Dilma compuso su r¨¦quiem en Belo Monte

El jueves, 5 de mayo, Raimunda apag¨® el televisor de su casa, en los suburbios de Altamira, en Par¨¢. El telediario local empezaba a transmitir la inauguraci¨®n de la central hidroel¨¦ctrica de Belo Monte por Dilma Rousseff (PT). Era un gesto peque?o, el de pulsar el bot¨®n para apagar el televisor. Era el esfuerzo de Raimunda para proteger a Jo?o de la voz de la presidenta. Acostado en la hamaca, sin movimiento en las piernas, Jo?o ya no era capaz de protegerse a s¨ª mismo. En Belo Monte, Dilma daba un discurso y recib¨ªa ovaciones de una claque de movimientos sociales, que denunciaban el ¡°golpe¡± para echarla del poder. Pero la ¨²ltima palabra sobre el legado de la presidenta no ser¨¢ del Senado. El r¨¦quiem de Dilma Rousseff, en el tiempo de la historia, es el silencio de Jo?o da Silva.

En el aeropuerto de Altamira, Liviane, una de las siete hijas de Jo?o y de Raimunda, levantaba una pancarta: ¡°De mujer a mujer. Dilma ¨C me has dejado hu¨¦rfana de un padre vivo¡±.?

Rousseff no la vio. Dio tan solo algunos pasos en tierra. Enseguida tom¨® un helic¨®ptero hacia el territorio seguro de la hidroel¨¦ctrica de Belo Monte. La presidenta sobrevol¨® la ciudad y el r¨ªo. Pero el drama se desarrollaba en el suelo.

Si Jo?o hubiese o¨ªdo el discurso de Dilma, sabr¨ªa cu¨¢l fue la palabra que la presidenta eligi¨® para definir Belo Monte:

¡ªEsta central es del tama?o de este pueblo. Es grandiosa. Es una central grandiosa. La mejor forma de describir Belo Monte es esa palabra: grandiosa.

Las palabras, como Jo?o descubri¨® hace poco m¨¢s de un a?o, pueden matar. Por eso, no puede o¨ªr ni ¡°Norte Energia¡±, la empresa contratista que materializ¨® la central en el amaz¨®nico Xing¨². Ni ¡°Belo Monte¡±. Ni ¡°Dilma Rousseff¡±. Y nadie sabr¨¢ su opini¨®n del adjetivo elegido por la presidenta: ¡°grandiosa¡±.

Cuando su hija escribe, en la pancarta que Dilma no ley¨®, que es hu¨¦rfana de un padre vivo, cuenta una muerte que comenz¨® el 23 de marzo de 2015. Jo?o fue uno de los miles de afectados por Belo Monte. Viv¨ªa con Raimunda en una isla en el Xing¨², Barriguda. En palabras de Norte Energia y del Gobierno federal, era uno de los miles de ¡°removidos¡±. Pero las palabras no son las mismas para todos.?

Para Dilma Rousseff, Belo Monte es grandiosa. Para Jo?o, es su muerte

Para Jo?o, ¨¦l fue ¡°expulsado¡±. Aquel d¨ªa, ¨¦l y Raimunda estaban en la oficina de la empresa esperando el veredicto. Jo?o, que trabajaba desde los ocho a?os de edad, y solo en la isla hab¨ªa encontrado un lugar sin hambre, crey¨® que estaba recibiendo una cuant¨ªa de dinero que le permitir¨ªa recomenzar la vida, una vez m¨¢s. Sin embargo, el apoderado de la empresa fue taxativo: 23.000 reales (6.499 d¨®lares). Jo?o se dio cuenta all¨ª de que, a los 63 a?os, estaba condenado a la miseria. En el momento de la revelaci¨®n, quiso matar al due?o de las palabras que lo apu?alaban. Pero Jo?o da Silva no es un hombre que mate. Se paraliz¨® por completo. El habla, las piernas. Tuvieron que sacarlo de la oficina a cuestas. En aquel momento fue cuando Jo?o empez¨® a morirse. Para Raimunda y sus hijas, fue en aquel momento cuando Jo?o comenz¨® a ser ¡°asesinado¡±.

M¨¢s tarde, cuando recuper¨® las palabras y volvi¨® a dar algunos pasos, muy despacio, Jo?o dijo:?

