¡°La mujer sufre una violencia espantosa en nuestra sociedad¡±
La abogada asume como juez en un tribunal en el que solo hubo hombres los ¨²ltimos siete a?os
La abogada Elizabeth Odio Benito (Puntarenas, Costa Rica, 1939) podr¨ªa estar ya en su mecedora, sin m¨¢s agenda que entrevistas sobre sus experiencias como jurista internacional y propulsora del feminismo. Podr¨ªa recordar su paso como juez por el Tribunal Internacional para juzgar los cr¨ªmenes de la antigua Yugoslavia (1993-1998) y de la Corte Penal Internacional (CPI), o como ministra de Justicia y de Ambiente de su pa¨ªs, pero a sus 76 a?os rechaza la vida contemplativa. Hace un mes asumi¨® la silla de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, un tribunal en el que solo hubo hombres en los ¨²ltimos siete a?os, ¡°sin que nadie hiciera nada por arreglar eso¡±, se?ala.
¡°Esta mayor¨ªa masculina se repite en todas partes. La CPI eligi¨® solo hombres en la ¨²ltima composici¨®n y la Corte Internacional de Justicia (CIJ) tambi¨¦n ha estado muy dominada por hombres. Es el patr¨®n normal. En nuestra Corte Suprema de Justicia, do?a Zarella Villanueva es la primera presidenta en la historia. Es una constante en los poderes judiciales, ejecutivos y legislativos, y tambi¨¦n en el sector privado. La Corte es un espejo de estas sociedades, porque recordemos que son los Estados los que eligen a los jueces de la Corte¡±.
Pregunta. ?Era consciente de su postulaci¨®n por Costa Rica por ser una juez feminista?
Respuesta. S¨ª, plenamente. Este es una variable interesante del Gobierno de Luis Guillermo Sol¨ªs. Impuls¨® mi candidatura como un mensaje sobre el derecho de las mujeres a estar en las posiciones m¨¢s altas y tambi¨¦n a estar protegidas por un tribunal internacional con perspectiva de g¨¦nero. Se sabe que yo, est¨¦ donde est¨¦, voy a abogar por los derechos de las mujeres y porque se apliquen las perspectivas de g¨¦nero.
Sol¨ªs impuls¨® mi candidatura como un mensaje sobre el derecho de las mujeres a estar en las posiciones m¨¢s altas
P. ?C¨®mo se aplican?
R. Muchos jueces no ven m¨¢s all¨¢ de lo penal, del hecho punible o el procedimiento; pero van aprendiendo de alguna manera a priorizar a las v¨ªctimas y sus derechos. Eso desde que la CIDH comenz¨® a caminar fue tomando cada vez mayor impulso: la v¨ªctima como centro del quehacer de los jueces.
P. Ha dicho que siendo este un tribunal de derechos humanos es m¨¢s necesario un enfoque de equidad.
R. Es verdaderamente preocupante, porque es una Corte que se dedica a lograr que los Estados promuevan sus derechos humanos y castiguen a quienes los violen. Hasta hace poco se inici¨® una corriente que ahora se ve con claridad, de ver en las sentencias las perspectivas de g¨¦nero, que no es otra cosa que un an¨¢lisis que diferencia el impacto de las violaciones de derechos humanos sobre hombres y mujeres. Es reciente pero se ha impulsado y tenemos que verlo con atenci¨®n, porque en cualquier momento uno se descuida y dejan de tomarlo en cuenta.
P. ?Qu¨¦ significa tener un enfoque feminista dentro de un tribunal internacional?
R. Es simplemente tener una conciencia de cu¨¢l es la posici¨®n de las mujeres en la sociedad y cu¨¢les son los obst¨¢culos que tienen las mujeres en todos los ¨¢mbitos; y claro, luchar para que esto cambie.
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s urgente de abordar en derechos humanos y g¨¦nero?
R. La mujer sufre una violencia espantosa en nuestras sociedades. Se ve cuando uno mira cifras y cuando examina qu¨¦ ocurre con el cuerpo de las mujeres dentro y fuera de conflictos armados.
P. ?C¨®mo se puede reflejar eso en una sentencia?
R. Un ejemplo fue el caso Campo Algodonero, en 2009, con la violaci¨®n de tres muchachas en Ciudad Ju¨¢rez (M¨¦xico). La Corte se?al¨® con gran propiedad c¨®mo la violencia sexual impacta de manera desproporcionada a las mujeres. Fue una sentencia que sent¨® pautas. En cambio, en 2012 en la sentencia por la masacre de El Mozote (El Salvador) se reconocieron los hechos pero no hubo un examen verdadero de lo que signific¨® la violencia sexual. No es que a los hombres no les ocurran espantos en las guerras; los torturan, los matan¡ los violan, pero el impacto de diferente. Tiene distintas consecuencias.
P. Usted particip¨® en la primera condena de la CPI que tipific¨® la violaci¨®n a mujeres como un crimen de guerra, el caso Celebici contra poblaci¨®n serbia en 1998.
R. ?ramos solo dos mujeres entre 11 miembros, pero hab¨ªa una gran conciencia de que hab¨ªa que analizar de manera detenida lo que ocurr¨ªa a las mujeres en este conflicto, en parte gracias a la prensa internacional que recogi¨® denuncias de las violaciones y de todos los abusos. Se trat¨® de un grupo de serbios que fueron tomados por una milicia bosnia y retenidos en un campamento por varios meses, durante los cuales los hombres sufrieron torturas de todo tipo. En ese grupo hab¨ªa dos mujeres y ambas fueron objeto de violencia sexual, pero una de ellas lo denunci¨® en el Tribunal y se?al¨® al responsable. No fueron violaciones masivas, sino actos repetidos durante varias semanas; casi todas las noches el comandante llegaba y la violaba. En el estatuto del Tribunal la violencia sexual solo estaba incluida como violaci¨®n en casos masivos, pero este era un caso individual y para esto echamos mano de la Convenci¨®n contra la Tortura. Fue la primera vez que una violaci¨®n se reconoci¨® como crimen de guerra y se dijo algo que para las feministas result¨® muy valioso: que eso le pas¨® a ella por ser mujer, no por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado ni nada as¨ª, sino por ser mujer.
P. ?Tiene la CIDH credibilidad ante la poblaci¨®n?
R. S¨ª, pero en el futuro inmediato la Corte debe abocarse a una reforma que permita el acceso directo de las v¨ªctimas a la Corte. Hay una necesidad de inmediatez en el acceso a la justicia.
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