmente en otros pa¨ªses hubiesen generado consecuencias pol¨ªticas, institucionales o sociales. En Venezuela sencillamente nada de eso pas¨®. Salvo que una combinaci¨®n de presi¨®n por parte familiares junto a la cobertura de una activa (aunque no tan potente) prensa independiente logr¨® que al menos se identificaran las v¨ªctimas y que recibieran la debida sepultura y duelo por parte de sus familias.
El gobernador del Estado Bol¨ªvar, Francisco Rangel G¨®mez, descalific¨® abiertamente a familiares y diputados de oposici¨®n, que en un primer momento denunciaron lo que sin duda fue una masacre. Una semana despu¨¦s, cuando la realidad se impuso sobre el discurso oficial y aparecieron los 17 cuerpos, Rangel G¨®mez c¨ªnicamente dijo que ¨¦l hab¨ªa denunciado los hechos. El caso no tuvo consecuencia alguna para ¨¦l.
La fiscal general Luisa Ortega D¨ªaz esgrimi¨® la tesis de que los muertos hab¨ªan sido v¨ªctimas del enfrentamiento entre bandas. Esta frase usada hasta la saciedad por el poder para explicar los hechos que pueden salpicarle, sencillamente le dice a la sociedad: no tienes por qu¨¦ preocuparte, ya que los muertos estaban involucrados en alg¨²n hecho delictivo.
El defensor del pueblo, Tarek William Saab, apenas puso un pie Tumeremo adelant¨® que los responsables eran extranjeros (ecuatoriano, colombiano), lo cual termina siendo otro subterfugio del poder para explicar la violencia que devora al pa¨ªs: los hechos violentos los generan delincuentes importados.
La prensa independiente, en tanto, si bien puso el foco sobre Tumeremo en las primeras de cambio y su papel fue importante en llamar la atenci¨®n sobre la gravedad de lo ocurrido, luego de dictarse la versi¨®n oficial dio por cerrado el asunto. No se detuvo, siquiera, en lo que a todas luces era una tentadora contradicci¨®n (para un trabajo period¨ªstico de investigaci¨®n) ya que por un lado la fiscal dijo que la investigaci¨®n hab¨ªa concluido, mientras que el defensor insist¨ªa en que posiblemente exist¨ªan otras fosas comunes, y por tanto deb¨ªa continuar la investigaci¨®n criminal.
De acuerdo con los datos del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), en 2015 ocurrieron 90 homicidios por cada 100.000 habitantes
La violencia en Venezuela se hizo el pan de cada d¨ªa en esta d¨¦cada y media en la que ha gobernado el chavismo. Aunque debe decirse que el n¨²mero de homicidios era ya preocupante en 1998, antes de que Hugo Ch¨¢vez llegase al poder por primera vez. Seg¨²n el OVV, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes pas¨® de 20 (1998) a 38 (2002) en los primeros a?os del chavismo. El crecimiento ha sido constante aunque se han registrado picos que a cualquier gobierno y sociedad alarmar¨ªan: la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes dio un salto en el ¨²ltimo lustro, al pasar de 57 (2010) a 90 (2015).
En cualquier pa¨ªs esta problem¨¢tica ser¨ªan motivo de una cruzada nacional, en Venezuela la violencia parece estar metabolizada, sencillamente asimilada por la sociedad y especialmente interpretada por el poder, a su conveniencia.
Andr¨¦s Ca?iz¨¢lez es analista e investigador de la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello. Twitter @infocracia
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