¡ªSi yo le hiciera da?o a un grande, un grande de all¨¢ dentro, tal vez mejorase para los dem¨¢s. Sacrificaba mi vida, pero la de los otros mejoraba. (...) En el pa¨ªs brasile?o no hay justicia.?

Cuando dijo eso, Jo?o a¨²n pod¨ªa o¨ªr las palabras. Ahora ya no puede. Enseguida sabremos por qu¨¦. Como las tres palabras se han convertido en prohibidas para ¨¦l, Jo?o no pudo o¨ªr lo que Dilma Rousseff afirm¨® a continuaci¨®n:

¡ªSabemos que esa central ha sido objeto de controversias. Mucho m¨¢s por el desconocimiento que por el hecho de ser una central con problemas. Las personas desconoc¨ªan lo que era Belo Monte.?

Si a Jo?o no le resultase prohibido o¨ªr, habr¨ªa escuchado que personas como ¨¦l ¡°desconocen¡± Belo Monte. ?Qu¨¦ har¨ªa eso con Jo?o??

?Las ¡°controversias¡± citadas por Dilma ser¨ªan las mensualidades de 30.000 reales (8.477 d¨®lares) a los ind¨ªgenas o las delaciones de la Operaci¨®n Lava Jato sobre sobornos?

?Las ¡°controversias¡± citadas por Dilma ser¨ªan las mensualidades de 30.000 reales (8.477 d¨®lares) a los ind¨ªgenas o las delaciones de la Operaci¨®n Lava Jato sobre sobornos?

Lo que Dilma Rousseff define como ¡°controversias¡±, ?ser¨ªan las 25 demandas presentadas por la Fiscal¨ªa de Brasil, una de las cuales acusaba al Estado y a Norte Energia de etnocidio ¡ªmuerte cultural¡ª de los pueblos ind¨ªgenas? ?O la controversia ser¨ªa la mensualidad de 30.000 reales (8.477 d¨®lares) en mercanc¨ªas que las aldeas afectadas recibieron durante dos a?os de la empresa, como si Brasil permaneciese fijo en el a?o 1500, al intercambiar vida por espejitos? ?O un incremento del 127% de la desnutrici¨®n infantil en las aldeas en este per¨ªodo? ?O los miles de afectados abandonados, en total desamparo, por su Gobierno, que ¡°negociaron¡± directamente con Norte Energia, ya que la Defensor¨ªa P¨²blica de Brasil solo consigui¨® llegar a Altamira cuando la obra ya estaba cerca de su conclusi¨®n? ?O todos aquellos que firmaron con el dedo papeles que no eran capaces de leer, pero que los condenaban al destierro?

Tal vez no. Es posible que las ¡°controversias¡± citadas por la presidenta sean las delaciones premiadas de ejecutivos de empresas contratistas durante la Operaci¨®n Lava Jato (autolavado). Como dirigentes de la constructora Andrade Gutierrez, que habr¨ªan afirmado la existencia de sobornos del monto de 150 millones de reales (42.388.455 d¨®lares) procedentes de Belo Monte para financiar las campa?as del Partido de los Trabajadores (PT) y del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB). Dilma Rousseff no especific¨® qu¨¦ entend¨ªa por ¡°controversias¡±.?

Es posible afirmar que la presidenta desconoce a Jo?o. Si lo conociese, y ¨¦l a¨²n pudiese usar las palabras prohibidas, Dilma Rousseff sabr¨ªa que Jo?o da Silva conoce Belo Monte. Y que su mujer, Raimunda da Silva, conoce incluso el aroma de Belo Monte. Para ella, Belo Monte tiene olor a quemado. El 31 de agosto de 2015 Norte Energia le prendi¨® fuego a su casa. Cuando Raimunda lleg¨® a la isla para ir a buscar sus pertenencias, encontr¨® cenizas. Unt¨¦cnico de Norte Energia ya hab¨ªa dicho que su casa no era una casa, sino una ¡°choza¡±. Raimunda sabe que las palabras violentan. Y reaccion¨®: ¡°En su lenguaje puede ser todo eso, muchacho. Pero en el m¨ªo, es mi casa. Y me sent¨ªa bien en ella, ?sab¨ªa?¡±

Dilma Rousseff desconoce a Jo?o da Silva, pero ¨¦l la conoce tanto que no puede o¨ªr su nombre, o su voz. Si pudiera, Jo?o oir¨ªa una parte m¨¢s del discurso de la presidenta.

