Cosecha de odios
Aquel crisol de razas con el que se constituy¨® Estados Unidos est¨¢ hoy en peligro
Cuando la tinta con la que se escribe el nombre de Donald Trump se seque y solo quede para los registros de la Historia, el empresario neoyorquino seguir¨¢ siendo una pieza clave para entender lo que aliment¨® la peor versi¨®n de Estados Unidos durante la campa?a electoral de 2016. Los hechos son tozudos: el imperio del Norte necesitar¨¢ varias generaciones para superar aquel trago amargo de convertirse en v¨ªctima del 11-S y mostrarse vulnerable. No hay que olvidar que, hasta ese d¨ªa y desde la Segunda Guerra Mundial, los mares y Dios hab¨ªan hecho inviolable el territorio estadounidense.
La esencia de Estados Unidos se encuentra en el esp¨ªritu de la Declaraci¨®n de Independencia de las 13 colonias. Desde el primer momento la superpotencia mundial tuvo dos caras. Una representa su mejor esp¨ªritu, un lugar abierto de grandes pensadores, los mayores y mejores representantes de la Ilustraci¨®n: los padres fundadores ¡ªThomas Jefferson, Benjamin Franklin o John Adams¡ª y todos aquellos que lograron que ¡°We the people...¡± siga siendo, a pesar de todo, la mejor prueba del ¨¦xito de la democracia. La otra es la de ese pa¨ªs que comulga con el Tea Party, que sigue pensando que todo lo que no sea blanco es su enemigo natural y que, cada vez que se abren las puertas, la vida estadounidense corre peligro como ocurri¨® tras el derrumbe de las Torres Gemelas.
Trump ser¨¢ una pieza clave para entender lo que aliment¨® la peor versi¨®n de Estados Unidos durante la campa?a electoral de 2016
Trump representa los miedos ocultos de una sociedad que, a pesar de la promulgaci¨®n de la Ley de Derechos Civiles en 1964 ¡ªdespu¨¦s de correr mucha sangre¡ª, sigue presenciado asesinatos de personas indefensas cada vez que un polic¨ªa les dispara por la espalda. Lo que nos demuestra que una cosa es escribir grandes leyes y otra, muy diferente, lograr que las sociedades las incorporen y vivan con ellas sin dar marcha atr¨¢s. Trump eligi¨® M¨¦xico y a los mexicanos por una raz¨®n elemental y es que Barack Obama debe sus dos estancias en el Despacho Oval al voto latino. Por ahora, el precandidato republicano ha conseguido que miles de hispanos con derecho a voto corran a inscribirse para poder expulsarlo en noviembre de la carrera presidencial. Nunca he cre¨ªdo que el magnate llegue a ocupar la Casa Blanca porque EE UU es, sobre todo, un pa¨ªs con una pragm¨¢tica decisi¨®n de defender sus intereses y no se imagina al especulador inmobiliario de Manhattan como su l¨ªder.
El problema es que hoy el mundo es plano y todos vemos lo mismo desde cualquier perspectiva. El problema es que ahora Internet ha trasladado el concepto de la soberan¨ªa nacional al ciberespacio. El problema es que, si analizamos bien la historia reciente, podremos darnos cuenta de que en Europa la mayor¨ªa de los yihadistas son reclutados en la Red. Y en ese contexto, en este mundo plano donde las emociones son colectivas y las demostraciones tambi¨¦n, Trump parece olvidar que la segunda ciudad del planeta con m¨¢s hispanohablantes se llama Los ?ngeles. Y que all¨ª, como en varios suburbios de Europa ¡ªpor ejemplo Saint-Denis en Francia¡ª tambi¨¦n se est¨¢ gestando una crisis como la del modelo estadounidense.
El melting pot, aquel crisol de razas con el que se constituy¨® el imperio del Norte, est¨¢ en riesgo. Y los demonios familiares cabalgan, a¨ªslan y siembran una cosecha de odio que, sin duda alguna, traer¨¢ consigo terribles consecuencias. Esperemos que la m¨¢s terrible de todas no termine por fortalecer a¨²n m¨¢s al Tea Party y a lo peor de EE UU. Pero, sobre todo, que no desencadene un yihadismo latino.
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