Las sospechas sacuden la alcald¨ªa Nueva York

Alex Lichtenstein se acerc¨® al hombre equivocado el pasado abril. Lichtenstein, un voluntario del servicio de patrulla vecinal en un barrio jud¨ªo ortodoxo de Brooklyn, en Nueva York, abord¨® a un polic¨ªa para ofrecerle dinero a cambio de licencias de armas para sus clientes. Era, dec¨ªa, algo que llevaba tiempo haciendo con otros agentes del cuerpo -con los que ahora hab¨ªa perdido el contacto- y le estaba sondeando como nuevo posible c¨®mplice. El tipo result¨® ser un poli bueno que acudi¨® a servicios internos y tendi¨® un trampa a Lichtenstein: en una reuni¨®n de trabajo grabada por la polic¨ªa acab¨® cantando La Traviata, le ofreci¨® 6.000 d¨®lares de comisi¨®n por cada licencia de armas aprobada y cont¨® que hab¨ªa logrado permisos de esta forma hasta 150 veces en el pasado.

Y esta historia lleva al alcalde de Nueva York. Este caso de intento de soborno es una de las cinco investigaciones abiertas que afectan directa o indirectamente a Bill de Blasio, relacionadas principalmente con la financiaci¨®n de campa?as y que abarcan asuntos tan variopintos como la corrupci¨®n a cargos policiales o los pol¨¦micos coches de caballos de circulan por Central Park.

Ni de Blasio ni nadie de su equipo est¨¢ encausado por delito alguno ni se ha puesto sobre la mesa hasta ahora ilegalidad en sus pr¨¢cticas de captaci¨®n de fondos hasta ahora, pero el caso ¨Co los casos, habr¨ªa que decir- s¨ª ha colocado en el centro de la diana el modelo de financiaci¨®n pol¨ªtica en Nueva York, ese debate permanente entre lo legal y lo moral. Algunos procesos llevan meses, pero la tormenta no s ehab¨ªa desatados hasta pasadas las primarias del estado.

No es f¨¢cil encontrar en la historia reciente de la ciudad un alcalde que se haya visto envuelto en tantas investigaciones simult¨¢neas. A De Blasio se le examina por su esfuerzo para ayudar a la campa?a de los dem¨®cratas para el Senado del Estado, concretamente, para dilucidar si el alcalde ayud¨® a burlar los l¨ªmites de las donaciones de particulares a candidatos: cuando estas se hacen a los comit¨¦s de los condados, pueden ser mayores. La investigaci¨®n se centra en si el alcalde pidi¨® dinero a los donantes para deliberadamente hac¨¦rselo llegar a los candidatos al Senado a trav¨¦s de los comit¨¦s, lo que ser¨ªa una ilegalidad.

¡°Nos aplicamos los est¨¢ndares de integridad m¨¢s altos, todo lo hecho ahasta ahora ha sido legal y apropiado¡±, ha recalcado hasta ahora De Blasio. Este viernes, entrevistado en la cadena de radio p¨²blica de Nueva York, fue m¨¢s all¨¢: ¡°Ahora la gente quiere cambiar las leyes, tengamos un debate coherente. Debatamos si no queremos permitir m¨¢s los comit¨¦s de los partidos o no tener contribuciones privadas. Me encantar¨ªa que las campa?as se financiaran completamente con fondos p¨²blicos, hag¨¢moslo¡±, ret¨®, ¡°pero aqu¨ª hay un doble rasero para los que siguen la ley y eso es visto como un problema, cuando no ocurre as¨ª en otros casos¡±.

Regalos a agentes y una entidad animalista

Tambi¨¦n ha salpicado a de Blasio el hecho de que dos empresarios que han colaborado en la captaci¨®n de fondos con ¨¦l (Jona Rechnitz y Jeremy Reichberg) est¨¦n investigados por dar suculentos regalos a altos cargos policiales, aunque no ha trascendido ninguna medida municipal o del cuerpo considerarse una contraprestaci¨®n. La oficina del alcalde ha sido citada a declarar en el marco de este proceso. Y en una de las derivadas de esta investigaci¨®n ha habido dos detenidos, la del tipo de Brooklyn que ofrec¨ªa sobornos cambio de licencias de armas y la del exdue?o de un restaurante de Harlem vinculado a estos dos empresarios acusado de una estafa piramidal con la supuestamente sustrajo 12 millones de d¨®lares.

Y por si faltara enredo, tambi¨¦n est¨¢ en la picota la relaci¨®n de Blasio con Nyclass, una asociaci¨®n que defiende los derechos de los animales y el civismo en la ciudad, y que es un donante importante del dem¨®crata. El acalde, elegido en noviembre de 2013, se comprometi¨® de prohibir los coches de caballos en Central Park aunque no lo ha logrado erradicar por la falta de apoyo en el consejo municipal. Y no falta quien ve un v¨ªnculo entre las donaciones de esta entidad y esa iniciativa, que Blasio defiende como ajena a un intercambio de favores.

No hay ninguna ilegalidad probada pero s¨ª una tormenta colosal sobre de Blasio, un candidato muy progresista que ha hecho de la lucha contra la desigualdad en Nueva York su principal bandera. Es, adem¨¢s, un hombre experimentado en campa?as, ya que dirigi¨® la primera de Hillary Clinton al Senado. Las sospechas de irregularidades llueven sobre mojado en un estado hist¨®ricamente muy castigado por la corrupci¨®n.