¡ªQuiero decir que este proyecto de Belo Monte me llena de orgullo por lo que ha producido en ganancias sociales y ambientales.?

Cuatro ni?os ind¨ªgenas murieron en el brote de gripe que amenaz¨® las aldeas de la regi¨®n algunos d¨ªas antes del discurso de la presidenta

En el momento en el que Dilma daba su discurso, cuatro ni?os ind¨ªgenas ya hab¨ªan muerto de gripe en el per¨ªodo de dos d¨ªas, entre el 29 y el 30 de abril. Es importante recordar sus nombres en tan cortas vidas: Kinai Parakan?, un a?o; Irey Xikrin, siete meses; Kropiti Xikrin, 11 meses; Kokoprekti Xikrin, un mes y 22 d¨ªas. En un documento fechado el 1 de mayo, el Distrito Sanitario Especial Ind¨ªgena de Altamira relata la gravedad del brote de s¨ªndrome gripal en las aldeas, con casos de diarrea, especialmente para los ni?os de hasta cinco a?os. As¨ª como la deficiencia de la estructura para combatir la amenaza a la salud ind¨ªgena. Muestra tambi¨¦n que la situaci¨®n se agrav¨® tras las celebraciones relativas al D¨ªa del Indio, en Altamira, cuando aldeas que a¨²n no hab¨ªan sido afectadas fueron contaminadas tras el regreso de los ind¨ªgenas de la ciudad. Aquella semana Norte Energia promovi¨® el I Festival de Cultura Ind¨ªgena Asurini y Arawet¨¦, con la presencia de decenas de personas de esas etnias. En los festejos se ignor¨® el brote de gripe. Los homenajes amenazan con convertirse en muerte.?

Desde que comenz¨® la construcci¨®n de la central, la circulaci¨®n de ind¨ªgenas en la ciudad es mucho mayor, lo que facilita el contagio. El hospital que forma parte de las condicionantes de la obra ya est¨¢ terminado, pero no se ha inaugurado ni est¨¢ equipado. La reestructuraci¨®n de la salud ind¨ªgena, una de las obligaciones previstas en la contrapartida por la obra de Belo Monte, con ambulatorios abastecidos y equipos capacitados en las aldeas, para que los ind¨ªgenas no tengan que ir a la ciudad en busca de atenci¨®n, no se ha concluido. En una reuni¨®n celebrada el 6 de mayo, en la que participaron varias instituciones, se cre¨® una Fuerza de Tarea de Acciones Articuladas y se deliber¨® sobre la necesidad de movilizar a la Fuerza Nacional del Sistema P¨²blico de Salud (SUS), con apoyo del ej¨¦rcito, para que se ejecutase un Plan de Acciones de Emergencia. ¡°Ante el pronunciamiento de los agentes de salud locales de que traer a estos ni?os a Altamira y llamar a las puertas de los hospitales es elegir d¨®nde van a morir, la petici¨®n formulada al Ministerio de Salud de que intervenga la Fuerza Nacional del SUS es, de hecho, una apelaci¨®n a que el Gobierno Federal intervenga para revertir la situaci¨®n actual con la misma velocidad y eficiencia con la que a lo largo de los ¨²ltimos a?os intervino para que Belo Monte se concluyese, incluso sin la implementaci¨®n de las condicionantes que hoy podr¨ªan haber evitado esas muertes¡±, afirma Thais Santi, fiscal de la Rep¨²blica en Altamira, que desde hace a?os denuncia el etnocidio ind¨ªgena causado por la construcci¨®n de la hidroel¨¦ctrica.?

