Los ba?os p¨²blicos, epicentro de una nueva lucha por los derechos civiles en Estados Unidos
Mati Gonz¨¢lez Gil consigui¨® la apertura de un ba?o de g¨¦nero neutral en la Corte Interamericana de Derechos Humanos
Como las mujeres que reivindicaron el acceso a ba?os en el lugar de trabajo y los afroamericanos que en el Sur de Jim Crow lucharon contra los que estaban segregados por razas, la comunidad transexual de Estados Unidos libra estos meses una nueva batalla por sus derechos con el mismo escenario: los ba?os p¨²blicos. Una ley discriminatoria de Carolina del Norte y un rechazo casi al un¨ªsono del sector empresarial y cultural del pa¨ªs han ayudado a sacar a la luz una causa que ya ha entrado en la carrera presidencial hacia la Casa Blanca.
¡°Lo que ocurre en los ba?os es una peque?a parte de lo que pasa en la vida de las personas trans¡±, explica Mati Gonz¨¢lez, la ¨²nica persona transg¨¦nero que trabaja en la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, en Washington. Gonz¨¢lez acaba de lograr que la organizaci¨®n designe un ba?o de g¨¦nero neutral al que puedan acceder todas las personas de la instituci¨®n, independientemente de su identidad o expresi¨®n de g¨¦nero.
Hasta ese momento, una experiencia diaria que no revierte ninguna importancia para muchas personas, se hab¨ªa convertido en una fuente de ansiedad y frustraci¨®n para ella. Gonz¨¢lez (26 a?os) asegura que regulaba lo que com¨ªa y beb¨ªa para ir menos veces al ba?o. Durante su etapa de estudiante en American University, localiz¨® el ba?o menos concurrido, en un s¨®tano, y solo utilizaba ese. Antes iba a una cafeter¨ªa donde solo hab¨ªa un ba?o para todos los clientes.
¡°Empec¨¦ a ver que cuando iba al ba?o a algunas personas no les cuadraba con el signo, no coincid¨ªa con la imagen que ten¨ªan de una mujer¡±, explica. Gonz¨¢lez reconoce que muchos de esos gestos de sorpresa eran involuntarios, pero pod¨ªan marcar el resto de su semana, haci¨¦ndole sentir que su imagen ¡°no le gustaba a la gente¡±. Como activista ¡ªtrabaj¨® en varias organizaciones en Colombia, su pa¨ªs natal¡ª Gonz¨¢lez reconoce que est¨¢ dispuesta ¡°a poner el cuerpo y la cara¡± para hablar de los derechos de las personas transg¨¦nero, pero el ba?o es un espacio distinto. ¡°Es el lugar donde te quitas todas las m¨¢scaras¡±.
Ese escenario privado se ha convertido en el ¨²ltimo mes en el centro de una batalla pol¨ªtica. Carolina del Norte y Misisip¨ª aprobaron sendas legislaciones que exigen que las personas transexuales sigan utilizando ba?os segregados y accedan a aquel del sexo que les fue asignado al nacer. Las dos medidas fueron recibidas con el rechazo de la cultura y de las empresas del pa¨ªs, as¨ª como de la Casa Blanca. El presidente Obama, que el a?o pasado firm¨® una orden ejecutiva para que todos los edificios federales cuenten con un ba?o ¡°unisex¡±, declar¨® que la ley de Carolina del Norte ¡°debe ser derogada¡±.
El candidato republicano Donald Trump ha sorprendido a su partido al defender que los ciudadanos deben tener acceso al ba?o que quieran y que estas leyes ¡°son malas para los negocios¡±. Su rival, Ted Cruz, dice que ¡°no deber¨ªamos tener a hombres adultos en los mismos ba?os que usan las ni?as peque?as¡± y que ¡°aunque Donald Trump se vista de Hillary Clinton, sigue sin poder entrar en el ba?o de mujeres¡±.
¡°Es una herramienta pol¨ªtica s¨²per ¨²til si sabes utilizar bien los prejuicios¡±, responde Gonz¨¢lez al recordar que en el pasado los ba?os p¨²blicos ya fueron utilizados para separar a ciudadanos blancos y afroamericanos durante la ¨¦poca de la segregaci¨®n. ¡°El ba?o ha sido un espacio utilizado pol¨ªticamente para jugar con esos valores de lo privado y lo p¨²blico¡±.
Ese delicado equilibrio entre lo que permanece en la esfera privada de la vida de una persona y lo que ¨¦sta decide revelar a la sociedad radica la importancia del acceso a un ba?o de g¨¦nero neutral para las personas transg¨¦nero. Gonz¨¢lez asegura que as¨ª se lo explic¨® a sus jefes en la CIDH, que respaldaron con su firma una petici¨®n formal a la organizaci¨®n. Su caso se apoy¨® en tres argumentos: reducir la violencia contra personas transg¨¦nero, crear un espacio seguro donde un trabajador pueda hacer su transici¨®n y explorar su identidad y, finalmente, un ba?o al que puedan acceder quienes no se identifican con el g¨¦nero masculino ni femenino.
La activista explica que la narrativa en torno a las personas transg¨¦nero est¨¢ atascada en un mundo binario: ?hombre o mujer? ¡°Necesitamos pensar qu¨¦ pasa en los intermedios¡±, en referencia a quienes est¨¢n inmersos en un proceso de transici¨®n. Los ba?os segregados, asegura, ¡°no son un espacio seguro¡± para construir o explorar su identidad de g¨¦nero durante una etapa en la que la sociedad puede olvidarse de que no todas las personas trans quieren llevar a cabo una transici¨®n corporal mediante un proceso quir¨²rgico o de hormonas.
Aquella carta qued¨® atascada en la burocracia durante varios meses. La activista asegura que la clave de su campa?a fue explicar su situaci¨®n a todos sus compa?eros, aprovechando que celebraba el primer aniversario desde que comenz¨® su transici¨®n. De ah¨ª surgi¨® una segunda carta y hace un mes inauguraron juntos el primer ba?o de g¨¦nero neutral de la organizaci¨®n.
¡°Me hace pensar que si esa esquinita de ese mundo fuimos capaces de cambiarla, podemos cambiar cosas mucho m¨¢s grandes en la sociedad¡±, dice Gonz¨¢lez, que no ha acabado de celebrar este paso para pedir que los ba?os ayuden a entender ¡°el ciclo de vida de una persona trans en muchas partes del mundo¡±. En Am¨¦rica Latina, seg¨²n un informe de la CIDH, la esperanza de vida de una persona transg¨¦nero es de 35 a?os. ¡°Viven en un ciclo de pobreza y violencia que en alg¨²n momento hay que quebrar¡±.
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