El rechazo social amenaza el acuerdo comercial entre la UE y EE UU
Las decisivas citas electorales en Europa y Estados Unidos dificultan la consecuci¨®n de un pacto antes de fin de a?o
La advertencia del presidente de EE UU, Barack Obama, en su reciente visita a Alemania ¡ª¡°El tiempo no est¨¢ de nuestro lado¡± para cerrar el acuerdo de Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n (TTIP, en sus siglas en ingl¨¦s) antes de fin de a?o¡ª result¨® reveladora. Ni el calendario pol¨ªtico ni el creciente rechazo social justifican el optimismo de los negociadores ante la recta final de las conversaciones. Incluso aunque se aprobara el acuerdo, el TTIP debe ser ratificado por cada uno de los 28 Parlamentos nacionales, el Parlamento Europeo y el Congreso de EE UU. Hoy la tarea parece casi imposible.
Los negociadores del acuerdo comercial que servir¨¢ ¡°para dise?ar la pol¨ªtica comercial del siglo XXI¡±, como recitan sus partidarios, deben abordar en los pr¨®ximos meses los cap¨ªtulos m¨¢s complicados del acuerdo, desde el punto de vista t¨¦cnico. Las diferencias en materia de protecci¨®n de inversiones y las trabas a las empresas europeas para acceder a licitaciones p¨²blicas en EE UU parecen a d¨ªa de hoy casi irresolubles. Con todo, la mayor dificultad que surge es pol¨ªtica. ¡°Los retos pol¨ªticos y c¨ªvicos han sido sensiblemente subestimados. La aprobaci¨®n del TTIP es un ejercicio pol¨ªtico muy complejo¡±, explica Doru Peter Frantescu, director de la organizaci¨®n Vote Watch Europe, que analiza los votos en el Parlamento Europeo.
En Holanda, los opositores al TTIP ya recogen firmas para someter el acuerdo a refer¨¦ndum, como el que el pasado 6 de abril rechaz¨® el acuerdo de asociaci¨®n con Ucrania, aunque fuera a t¨ªtulo consultivo. En Austria, los dos candidatos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ¡ªun ultranacionalista y un antiguo portavoz de los Verdes¡ª han expresado su rechazo al TTIP y amagan con convocar una consulta.
¡°En Alemania, solo uno de cada tres votantes de la CDU [el partido conservador que lidera la canciller Angela Merkel] apoya el acuerdo comercial¡±, recuerda Frantescu. ¡°Y sin embargo, el 100% de sus eurodiputados respalda el tratado. Eso significa que los diputados alemanes, como su gobierno, pueden cambiar sus posiciones si la presi¨®n social aumenta¡±, apunta. Una hip¨®tesis realista en el horizonte de las elecciones generales que Alemania celebrar¨¢ en oto?o de 2017.
Una l¨ªnea similar a la que ha seguido el presidente Fran?ois Hollande en Francia. Su apoyo inicial y entusiasta a la negociaci¨®n comercial se ha ido diluyendo bajo el rechazo expl¨ªcito de destacados diputados socialistas y el desplome en su popularidad (apenas el 15% de apoyo en las encuestas). Hollande no est¨¢ dispuesto a perder la baza en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo a?o.
¡°En el estado que conocemos de las negociaciones comerciales internacionales, Francia dice no¡±, asegur¨® Hollande a principios de este mes en una conferencia sobre La izquierda y el poder. No faltan incluso quienes insin¨²an que la reciente filtraci¨®n de los documentos de las negociaciones tiene su origen en Par¨ªs. ¡°Parece que la baja popularidad de Hollande puede estar detr¨¢s de la filtraci¨®n¡±, apuntaba alguien pr¨®ximo a la negociaci¨®n.
Con filtraciones o sin ellas, el rechazo al TTIP van ganando adeptos en la calle y no solo entre los grupos antisistema. ¡°La industria del autom¨®vil alemana teme un repentino aumento de la competencia en el mercado europeo, que ahora domina, y esos sectores ya han hecho llegar al Gobierno su malestar¡±, dice Frantescu.
Parte del problema, seg¨²n coinciden los expertos, es la negativa de los negociadores a admitir qui¨¦nes ser¨¢n los perjudicados por el acuerdo comercial. ¡°Para recuperar la confianza de la opini¨®n p¨²blica, las autoridades necesitan trasladar expectativas realistas sobre los beneficios del TTIP¡±, defend¨ªa Rem Korteweg, socio del Centro para la Reforma Europea, en un debate sobre el TTIP organizado por el Real Instituto Elcano en Madrid.
Ganadores y perdedores
¡°El rechazo popular debe insertarse en un debate m¨¢s amplio¡±, puntualiza Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano. ¡°Nadie duda, en Teor¨ªa Econ¨®mica, de que el libre comercio es beneficioso en t¨¦rminos generales pero crea ganadores y perdedores¡±, explica Otero. Tambi¨¦n en el TTIP, donde ¡°unos pa¨ªses se van a beneficiar m¨¢s que otros¡±. Seg¨²n un informe del Instituto de Comercio Mundial, de la Universidad de Berna, Lituania, Austria, B¨¦lgica e Irlanda, ser¨¢n los pa¨ªses que m¨¢s ganar¨ªan con el acuerdo mientras que en el caso extremo de Malta registrar¨¢ una p¨¦rdida permanente del PIB del 0,3%.
¡°El TTIP se ha convertido en un arma arrojadiza contra las ¨¦lites econ¨®micas¡±, sostiene Otero Iglesias. Si esa tendencia se consolida y entra en el complejo debate pol¨ªtico europeo, ¡°la oportunidad pasar¨¢¡±, sostienen fuentes financieras. En EE UU el rechazo al TTIP ya se ha colado en los debates de la campa?a de las primarias y en esas condiciones es m¨¢s probable que Obama utilice su ventana de oportunidad ante el Congreso ¡ªentre las elecciones de noviembre y la llegada del nuevo inquilino a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2017¡ª para lograr la aprobaci¨®n del acuerdo comercial con los pa¨ªses del Pac¨ªfico.
¡°El aumento del populismo en la Uni¨®n Europea y en EE UU refleja un creciente escepticismo en torno a la globalizaci¨®n y su impacto sobre la renta media de los hogares¡±, explicaba esta semana Huw Pill, economista jefe de Goldman Sachs, en una nota a clientes. ¡°Pese a las demandas de algunos de los protagonistas en sentido contrario, somos esc¨¦pticos ante la idea de que se pueda alcanzar un acuerdo sobre el TTIP para finales de a?o, aunque pudiera ser deseable desde el punto de vista econ¨®mico¡±, remataba.
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