Como Dilma Rousseff tan solo sobrevol¨® la ciudad, sin caminar por sus calles, no fue testigo de la desesperaci¨®n de los ind¨ªgenas en busca de ayuda. Ni de la impotencia de los profesionales de la salud ante la falta de estructura para salvar vidas. As¨ª como no vio que el sistema de alcantarillado hasta hoy no est¨¢ funcionando, y que la contaminaci¨®n del Xing¨² no para de aumentar. Al festejar las ¡°ganancias ambientales¡±, debe de haberse olvidado de las 16 toneladas de peces que murieron cuando se llen¨® el lago de la central. De la infestaci¨®n de mosquitos en las aldeas en las que el caudal del r¨ªo baj¨®. As¨ª como de las denuncias del Dossier Belo Monte, lanzado por el Instituto Socioambiental, que muestran que la construcci¨®n de la central hizo que se disparasen la deforestaci¨®n y el comercio ilegal de madera. O que la Tierra Ind¨ªgena Cascada Seca, una de las m¨¢s afectadas por la obra, fue la m¨¢s deforestada del pa¨ªs en 2013. O que de ella salieron, en 2014, lo equivalente a 13.000 camiones cargados de madera en tan solo un a?o.?

Como no pis¨® las calles de Altamira ni jam¨¢s naveg¨® entre las islas incendiadas del Xing¨², Dilma Rousseff se autoriza a festejar ¡°las ganancias sociales y ambientales de Belo Monte¡±.?

Y, como en su discurso celebra al ¡°pueblo brasile?o¡±, pero desconoce a Jo?o da Silva, la presidenta no sabe que, el 4 de septiembre de 2015, ¨¦l llam¨® a su familia para que se matasen en la isla quemada. En aquel momento, las palabras a¨²n no estaban prohibidas para Jo?o, que explic¨® por qu¨¦ quer¨ªa matarse:?

¡ªQuiero que el mundo sepa que Belo Monte me ha matado.?

Raimunda se lo impidi¨®: ¡°Le quit¨¦ la canoa. A cualquier parte del r¨ªo va a remo, nadando. Pero en la calle se pierde¡±. Y Jo?o se qued¨® perdido. Hoy, m¨¢s que ayer.?

Si Jo?o pudiese o¨ªr la voz de Dilma, sabr¨ªa c¨®mo continu¨® su discurso:

¡ªMe parece importante poner de relieve que, con Belo Monte, no llevamos solo energ¨ªa al resto de Brasil. Hemos creado aqu¨ª una riqueza ¨²nica, que es poner a disposici¨®n de las empresas que quieran venir aqu¨ª, montar su negocio aqu¨ª, participar en este estado que tiene grandes reservas minerales, un gran potencial agr¨ªcola, pueden venir aqu¨ª, porque no va a faltar energ¨ªa.

A menudo se cita Belo Monte como la tercera hidroel¨¦ctrica m¨¢s grande del mundo, con 11.233 megavatios de lo que en la jerga t¨¦cnica se llama ¡°capacidad instalada¡±. Lo que el Gobierno se suele olvidar de mencionar es que, en la estaci¨®n seca del Xing¨², la producci¨®n de energ¨ªa baja dr¨¢sticamente. As¨ª, de hecho, Belo Monte producir¨¢ un promedio de 4.571 megavatios, lo que la sit¨²a entre las hidroel¨¦ctricas menos productivas en la relaci¨®n entre la capacidad instalada y la energ¨ªa firme. Por esta raz¨®n, algunos investigadores del ¨¢rea energ¨¦tica repiten constantemente que ni siquiera desde el punto de vista de la producci¨®n de energ¨ªa el proyecto se justifica.

Dilma reproduce, en la democracia, el proyecto de la dictadura para la Amazonia

En esta parte de su discurso, Dilma, la guerrillera torturada por la dictadura, reproduce, como presidenta, la misma ideolog¨ªa para la Amazonia defendida por sus verdugos. La dictadura civil-militar (1964-1985) ve¨ªa la regi¨®n como un territorio para la explotaci¨®n, la selva era tambi¨¦n un cuerpo a violar y torturar. Dilma hace resonar la propaganda del ¡°Brasil Grande¡± de los generales, del progreso representado por las grandes obras, por los proyectos gigantescos de miner¨ªa, por la idea de convertir el bosque en soja y en pasto para el ganado, como si eso fuera desarrollo y como si eso fuera sostenible. Es como si la presidenta se hubiese quedado congelada en el siglo XX.?

