La anulaci¨®n por el Supremo turco del juicio por golpismo evidencia la lucha de poder
La sentencia evidencia la utilizaci¨®n de pruebas falsas para condenar a los militares y se enmarca en el reequilibrio de las relaciones entre Erdogan y el Ej¨¦rcito
El que estaba llamado a ser el juicio del siglo en Turqu¨ªa no ha podido tener un final m¨¢s decepcionante para las expectativas levantadas en su inicio. La Corte de Casaci¨®n del pa¨ªs euroasi¨¢tico, equivalente al Tribunal Supremo, orden¨® este jueves anular al completo el proceso Ergenekon, iniciado en 2008 contra supuestas tramas golpistas y que pretend¨ªa limpiar las cloacas del llamado ¡°Estado Profundo¡±, una turbia red formada por militares, mafiosos y ultraderechistas implicados en la guerra sucia de d¨¦cadas pasadas ¨Cespecialmente contra la izquierda y los kurdos- y que, presuntamente, habr¨ªan intentado tambi¨¦n derrocar al actual gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Este cambio de tornas provocado por la decisi¨®n judicial es, sin embargo, un reflejo de los nuevos equilibrios de poder de la pol¨ªtica turca en la que, seg¨²n los analistas locales, el l¨ªder islamista Recep Tayyip Erdogan se ha acercado al estamento castrense para luchar contra enemigos comunes.
En 2013, la corte encargada del caso Ergenekon dict¨® 22 cadenas perpetuas y 1.200 a?os de c¨¢rcel para 254 de los 275 acusados que se sentaban en el banquillo, entre los que se hallaban oficiales de alto rango de las Fuerzas Armadas -incluido un jefe del Estado Mayor, Ilker Basbug-, periodistas cr¨ªticos, pol¨ªticos opositores y personajes de oscuro pasado. Pero, un a?o despu¨¦s, el Tribunal Constitucional orden¨® poner en libertad a Basbug alegando que se hab¨ªan violado su derecho a un juicio justo, lo que fue seguido por la excarcelaci¨®n del resto de los condenados en espera de que la m¨¢xima autoridad de la justicia penal resolviese todos los casos de apelaci¨®n. Y as¨ª ha sido. En lo que es, de momento, la ¨²ltima palabra de este macropoceso, el Supremo de Turqu¨ªa sentencia que ¡°no hay una organizaci¨®n terrorista denominada Ergenekon¡±, ni se han aportado pruebas que apoyen su existencia. Adem¨¢s, los acusados fueron condenados sobre la base de ¡°pruebas falsas¡±, ¡°escuchas ilegales¡± o declaraciones de testigos cuya identidad no ha podido ser establecida.
Desde luego, los expertos hab¨ªan avisado de que la dilataci¨®n del proceso hasta asumir 23 sumarios de miles de p¨¢ginas no hac¨ªa sino dificultar su investigaci¨®n y era un batiburrillo de acusaciones en muchos casos contradictorias. ¡°Nunca hubo una intenci¨®n real de indagar sobre el Estado Profundo, sino que el juicio fue un instrumento del AKP y del movimiento de G¨¹len para acabar con sus oponentes pol¨ªticos¡±, sostiene Gareth Jenkins, analista del Institute for Security and Development Policy: ¡°La tragedia es que ni siquiera se aprovech¨® la oportunidad para investigar a algunos de los imputados, que realmente hab¨ªan estado implicados en malas praxis durante la d¨¦cada de 1990¡±.
Pero Ergenekon s¨ª que tuvo un efecto decisivo en la pol¨ªtica de Turqu¨ªa: poner la puntilla a las veleidades intervencionistas de un Ej¨¦rcito con cuatro golpes de estado en su haber (1960, 1971, 1980 y 1997) y cuyo ¨²ltimo pronunciamiento data de 2007, cuando trat¨® de evitar sin ¨¦xito que los islamistas eligiesen a su camarada Abdullah G¨¹l como presidente de la Rep¨²blica. El juicio de Ergenekon y otros similares que han puesto entre rejas a cientos de uniformados han da?ado tremendamente la estructura de mando de las Fuerzas Armadas, seg¨²n han confirmado a este diario diversas fuentes militares, y han instalado dentro de las filas castrenses una fuerte desconfianza interna de la que a¨²n no se han recuperado completamente.
Pero hoy, neutralizados los militares como actor pol¨ªtico, metidos en cintura buena parte de la Justicia y los medios de comunicaci¨®n, el enemigo de Erdogan es otro: Fethullah G¨¹len, l¨ªder de un movimiento religioso anta?o aliado y hoy opuesto al Gobierno del AKP que cuenta con miembros infiltrados en la judicatura, la polic¨ªa e incluso las Fuerzas Armadas. Los lazos entre los islamistas turcos y esta cofrad¨ªa religiosa se rompieron cuando fiscales g¨¹lenistas iniciaron una investigaci¨®n sobre diversas tramas de corrupci¨®n en el entorno de Erdogan. ¡°Dado que ambos tienen como enemigo com¨²n a los g¨¹lenistas, esta sentencia (del Supremo) mejorar¨¢ las relaciones entre el Gobierno y el Ej¨¦rcito, que ya se han reforzado en el ¨²ltimo a?o por las operaciones contra el grupo terrorista PKK (kurdo)¡±, opina el analista y exmilitar Metin G¨¹rcan, en declaraciones a EL PA?S.
En una reciente entrevista con este diario, el periodista Yavuz Baydar, anta?o defensor del AKP, advert¨ªa precisamente de que ¡°para cimentar su poder¡±, Erdogan se est¨¢ acercando a ciertos sectores, como los militares y los ultranacionalistas turcos, a los que antes se opon¨ªa. Baste como ejemplo el caso de Sedat Peker, un mafioso convicto y vinculado a c¨ªrculos de la ultraderecha que fue condenado a 10 a?os de c¨¢rcel por conspirar contra el Gobierno del AKP en el marco de la trama Ergenekon pero al que en los ¨²ltimos meses se le ha visto defendiendo p¨²blicamente a Erdogan y amenazando de muerte a sus opositores.
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