Valls afronta la moci¨®n de censura con los socialistas en guerra abierta

La larga batalla de la izquierda contra la izquierda en Francia protagoniza esta semana nuevas escaramuzas de una virulencia sin precedentes. Diputados rebeldes del partido socialista en el poder han intentado este mi¨¦rcoles hasta el ¨²ltimo minuto reunir las 58 firmas de parlamentarios que necesitaban para presentar su propia moci¨®n de censura contra el primer ministro, Manuel Valls. Solo les faltaron dos. Con semejante tensi¨®n interna, el jefe del Gobierno se enfrenta este jueves al texto de reprobaci¨®n presentado por la derecha y los centristas. Algunos rebeldes amenazan con votarlo.

La frustrada moci¨®n de censura de la izquierda fue suscrita por "una treintena" de parlamentarios socialistas, seg¨²n sus promotores. Entre ellos, los exministros del Gobierno Beno?t Hamon, Aur¨¦lie Philippetti (ambos del PS) y C¨¦cile Duflot (del partido ecologista).

Tras dos a?os de tensiones, los diputados rebeldes deben decidir si siguen o no en el partido. Lo ha dicho el diputado Christophe Caresce, muy cercano a Valls: ¡°Un diputado de la mayor¨ªa no puede participar en una operaci¨®n dirigida a desestabilizar el Gobierno¡±. Es lo que ha hecho, entre otros, el parlamentario Laurent Baumel, portavoz de los rebeldes que se lamentaba de haber sumado solo 56 firmas entre sus filas y las de los verdes y comunistas. Hace unos meses, ya abandon¨® el partido el diputado rebelde Pouria Amirshahi, para quien la censura es ahora necesaria.

Parlamentarios del Partido Socialista se plantean apoyar este jueves la moci¨®n de censura del centroderecha

Otros rebeldes, por el contrario, prefirieron este mi¨¦rcoles no emprender un camino sin retorno y optaron por no firmar la moci¨®n de la izquierda. "No estaban dispuestos a llegar hasta ah¨ª. Votar una moci¨®n de censura es un acto pol¨ªtico que algunos no est¨¢n dispuestos a cruzar", ha dicho Baumel.

Sin embargo, algunos de los 56 firmantes de la frustrada moci¨®n de la izquierda anunciaron el martes su disposici¨®n incluso a apoyar la de la derecha ante la ¡°deriva ileg¨ªtima¡± del Ejecutivo, en palabras del jefe de los cr¨ªticos, Christian Paul. Para la c¨²pula del partido, Paul ¡°ha cruzado una l¨ªnea roja¡± y le expulsar¨¢ si vota a favor de la reprobaci¨®n. "Hay l¨ªmites. No puede haber diputados de izquierdas que voten una moci¨®n de censura de la derecha".

La convivencia en el partido y en el grupo parlamentario es ya inviable tras lo ocurrido estos d¨ªas. Valls decidi¨® el martes aprobar por decreto la pol¨¦mica reforma laboral y suspender el debate de las 5.000 enmiendas presentadas contra el proyecto en la Asamblea Nacional. Lo hizo porque no ten¨ªa apoyos parlamentarios suficientes debido a que unos 40 cr¨ªticos de su partido advirtieron que no apoyar¨ªan el contestado proyecto legal.

Como consecuencia, los conservadores de Los Republicanos (190 de los 577 diputados) y los centristas (30 esca?os) presentaron la moci¨®n de censura. Lo hacen, argumentan en el escrito, porque ¡°la situaci¨®n de Francia hace necesarias profundas reformas que este Gobierno es incapaz de sacar adelante¡±. La moci¨®n tiene pocas posibilidades de salir adelante. Tendr¨ªa que ser apoyada por la mayor¨ªa absoluta de la C¨¢mara baja (289 diputados). A los votos de la derecha y los centristas tendr¨ªan que sumarse los ecologistas (18), comunistas (15) y una cuarentena de socialistas.

Mientras, el decretazo de Valls ha calentado a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos en los sindicatos, la izquierda radical y el movimiento de indignados #Nuitdebout, que preparan nuevas movilizaciones por todo el pa¨ªs y se plantean una gran manifestaci¨®n en Par¨ªs. Para este jueves, se prev¨¦n nuevas protestas. Siete sindicatos han convocado otras para los d¨ªas 17 y 19. Horas despu¨¦s de que Valls anunciara el decretazo, miles de personas salieron a la calle por toda Francia, 500 en las cercan¨ªas de la Asamblea.

¡°La m¨¢quina de perder elecciones est¨¢ a pleno rendimiento¡±, ha dicho la diputada socialista Karine Berger. Solo faltan once meses para que el presidente Fran?ois Hollande lo compruebe.