La repetici¨®n del discurso del opresor por parte de la oprimida que llega al poder y, desde el punto de vista de una parte de los pueblos de la selva, se convierte en la opresora, es fascinante en lo que revela sobre lo demasiado humano. Pero es un desastre para Brasil. En este discurso, Dilma ignora los retos del cambio clim¨¢tico, as¨ª como los retos de un presente que solo tiene la oportunidad de alcanzar el futuro si aprende con los pueblos tradicionales, si valora la biodiversidad en vez de la destrucci¨®n. Dilma Rousseff ignora la ¨¦poca en la que vive, as¨ª como los debates m¨¢s profundos de esa ¨¦poca.

Belo Sun es el nombre de la sombra que ahora avanza sobre el Xingu con un gigantesco proyecto de explotaci¨®n del oro

De esa ignorancia resultan obras como Belo Monte, tan desplazadas del r¨ªo Xing¨² como del siglo XXI. Y resulta otra sombra gigantesca, que avanza sobre la regi¨®n en este exacto momento: Belo Sun. La empresa minera canadiense presiona para protagonizar ¡°el mayor programa de explotaci¨®n de oro en Brasil¡±, justo al lado de la hidroel¨¦ctrica. Est¨¢ prevista la extracci¨®n de m¨¢s de 37 millones de toneladas de oro en los primeros 11 a?os, un n¨²mero tan ¡°grandioso¡± que se hace dif¨ªcil traducirlo en una imagen. Se lleg¨® a programar la ceremonia de autorizaci¨®n a Belo Sun para abril, pero el Gobierno del estado de Par¨¢ dio marcha atr¨¢s. Belo Sun podr¨¢ ser un flagelo todav¨ªa mayor que Belo Monte. Para el Xing¨², para Brasil, para el mundo. Que los dos tengan ¡°belo¡± [bello] en el nombre es la prueba del cinismo que hizo que Jo?o da Silva pasase a temer las palabras.?

?l, que fue uno de los obreros de la hidroel¨¦ctrica de Tucuru¨ª, construida en la Amazonia por la dictadura, ha pasado a creer que la presa de Belo Monte se va a romper. Desde que la tragedia de Mariana constern¨® al mundo, Jo?o teme esa otra cat¨¢strofe. La imagen es una representaci¨®n de la destrucci¨®n producida por Belo Monte en la vida de Jo?o.?

La tragedia de Jo?o y Raimunda fue documentada en el reportaje ¡°Refugiados en su propio pa¨ªs¡±. Norte Energia neg¨® haber quemado su casa en la isla, as¨ª como haber cometido cualquier ilegalidad. A continuaci¨®n, le propuso a Raimunda un acuerdo extrajudicial. En los t¨¦rminos del documento: ¡°A fin de evitar la presentaci¨®n de demandas judiciales de indemnizaci¨®n rec¨ªprocas, o demandas judiciales de cualquier otra naturaleza, dada la pol¨¦mica instaurada, inclusive con repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n internacionales¡±. Le ofrecieron un ¡°complemento¡± de 108.856,97 reales (30.761,86 d¨®lares) a los 23.046,00 reales (6.512,56 d¨®lares) pagados a principios de a?o, un total de 131.902,97 reales (37.274,42 d¨®lares).?

La defensora p¨²blica federal Mariana Carraro alert¨® a Raimunda de que no era una indemnizaci¨®n justa. Como su casa hab¨ªa sido incinerada, Raimunda podr¨ªa ganar una cuant¨ªa mayor si presentase una demanda por da?os morales. Por otra parte, la defensora inform¨® que una acci¨®n judicial podr¨ªa arrastrarse durante un per¨ªodo de hasta 10 a?os. En la casa donde ahora viven, en los suburbios de Altamira, Raimunda le dijo a Jo?o: ¡°Mi viejo, ya no vamos a tener la leche y la olla. ?Qu¨¦ hacemos?¡±

¡°Decid¨ª quedarme con la olla y tratar de ponerle leche dentro¡±, explica Raimunda. El acuerdo se firm¨® en diciembre de 2015. ¡°Fue terrible, un peso enorme¡±, dice. ¡°Pero pens¨¦ que, si fuese a esperar por la Justicia, mi viejo ya podr¨ªa haber partido a otra dimensi¨®n, dejando atr¨¢s este caso sin soluci¨®n¡±. En enero de este a?o el Instituto Brasile?o del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA) le puso a Norte Energ¨ªa una multa de 310.000 reales (87.602 d¨®lares) por quemar la casa de Raimunda y de Jo?o.

