El bi¨®logo que destapa las letrinas del R¨ªo ol¨ªmpico

Barra da Tijuca, barrio donde se celebrar¨¢n la mayor¨ªa de las competiciones de los Juegos Ol¨ªmpicos que empiezan el 5 de agosto, es un ejemplo de c¨®mo el legado medioambiental prometido para el evento est¨¢ acumulando polvo en los cajones. Tanto el Gobierno del Estado de R¨ªo como el Ayuntamiento son responsables de proyectos millonarios de recuperaci¨®n ambiental de esas lagunas que nunca ejecutaron, a pesar de haber ganado la candidatura en 2009. Hoy, las aguas que ba?an el Parque Ol¨ªmpico rebosan de grasa de peces muertos, aguas fecales de las favelas m¨¢s cercanas ¨Cy tambi¨¦n de las urbanizaciones de lujo¨C y basura, y las sobrevuelan decenas de buitres a la caza de comida f¨¢cil. El olor a huevos podridos llega hasta las ¨¢reas comunes del Parque.

El abandono de lo que podr¨ªa ser un para¨ªso natural, que ya tuvo sus aguas transparentes, lo ha denunciado la propia naturaleza. Las mareas de los ¨²ltimos d¨ªas y el rompimiento de una ecobarrera han liberado toneladas de camalotes, una planta invasora que se alimenta de materia org¨¢nica y prolifera en ambientes con altos ¨ªndices de aguas fecales. El manto vegetal lleg¨® a las playas de Barra e Ipanema, revelando el estado putrefacto del complejo de las cuatro lagunas de Barra de Tijuca. La contaminaci¨®n ha obligado a los organizadores de la Liga Mundial de Surf a descartar un punto de la playa de Barra como escenario de la competici¨®n internacional que se celebra en R¨ªo este mes.

Moscatelli, de 51 a?os, navega por esas aguas desde 1992 y se ha convertido en el principal denunciante del abandono de las autoridades. ¡°Pr¨¢cticamente todos los r¨ªos que llegan a las lagunas est¨¢n muertos, son fosas de aguas fecales, sin ox¨ªgeno¡±, lamenta. Para demostrarlo, Moscatelli conduce el barco de aluminio hasta la confluencia de dos r¨ªos y se?ala con el dedo la corriente negra que se mezcla con el agua verde ¨Ctambi¨¦n f¨¦tida¨C de una de las lagunas. La l¨¢mina de agua parece petr¨®leo, oscura y espesa, salpicada de heces y burbujas, provocadas por el gas metano y sulfh¨ªdrico provenientes de la descomposici¨®n de la materia org¨¢nica que hay en el fondo. La cabeza empieza a doler y los ojos, a quemar, el olor es insoportable.

Lo que Moscatelli defiende es que la reputaci¨®n de R¨ªo durante los Juegos Ol¨ªmpicos depende de las condiciones medioambientales durante el evento. ¡°Si llueve, si la marea baja y el viento arrastra la contaminaci¨®n hasta las playas, ni Cristo nos salva de la verg¨¹enza¡±. El bi¨®logo lamenta que el tal¨®n de Aquiles del legado ol¨ªmpico sea el medioambiente. ¡°Cuando gan¨® la candidatura, Brasil estaba en la cresta de la ola, y tuvieron ocho a?os para dar un salto cualitativo en la recuperaci¨®n de las aguas en R¨ªo. Hoy, la Bah¨ªa de Guanabara, tras recibir inversiones de millones de d¨®lares, contin¨²a siendo una letrina. Hay 49 r¨ªos podridos que desembocan all¨ª¡±, lamenta el bi¨®logo. En la Bah¨ªa, donde se celebrar¨¢n las competiciones de vela, hay niveles de virus pat¨®genos 30.000 por encima de lo que ser¨ªa alarmante en Estados Unidos y en Europa, segundo el ¨²ltimo estudio publicado.

A menos de tres meses de los Juegos Ol¨ªmpicos, las denuncias y las fotos del bi¨®logo proliferan en la prensa local. Sabe que, a estas alturas, poco va a conseguir antes del evento, pero mantiene su m¨¢xima de que ¡°los pol¨ªticos solo funcionan bajo presi¨®n¡±, y lamenta: ¡°Hace a?os, pensaba que luchaba contra la especulaci¨®n inmobiliaria, pero hoy me he dado cuenta de que lucho contra una cultura t¨ªpica de colonia de explotaci¨®n, la de ¡®usar hasta acabar¡±.