Raimunda hizo el acuerdo porque cre¨ªa que necesitar¨ªa el dinero para buscar tratamiento para Jo?o. En aquel momento, ¨¦l afirmaba que ¡°solo ve¨ªa oscuridad¡± y caminaba tan solo algunos pasos antes de tener que sentarse. A veces, un vecino avisaba: ¡°Don Jo?o est¨¢ sentado en el medio de la nada,bajo el sol. Va a acabar muri¨¦ndose all¨ª¡±. El abismo se ampliar¨ªa a finales de enero. La hija mayor de Jo?o y Raimunda intent¨® suicidarse tomando veneno para ratas. Se qued¨® en coma durante ocho d¨ªas, pero se salv¨®. No explic¨® por qu¨¦ quiso acabar con su propia vida. Los nombres de cada una de las siete comienzan con la letra ¡°L de libertad¡±.

Cuando Dilma inaugur¨® Belo Monte, la oscuridad de los d¨ªas de Jo?o ya era mayor que cuando empez¨® a morirse.

¡ªPara concluir, quiero decirles que tengo un orgullo inmenso de las decisiones que he tomado. Una de ellas, que quiero poner de relieve una vez m¨¢s, es la construcci¨®n de Belo Monte como un legado para la poblaci¨®n brasile?a de esta regi¨®n, para el pueblo de Altamira y el pueblo de Xing¨². Incluso aunque no sean los municipios directamente impactados por Belo Monte, toda esta poblaci¨®n se va a beneficiar directa e indirectamente. Tengo orgullo de las decisiones que he tomado.?

Semanas antes de esta demostraci¨®n de orgullo de la presidenta por su legado en el Xing¨², el 15 de abril, Raimunda se manifest¨® en una reuni¨®n sobre el destino de los ribere?os ¡°removidos¡± por Belo Monte. Hablaban mucho de ¡°criterios¡±. Raimunda entonces dijo: ¡°Quiero saber cu¨¢l fue el criterio para los difuntos a los que ustedes han matado, pero no han enterrado¡±. Y record¨® a Jo?o, su marido, ¡°uno de los muertos vivos de Belo Monte¡±.

La ma?ana del 18 de abril Raimunda cuenta que tres mujeres del servicio social de la empresa llamaron a la puerta de su casa. Tal como se hab¨ªa acordado, las empleadas no dijeron que eran de Norte Energia. Sin embargo, al final de la conversaci¨®n, Jo?o desconfi¨®. Y Raimunda se vio obligado a confirmarlo. Jo?o se sinti¨® enga?ado por Raimunda. ¡°?Ya he dicho que no quiero a nadie de esa empresa en mi casa!¡±, grit¨®. Y se encerr¨®. Raimunda pens¨® que Jo?o estaba ¡°m¨¢s extra?o¡± a causa de la rabia. Y no intent¨® hablar m¨¢s con ¨¦l.

Al d¨ªa siguiente Jo?o amaneci¨® ¡°con el cuerpo todo enrollado¡±. Raimunda busc¨® tratamiento en Altamira, donde escuch¨® que ¨¦l hab¨ªa tenido ¡°un comienzo de derrame¡±. Entonces decidi¨® buscar una ciudad con m¨¢s recursos y lo llev¨® a Teresina, capital de Piau¨ª, en un penoso viaje en autob¨²s de casidos d¨ªas. Una hija le ayud¨®, ya hab¨ªa que llevar a Jo?o a cuestas. Se hospedaron en una pensi¨®n. La m¨¦dica diagnostic¨® que Jo?o hab¨ªa tenido un segundo accidente cerebrovascular. El primero, seg¨²n ella, habr¨ªa ocurrido cuando Jo?o se paraliz¨® en la oficina de Norte Energ¨ªa. Si se produjese un tercero, Jo?o podr¨ªa no resistir. A finales de abril, Raimunda se llev¨® a Jo?o, a cuestas, de regreso a los suburbios de Altamira. En el viaje de regreso, el autob¨²s se qued¨® cinco horas parado en la carretera porque se hab¨ªa roto un puente. Raimunda fue a pedir leche a una casa, para d¨¢rsela a Jo?o. Lo dej¨® escuchando la canci¨®n Imagine, de John Lennon, que ella tiene guardada en el tel¨¦fono m¨®vil, traducida al portugu¨¦s, para escuchar cuando la vida duele. "Imagina a todo el mundo viviendo la vida en paz".

Raimunda cuenta: ¡°La m¨¦dica me dijo que no puedo estresarlo. Pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa causado toda aquella rabia. Se lo expliqu¨¦. Dijo que no pod¨ªa decir esas palabras cerca de ¨¦l, porque podr¨ªa morirse si tuviese un derrame m¨¢s. Pero yo le dije que no hay c¨®mo dejar esas palabras de lado en Altamira.Norte Energia, Belo Monte, en la ciudad esas palabras est¨¢n delante de las narices de todo el mundo. As¨ª que la doctora me dijo que buscase una forma de que no las oyese. Por eso apagu¨¦ el televisor cuando Dilma estaba hablando¡±.

En el Xing¨² circula un juego de palabras con el nombre Belo Monte: la central ser¨ªa un ¡°Belo Golpe¡± [¡°bello golpe¡±] dado por Dilma y por el PT

El 5 de mayo, el d¨ªa que Dilma Rousseff inaugur¨® Belo Monte, Jo?o da Silva cumpli¨® 64 a?os. Ya no anda. Tampoco come solo. A¨²n habla. Pero no pronuncia las palabras prohibidas. Antonia Melo, la mayor l¨ªder popular del Xing¨², y otras mujeres del Xing¨² Vivo, uno de los pocos movimientos sociales que no fue cooptado por el Gobierno y se mantuvo en la resistencia a Belo Monte, le llevaron una tarta de cumplea?os. Hab¨ªan acabado de escribir unacarta de respuesta al discurso de Dilma Rousseff: ¡°Hoy te has rebajado a inaugurar la m¨¢s nefasta de las obras del Gobierno del PT, aquella que ha manchado la imagen de Brasil en todo el mundo. Una iniciativa que heredaste de las mismas mentes enfermizas que te torturaron en la c¨¢rcel¡±.

Fue una reuni¨®n de personas destrozadas por el de 5 de mayo de 2016. Pero nadie mencion¨® el tema para no poner en peligro la vida de Jo?o. ¡°No hay nada que celebrar¡±, dijo Jo?o. Antonia le respondi¨®: ¡°Usted est¨¢ vivo¡±. Jo?o llor¨®.

Cerca del final de su discurso, Dilma Rousseff afirm¨®:

¡ªDebemos repudiar cualquier proceso que intente dar un golpe para garantizar que los sin votos lleguen a la presidencia. Tenemos que afirmar alto y claro que la democracia es el lado correcto de la Historia.

En Altamira, a Belo Monte le llaman ¡°Belo Golpe¡± [¡°bello golpe¡±] aquellos que denuncian la masacre de los derechos constitucionales que la implantaci¨®n de la central ha promovido. Para ellos, es en el Xing¨² donde el Gobierno del PT consum¨® la ruptura del estado de derecho. No hay ninguna esperanza conun Gobierno Temer. Al contrario. El programa anunciado en el documento Un puente hacia el futuro es, para ellos, un puente hacia un pasado que conocen bien. El sector el¨¦ctrico en Brasil, en este Gobierno y en Gobiernos pasados, tiene las huellas digitales del PMDB, como la Operaci¨®n lava Jato ya ha comenzado a mostrar.

La presidenta afirm¨® tambi¨¦n que ¡°el gran juez es el pueblo brasile?o¡±. Y as¨ª se despidi¨® en Belo Monte:

¡ªNo habr¨¢ perd¨®n de la Historia para los golpistas.

Sin embargo, la ¨²ltima palabra no es de Dilma Rousseff. Ni del Parlamento. La ¨²ltima palabra, aquella con la que Dilma, Lula y el PT tendr¨¢n que v¨¦rselas con la Historia, es aquella que Jo?o da Silva ya no puede pronunciar.?

Eliane Brum es escritora, periodista y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas.

Sitio web:desacontecimentos.comEmail:elianebrum.coluna@gmail.comTwitter:brumelianebrum

Traducci¨®n de ?scar Curros